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Generalidades sobre anestesia

y cuidados críticos

Linda Liu y Michael A. Gropper

Puntos clave

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1.

Hacia el año 2030, sólo el 35% de los intensivistas

necesarios estarán disponibles para incorporarse a la

plantilla de las unidades de cuidados intensivos.

2.

La consulta obligatoria con un intensivista podría reducir

la mortalidad en las unidades de cuidados intensivos

hasta en un 29%.

3.

La corticoterapia, el control estricto de la glucemia y la

proteína C activada están siendo estudiados activamente

por ensayos controlados aleatorizados como tratamiento

de la sepsis.

4.

Los pacientes con lesión pulmonar aguda o síndrome de

dificultad respiratoria aguda deben recibir ventilación

mecánica con volúmenes corrientes de 6ml/kg de peso

corporal ideal.

5.

La mortalidad de la insuficiencia hepática aguda en

pacientes a los que no se realiza un trasplante hepático es

elevada y se debe principalmente a la insuficiencia de

órganos en varios sistemas, la sepsis y el edema cerebral.

6.

El inicio más precoz de la diálisis y de volúmenes de

filtración más elevados en los pacientes con insuficiencia

renal aguda parece asociarse con una menor mortalidad.

7.

Las iniciativas para mejorar la calidad pueden reducir las

infecciones nosocomiales, la mortalidad y los costes.

8.

Entre las propuestas para evitar la neumonía asociada con

los ventiladores están el mantenimiento del pH gástrico

con sucralfato, la colocación de la cabecera de la cama a

30 grados y la aspiración subglótica de las secreciones.

9.

Una técnica meticulosa de introducción de un catéter

venoso central, que incluya la guía ecográfica, las

máximas precauciones de esterilidad y el uso de catéteres

con cubierta antibiótica, puede reducir la tasa de

infecciones hemáticas relacionadas con el catéter.

La práctica de los cuidados críticos, que tuvo su origen en la década

de 1940, cuando los anestesistas proporcionaron tratamiento de

soporte vital a pacientes con polio, ha sufrido cambios revolucionarios.

El desarrollo de nuevos equipamientos, procedimientos y fármacos ha

permitido a los intensivistas tratar a los pacientes críticos y mantener-

los con vida mediante procedimientos cada vez más invasivos. En la

pasada década ha tenido lugar una nueva revolución, con la introduc-

ción de la medicina basada en la evidencia en la práctica de la unidad

de cuidados intensivos (UCI). En este capítulo se analiza la estructura

y la dotación de personal de las UCI y se comentan estudios que

evalúan el valor de los intensivistas como personal al cargo. A conti-

nuación se revisa cómo la dotación de personal con intensivistas

puede mejorar los resultados, especialmente con la implementación

de prácticas basadas en la evidencia. Se presta una especial atención a

la ejecución y relación coste-beneficio de las nuevas prácticas clínicas.

Por último, revisamos el tratamiento de algunos diagnósticos comunes

que se encuentran durante el cuidado de los pacientes críticos.

Organización de la unidad

de cuidados intensivos

El envejecimiento de la población y la cada vez mayor disponibili-

dad de la tecnología médica han convertido a las UCI en un com-

ponente fundamental del cuidado hospitalario moderno. Se estima

que cerca del 0,5-1% del producto interior bruto de Estados Unidos

se emplea en los cuidados crítico

s 1

. Dada la magnitud de este gasto,

gran cantidad de investigaciones se han centrado en cómo puede

prestarse dicha atención con la mejor relación coste-beneficio.

Aunque las UCI comenzaron como salas abiertas en las que cual-

quier médico podía ingresar pacientes, cada vez están siendo más

jerarquizadas. La mayoría de las UCI poseen en la actualidad un

director médico designado que es responsable del manejo general

del tratamiento de los pacientes y de las políticas.

Función del director médico

Cada UCI debería tener un médico con un certificado de un comité

o perteneciente a un comité de certificación en cuidados críticos para

trabajar como director médic

o 2 .

El papel del director médico es ase-

gurar la calidad y seguridad de la asistencia a los pacientes en la UCI.

Entre sus responsabilidades se suelen incluir la educación del personal,

las decisiones de clasificación de los pacientes, el desarrollo de proto-

colos clínicos y las mejoras del funcionamiento. Con frecuencia los

anestesistas ejercen el papel de directores médicos, sobre todo en las

UCI quirúrgicas. Como médicos de hospital que son, se encuentran

especialmente bien situados para apreciar los asuntos que afectan al

cuidado de los pacientes y el flujo adecuado de enfermos desde los

quirófanos a la UCI. En 1994, la Society of Critical Care Medicine

describió los 7 deberes organizativos del administrador de una UC

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