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Cuidados críticos

VII

publicados, el desarrollo e implementación de protocolos, por todas

sus complejidades, fracasarán sin ayuda, comprensión y sentido de

la propiedad de un extenso equipo multidisciplinario.

Fundamentos para el desarrollo

de un protocolo

Los protocolos de medicina intensiva o guías de práctica clínica

(GPC) se originaron de la necesidad de establecer una disminución

en la variabilidad de la práctica clínica al mismo tiempo que se

mejoraba la calidad de la asistencia y el resultado de los pacientes

usando la mejor evidencia disponible. Un editorial de 1994, publi-

cado en el

British Journal of Medicine

, pronosticó: «la medicina

basada en la evidencia es un frase que en la actualidad sólo conocen

unos pocos médicos pero que todos conocerán en un milenio

» 8 .

Aunque resultó ser una predicción precisa, nadie podía haber pre-

visto el cambio en el paradigma de asistencia que crearía. Más que

tratar a los pacientes en función de las evidencias empíricas o las

anécdotas, los intensivistas de hoy se enfrentan a una plétora de

datos objetivos a partir de los que deben determinar qué será más

eficaz para un paciente o población particular. La calidad de estos

datos objetivos y la robustez del análisis estadístico continúan

mejorando. Aunque muchos protocolos actuales se basan en los

datos de múltiples ensayos aleatorizados, controlados (EAC), es

interesante observar que más de la mitad de las guías clínicas publi-

cadas antes del año 2000 no se basaba en evidencias de los EA

C 9

.

En medicina intensiva hay un elevado número de interven-

ciones para las que se ha demostrado que reducen la morbilidad y

mortalidad al mismo tiempo que reducen los coste

s 10-14

. A pesar de

esto, continúa presente una disparidad entre la mejor evidencia y la

mejor práctica clínic

a 15,16

. Esto puede deberse al respeto de los

médicos por sus tutores o a la imposibilidad de incorporar las

nuevas evidencias en los dogmas tradicionales. La medicina basada

en la evidencia y su consecuencia inevitable, el desarrollo de proto-

colos, son el resultado de los nuevos tipos de evidencias que se están

generando. A medida que aumentan las nuevas evidencias, los

médicos tienen la responsabilidad de analizar de manera crítica los

datos de un modo que sea razonable e imparcial con el de otros

profesionales que llevan a cabo una investigación similar. La utili-

zación de una estrategia uniforme para cada evidencia acarrea ven-

tajas y desventajas

( tabla 82-1 ) 17

. El desarrollo de un protocolo o

guía debe indicar explícitamente el sistema de gradación objetivo

usado para categorizar y clasificar los datos, si se ha usado alguno.

La base del desarrollo de GPC incluye: 1) la mejora del

pronóstico del paciente, 2) el establecimiento de patrones de asis-

tencia (sean institucionales o dentro de una especialidad) y 3) el

cambio de los patrones de la práctica clínica

18 .

Aunque estos puntos

constituyen la base de las guías, el objetivo primario de cualquier

protocolo nuevo es la mejora de la calidad de la asistencia. La

definición de la calidad es un tema de debate; no obstante, utiliza-

remos la definición del Institute of Medicine: «el grado hasta el cual

los servicios sanitarios para los individuos y las poblaciones

aumentan la probabilidad de los resultados deseados de salud y

coinciden con los conocimientos profesionales actuale

s 7,19 »

. La

mejora continua de la calidad (MCC) es un término originado en

el ámbito empresarial y fue acuñado por W. Edgard Deming. Éste

era un experto estadístico pero se le conoce mejor por la influencia

positiva que tuvo en la producción en los Estados Unidos durante

la Segunda Guerra Mundial. Enseñó a los ejecutivos cómo mejorar

el diseño y la calidad de los productos a través de una evaluación

objetiva, pruebas y exámenes, y una nueva valoración. La MCC

contrasta con el análisis tradicional, reactivo de raíz-causa, que

presta atención al reconocimiento de un problema y, acto seguido,

identifica un «acontecimiento fundamental» (o acontecimientos)

relacionados causalmente. En la MCC, se evalúan todos los aspec-

tos del contexto de la medicina intensiva y se consideran como

objetivos potenciales para las iniciativas de mejor

a 20,21

. Una vez se

identifica una, se elabora un sistema para valorar la eficacia o el

resultado de una intervención concret

a 22 .

Más adelante, este cambio

se valora y modifica continuamente a través de un sistema de

valoración intern

o 23

. En función de los objetivos de una unidad

particular de medicina intensiva, las intervenciones pueden desti-

narse de la manera apropiada.

La selección de un objetivo particular para la mejora de la

calidad no debe tomarse a la ligera, porque un objetivo inapropiado

puede traducirse en conclusiones incorrectas y, por lo tanto, en

intervenciones inapropiadas. Un ejemplo podría ser un objetivo de

«reducir los reingresos en la UCI». Aunque, sin duda, se dispone

de datos apropiados que respaldan que los pacientes que son rein-

gresados en la UCI experimentan un aumento significativo de la

mortalidad y de la duración de la estancia, es más probable que los

reingresos representen un problema de calidad en el ámbito post-

UCI o podrían representar un epifenómeno asociado con la gra-

vedad de la enfermeda

d 20,24-27 .

Los objetivos de calidad no deben

limitarse a las variables como la morbilidad y la mortalidad. Puede

ser de la misma importancia un objetivo de «cambio en el proceso»,

como la administración de aspirina o bloqueadores

b

en pacientes

con un síndrome coronario agudo. De forma parecida, los objetivos

de «percepciones de la asistencia» (p. ej., satisfacción del paciente,

alivio del dolor y las náuseas) son apropiados y requieren el mismo

proceso de nueva valoración que cualquier otra variabl

e 28 .

En una

revisión reciente se identificaron las intervenciones y parámetros

de calidad que, después de una revisión sistemática de los estudios

publicados, mejoraron el resultado del pacient

e 11

. Los parámetros

de calidad que fueron valiosos (en función del efecto, viabilidad y

potencia de la evidencia) incluyeron los siguientes:

1. Porcentaje de pacientes con neumonía asociada al ven­

tilador.

2. Porcentaje de pacientes con infecciones resistentes.

Tabla 82-1

 Ventajas y desventajas de utilizar el mismo sistema de gradación

de la evidencia para implementar los protocolos en la UCI

Ventajas

Desventajas

• Disponer de diferentes sistemas

para la valoración de diversas

intervenciones podría generar

confusión.

• Se reducen las probabilidades de

que los individuos con intereses

personales sesguen los resultados

mediante la selección de un

sistema de gradación concreto.

• Las limitaciones de la evidencia

son más claras cuando se

comparan dos conclusiones

dispares con un sistema de

gradación similar.

• Como consecuencia de la

identificación de lagunas en las

evidencias puede generarse una

mejor investigación.

• Las intervenciones que no puedan

estudiarse con ensayos

aleatorizados no se valorarán o

podrían dar lugar a una

conclusión falsa negativa.

• Un sistema individual que pueda

clasificar adecuadamente las

evidencias a través de una amplia

variedad de intervenciones podría

ser excesivamente complejo.

Adaptada de Schunemann HJ y cols.: Improving the use of research evidence in

guideline development: 9. Grading evidence and recommendations.

Health Res

Policy Syst

4:21, 2006.