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terapéuticas, entre las que se encuentra la trombólisis, deben ser con-

troladas por el oftalmólogo, aunque dicha opción está en parte contra-

indicada tras algunos procedimientos quirúrgicos. En un estudio

clínico preliminar se mostró que la fibrinólisis a través de un catéter

insertado en la arteria oftálmica a las 6-8 horas del inicio del cuadro

clínico deOACR espontánea, se asoció con unmejor pronóstico visual.

Se está llevando a cabo un estudio multicéntrico para valorar su efica-

ci

a 55

. En los estudios con animales se ha demostrado que la hipotermia

localizada en el ojo afectado es una técnica sencilla que reduce la lesión

postisquémic

a 56 ,

por lo que parece razonable su empleo en seres

humanos por ser una técnica que conlleva riesgos mínimos.

Prevención

Como la oclusión arterial retiniana perioperatoria es debida con

mayor frecuencia a la aplicación involuntaria de presión externa

sobre el ojo, el anestesista debe tomar medidas para evitar la com-

presión del globo ocular. Se debe evitar que la mascarilla de anestesia

comprima el ojo. Si la cirugía tiene lugar cerca del área de la cara, el

brazo del cirujano no debe apoyarse sobre el ojo del paciente. Cuando

se debe colocar al enfermo en posición de decúbito prono durante

la cirugía, deberá usarse un reposacabezas almohadillado con una

apertura para evitar la presión sobre los ojos, que habrá que vigilar

periódicamente, mediante palpación o visualización. El reposacabe-

zas en herradura debe utilizarse con mucho cuidado en los pacientes

colocados en decúbito prono. Hoy en día existen alternativas más

seguras. Este reposacabezas no debe utilizarse para realizar una

cirugía raquídea cervical con el paciente en decúbito prono, debido

a la alta probabilidad de que el cirujano mueva la cabeza del paciente,

lo que podría dar lugar a un cuadro de compresión ocular.

Mientras el paciente esté en la posición de decúbito prono es

aconsejable examinar los ojos periódicamente. En los estudios reali-

zados con pacientes no existen datos que permitan establecer la fre-

cuencia de estas comprobaciones. Teniendo en cuenta los resultados

de los estudios con roedores en los que se eleva la PIO, lo aconsejable

es explorar los ojos, para comprobar que no se han producido cambios

de su posición y que no sufren compresión externa, al menos cada

20 minutos. Si la cabeza del paciente no encaja correctamente en el

reposacabezas (p. ej., por ser muy grande) o en caso de realizar cirugía

sobre la columna cervical, se debe valorar usar un sujetacabezas;

algunos cirujanos lo emplean de forma sistemática, incluso para rea-

lizar cirugía sobre la columna lumbar, lo que elimina la posibilidad

de que los ojos sufran presión, aunque deben sopesarse los riesgos

asociados con este procedimiento. Para la mayoría de las intervencio-

nes en las que se coloca al paciente en posición de decúbito prono,

en nuestra experiencia recomendamos emplear cualquiera de los

reposacabezas cuadrados de espuma que pueden adquirirse en el

mercado. La cabeza se coloca mirando hacia abajo en una posición

neutra. Los ojos y la nariz se sitúan en la porción abierta del

reposacabezas, gracias a lo cual el anestesista puede controlar la

presión por debajo, de forma periódica y con facilidad. Cuando se

utiliza una pieza de cabeza transparente sobre la mesa de operaciones,

se puede colocar un espejo por debajo para observar indirectamente

los ojos sobre el reposacabezas. El Prone View resulta de utilidad

porque combina un reposacabezas de espuma con un espejo colocado

inmediatamente por debajo, lo que permite observar los ojos con

facilidad durante la cirugía. Cuando la cabeza se coloca en decúbito

prono en un reposacabezas cuadrado de espuma convencional se

desaconseja utilizar gafas protectoras para cubrir el ojo.

Durante la cirugía nasal y sinusal, y en las intervenciones

neurorradiológicas, las medidas más importantes consisten en

evitar las inyecciones involuntarias en la circulación ocular y el

compromiso de dicha circulación. Tras una cirugía sinusal endos-

cópica se deben descartar signos de elevación aguda de la PIO que

pudieran indicar la presencia de una hemorragia orbitaria. En caso

de observar dichos signos, se debe consultar con un oftalmólogo de

manera inmediata. La embolización durante la DCP todavía es una

causa de oclusión vascular retiniana. Se necesitan mejores medios

para detectar y prevenir esta complicación. Algunas maniobras qui-

rúrgicas pueden disminuir la incidencia de embolias arteriale

s 57,58

.

Neuropatía óptica isquémica

La neuropatía óptica isquémica suele aparecer de manera espontá-

nea, sin signos de aviso. Es la causa principal de pérdida súbita de

visión en los pacientes mayores de 50 años. En EE.UU. se ha esti-

mado una incidencia de la NOI no arterítica de 2,3 casos por año

y por cada 100.000 habitante

s 59 .

Los dos tipos de NOI, anterior

(NOIA) y posterior (NOIP) pueden ser arterítica o no arterítica.

La NOIA arterítica responde a los corticoides y su causa es la arte-

ritis de la temporal. Esta enfermedad sistémica, que suele aparecer

en pacientes mayores de 60 años, es más frecuente en mujeres. La

NOI de aparición espontánea, no relacionada con intervenciones

quirúrgicas, suele tratarse de una NOIA. El mecanismo específico

y la localización de la lesión vascular siguen siendo desconocido

s 60 .

Recientemente se ha descrito un modelo de NOIA en roedore

s 61 .

La NOI no arterítica es mucho más habitual que la variedad

arterítica, y es la variedadmás frecuente en el período perioperatorio.

Este trastorno puede producirse después de múltiples procedimien-

tos quirúrgicos, la mayoría tras cirugía cardiotorácic

a 62,63 ,

operacio-

nes de fusión vertebral instrumentad

a 9,10,64-66

y cirugías de cabeza y

cuell

o 67,68

y nasal o sinusa

l 69,70

. También se han descrito casos tras

cirugía vascular, procedimientos urológicos y de cirugía general,

cesáreas y otras intervenciones ginecológicas, y liposuccione

s 1,71-76 .

La mayoría de los casos de NOI perioperatoria se han producido en

adultos, aunque algunos han sido descritos en niño

s 77 .

Aunque existen muchos estudios clínicos sobre la NOIA de

aparición espontánea, son escasos los referentes a la NOIP. La falta

de estudios controlados, la ausencia de un modelo animal, y el esca­

so conocimiento de la enfermedad y de los factores de riesgo limita

el conocimiento de la NOI perioperatoria. La mayor parte de

nuestros conocimientos deriva de la publicación de casos individua-

les y de grupos de casos, de los que el mayor y el mejor descrito es

el del registro de pérdida de visión postoperatoria de la AS

A 10 .

Exis­

te un estudio de casos-controles en pacientes sometidos a cirugía

raquíde

a 9

y dos en pacientes sometidos a cirugía cardíac

a 6,7 .

Mecanismo

La inducción de daño isquémico in vitro a los axones del nervio

óptic

o 78

culmina en la destrucción axonal. La disminución del nivel de

adenosintrifosfato cuando se reduce la concentración de O

2

da lugar

a la despolarización de la membrana, la entrada de Na

+

y de Ca

2+

a

través de canales específicos dependientes de voltaje y la inversión de

la función de la bomba de intercambio Na

+

-Ca

2+

79 .

La sobrecarga de

Ca

2+

produce un daño celular directo debido a la activación de enzimas

proteolíticas y de otro tipo. La NOI puede producir la lesión neuronal

por un mecanismo de muerte celular apoptótica, que puede verse

estimulada in vitro por la disminución del aporte de oxígen

o 80 .

La interrupción de la barrera hematoencefálica es un fenó-

meno que ocurre en las etapas iniciales de la NOIA, lo que se

demuestra en los pacientes afectados por la fuga de colorante en la

cabeza del nervio óptico durante la angiografía con fluoresceín

a 81 .

Desde el punto de vista clínico, esta pérdida de colorante se corre-

laciona con el desarrollo temprano del edema de papila, e incluso

puede observarse antes del inicio de los síntoma

s 82 .

No se conoce

con exactitud la relación entre la interrupción de la barrera hema-

toencefálica y la aparición de una lesión isquémica. Existen estudios

previos que mostraron las propiedades de la barrera hematoence-

fálica clásica en la cabeza del nervio óptic

o 83

; sin embargo, los

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Cuidados postoperatorios

VI