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Protocolos en la UCI

En esta sección se presta atención a tres protocolos utilizados

actualmente en las unidades de cuidados intensivos. El objetivo no

es definir un algoritmo de asistencia concreto sino más bien ilus-

trar el proceso que varios grupos han seguido para establecer las

mejores prácticas clínicas. Cada tema presentado demuestra un

aspecto diferente del desarrollo e implementación del protocolo.

Control glucémico

Desde la publicación del estudio fundamental «Lovaina», se han

publicado literalmente cientos de protocolos de implementación de

un control glucémico estricto (CGE)

(v. cap. 81 ) 12

. Además, este

estudio individual ha cambiado el patrón de asistencia en las UCI

quirúrgicas y diversas sociedades profesionales han adoptado desde

entonces el CG

E 66,67 .

El debate real ha sido cómo obtener de forma

óptima una euglucemia y, dentro de sus propias estructuras, los

grupos deben identificar un protocolo que sea eficaz para ellos.

Puede observarse un ejemplo ilustrativo de un diseño de protocolo

racional con la experiencia del Stamford Hospital

( fig. 82-1 ) 68 .

Aunque el protocolo real elaborado por este grupo puede ser dife-

rente de otros, el proceso del diseño y los pasos a seguir deberían

servir de modelo para los que desean emprender una tarea similar.

Al principio, se plantea el problema (es decir, «la hiperglucemia se

asocia con un aumento de la mortalidad hospitalaria»). Se efectúa

una revisión de los estudios publicados pertinentes y se confirma el

problema. Se establece un sistema para cuantificar con precisión

el problema en la institución, determinar las variables pertinentes y

valorar el resultado. Un equipo multidisciplinario emprende la tarea

de diseñar un protocolo para corregir el problema. Por último, se

establece la implementación satisfactoria del protocolo y se efectúa

un análisis estadístico para validar la influencia del protocolo.

Transfusión

Se estima que un tercio de pacientes ingresados en una UCI de los

Estados Unidos recibirá una transfusión de sangre (v.

cap. 45

) 69,70 .

Aunque, sin duda, la etiología de la anemia en pacientes ingresados

en unidades de cuidados intensivos es multifactorial y no siempre

evidente, las implicaciones del tratamiento son cada vezmás clara

s 71-73 .

El riesgo de infecciones relacionadas con la transfusión ha dismi-

nuido pero persiste. No obstante, lo que se ha hecho más evidente es

la multitud de complicaciones no infecciosas asociadas a las transfu-

siones alógenas, incluida la lesión pulmonar aguda y la inmunomo-

dulació

n 74,75 .

La acumulación de estos datos negativos se ha traducido

en el abandono de la norma de «10/30», antaño aceptada y propuesta

por primera vez en 194

2 76 .

Por lo tanto, ¿cuándo los intensivistas

toman la decisión de «iniciar» una transfusión apropiada?

La mejor evidencia con respecto a la eficacia de la transfu-

sión de un concentrado de hematíes procede del Canadian Critical

Care Trials Grou

p 38 .

Los pacientes tratados con una estrategia res-

trictiva de transfusión (mantenimiento de una concentración de

hemoglobina de 7,0-9,0 g/dl, con un umbral de transfusión de 7,0 g/

dl) obtuvieron resultados equivalentes (con una tendencia hacia

una mejora del resultado), comparado con una estrategia de trans-

fusión liberal (mantenimiento de una concentración de hemoglo-

bina de 10-12 g/dl, con un umbral de transfusión de 10 g/dl). Desde

entonces, se han publicado dos estudios multicéntricos, a gran

escala sobre evaluación de la estrategia de transfusión. En el ensayo

ABC (Anemia and Blood Transfusion in Critically ill patients) se

examinaron los riesgos y beneficios de las transfusiones en una

extensa población europe

a 77 .

Los autores pudieron demostrar una

correlación positiva entre la recepción de una transfusión y la

mortalidad a 28 días (22,7% frente al 17,1%,

p

=0,02). Además, el

riesgo de mortalidad aumentó de un modo relacionado con la dosis

con un número creciente de transfusiones. Un segundo estudio, el

ensayo CRIT, efectuó un análisis similar en los Estados Unido

s 70 .

Una vez más, la transfusión se asoció independientemente con la

mortalidad, y el aumento de las transfusiones de concentrados de

hematíes se asoció con una tasa mayor.

Sin embargo, la implementación de un protocolo de trans-

fusión requiere algo más que una comprensión superficial de los

estudios publicados. Como se ha revisado previamente, la imple-

mentación necesita una comprensión de la infraestructura, organi-

zaciónde un equipomultidisciplinario, una clasificación sistemática

de los estudios publicados, y un medio para determinar el efecto y

la variabilidad en la práctica clínica. Cuando se revisan los estudios

publicados sobre este tema, uno empieza a darse cuenta de que el

desarrollo de un «protocolo» de transfusión no tiene sentido sin

abordar una estrategia global de conservación de la sangre. Y este

aspecto no puede pasar desapercibido en el diseño del protocolo.

Es posible que el efecto neto de la implementación del protocolo

no tenga trascendencia alguna sin abordar las variables de confu-

sión. Aquéllas con una influencia en el riesgo de transfusión inclu-

yen, entre otras, las siguientes: contribución de la flebotomí

a 72,78

,

técnicas insuficientes de salvament

o 79,80

y la falta de atención a los

fármacos hemostáticos apropiado

s 81 .

Se ha publicado uno de los

planes más cohesivo y lógico para abordar este tema y debe usarse

como modelo para la implementación apropiada del protocol

o 82

.

Destete del ventilador

En la UCI hay pocas intervenciones basadas en un proceso que se

hayan estudiado con mayor rigor que el destete de la ventilación

mecánica

(v. caps. 81 y 83 )

. De hecho, en este campo se han exami-

nado y validado protocolos que han culminado en las guías basadas

en la evidenci

a 83-88

. Debido al abundante número de datos, incluidos

tres ensayos aleatorizados y controlados a gran escala que han

demostrado una disminución de la duración de la ventilación mecá-

nica, se puede considerar a un intensivista negligente si en la actua-

lidad no dispone de un protocolo para abordar este problem

a 41,89,90 .

Sin embargo, la razón de que se haga hincapié en los protocolos de

destete del ventilador es que ilustran un aspecto decisivo para

entender cuándo deben diseñarse protocolos: con independencia

del diseño y la implicación del personal, en último término, un

protocolo en la UCI fracasará si no se abordan e incluye en él los

factores de confusión. Con respecto a la ventilación mecánica en la

UCI, un factor de confusión es la sedación y la analgesia. Sin una

interfaz entre el momento del destete y la interrupción de la seda-

ción, está en riesgo el cumplimiento y la eficacia del protocol

o 40,91

.

Futuro de la medicina

protocolizada

Uno de los obstáculos más frecuentes para implementar los pro-

tocolos establecidos es el cumplimiento del médico. Según lo

revisado previamente en el capítulo, a menudo la experiencia

anecdótica es el enemigo de la medicina basada en la evidencia.

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Cuidados críticos

VII