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Cuidados críticos

VII

1. Clasificación de los ingresos y las altas.

2. Desarrollo de directrices o protocolos terapéuticos.

3. Recogida de datos.

4. Implicación en la aprobación de presupuestos.

5. Actualización del material y de las prácticas de la unidad.

6. Fomento del uso eficiente del material y de los recursos del

personal.

7. Responsabilidad en la coordinación y extensión de la edu-

cación continua del personal del hospital y de la UCI.

Debido a la importancia cada vez mayor del director médico

y al compromiso temporal necesario, el hospital debe proporcionar

fondos económicos en sueldos que permitan la inversión adecuada

de tiempo en el puesto.

Dotación de personal

Se encargó al Committee on Manpower for Pulmonary and Criti-

cal Care Societies (COMPACCS) por parte de la American Thora-

cic Society, el American College of Chest Physicians y la Society of

Critical Care Medicine que determinase los patrones actuales en el

cuidado de los pacientes críticos. De forma más concreta, el comité

examinó la demanda actual y prevista de servicios de cuidados

intensivos y la disponibilidad de médicos según los recursos actua-

les y los programas de formación en el presente. El estudio observó

que los intensivistas atendían al 37% de todos los pacientes ingre-

sados en UCI de hospitales estadounidenses en 199

7 4

. Se espera

que la demanda de intensivistas se incremente, con una disponi­

bilidad que supondrá el 35% de la demanda hacia el año 2030

( fig. 81-1 )

. La

tabla 81-1

describe la contribución de varias especiali­

dades a la hora de proporcionar cuidados críticos.

Los anestesistas en los cuidados críticos

Aunque los cuidados críticos fueron puestos en marcha por aneste-

sistas, éstos representan un porcentaje cada vez menor de los médicos

dedicados a prestar cuidados críticos. El estudio del COMPACCS,

llevado a cabo entre 1996 y 1999, encontró que los anestesistas supo-

nían el 6,1% de todos los intensivistas como fuerza productiv

a 4

. Los

anestesistas están especialmente bien instruidos para el tratamiento

de pacientes críticos y, de hecho, suelen realizarlo de forma corriente

en el quirófano. Sin embargo, determinados factores han llevado a la

reducción del número de anestesistas que ejercen su labor en la UCI.

Esta tendencia llega en unmomento en que existe una necesidad cada

vez mayor de intensivistas. Los datos más recientes del Accreditation

Council for Graduate Medical Education muestran que hay 53 anes-

tesistas cursando becas de formación en 52 puestos de medicina

intensiva, mientras que hay 1.087 médicos intensivistas/neumólogos

en 128 becas de formació

n 5 .

El motivo de la reducción en la representación de los anes-

tesistas en cuidados críticos es multifactorial. La retribución de los

servicios prestados en cuidados críticos suele ser menor que la que

se percibe por los servicios de anestesia en cirugía. El adiestra-

miento en la subespecialización de los anestesistas en cuidados

críticos crea una situación peculiar en la que dicha formación da

lugar a una menor compensación. En Europa, donde no existen

tantas diferencias entre las retribuciones de un puesto de trabajo

en quirófano o en la UCI, la mayoría de los servicios de cuidados

críticos los proporcionan anestesista

s 6 .

El American Board of Anes-

thesiology y la American Board of Anesthesiology (ASA) han

comenzado a estudiar el papel cada vez menor de los anestesistas

en la medicina intensiva. Entre los posibles cambios propuestos se

encuentra incluir un componente cada vez mayor de aprendizaje

de los cuidados críticos durante la residencia en anestesiología.

También se han propuesto «residencias experimentales» que

formen a la vez en los campos de la anestesiología y los cuidados

críticos, en una mezcla entre residencia y beca de formación.

Equipos de respuesta rápida

Los equipos de respuesta rápida (ERR) fueron creados inicialmente

para identificar y tratar a los pacientes con deterioro fisiológico en

las plantas hospitalarias de cuidados generales. La premisa era que

si se pudiera iniciar una intervención adecuada lo suficientemente

pronto, se podrían evitar complicaciones críticas, como una parada

cardíaca o respiratoria. Los programas de ERR pueden estar inte-

grados por numerosos profesionales, como médicos, personal de

enfermería, terapeutas respiratorios y farmacéuticos. Se han publi-

cado gran cantidad de artículos sobre programas de ERR, pero la

mayoría son descriptivos. Sólo unos pocos han comparado resul-

tados entre grupos control y grupos de intervenció

n 7 .

Entre los

cinco estudios observacionales que estudiaron la mortalidad

intrahospitalaria tras la puesta en práctica de un programa de ERR,

dos estudios observaron una mejoría estadísticamente significativa

en la mortalida

d 8,9

, dos observaron una reducción de la mortalidad,

aunque no estadísticamente significativ

a 10,11

, y uno arrojó datos

equívoco

s 12 .

De los dos estudios aleatorizados que estudiaron la

mortalidad intrahospitalaria y los ERR, el realizado en un solo

centro encontró un resultado que favorecía significativamente a los

programas de ERR (cociente de probabilidades de mortalidad, 0,52;

intervalo de confianza [IC] del 95%, 0,84 a 1,28

) 14 .

A pesar de la escasez de datos existentes, varias organiza­

ciones han aconsejado la aplicación de programas de ERR. El

Institute for Healthcare Improvement añadió programas de ERR

como una de sus seis intervenciones de la campaña «Salvemos

Figura 81-1

 Pronóstico de la disponibilidad y la demanda de intensivistas

hasta 2030. ETC indica equivalentes a tiempo completo. Las

líneas

representan el modelo base, mientras que los bordes de las

áreas

sombreadas

representan los límites superiores e inferiores del análisis de

sensibilidad. (

De Angus DC, Kelley MA, Schmitz RJ y cols.: Current and

projected workforce requirements for care of the critically ill and patients

with pulmonary disease. Can we meet the requirements of an aging

population?

JAMA

284:2762-2770, 2000

.)