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Protocolos de cuidados críticos

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Sección VII

Cuidados críticos

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

3. Porcentaje de pacientes con infecciones del catéter venoso

central.

4. Número de complicaciones por paciente.

5. Número medio de días de ventilación mecánica.

6. Tasa de hemorragia gastrointestinal.

7. Duración media de la estancia en la unidad de cuidados

intensivos.

8. Satisfacción del paciente.

Una vez un protocolo ha cumplido el estándar de «calidad»,

es necesario valorar el efecto que este proceso tendrá sobre la eficien-

cia y el coste. Los protocolos ineficientes «o los protocolos que crean

una ineficiencia del sistema» son indeseables y es poco probable que

los médicos se adhieran a ellos. La eficiencia no sólo hace referencia

a la facilidad de la implementación, sino también a la influencia

económica global y el momento de la intervención. Además, los

protocolos eficientes reducen la variabilidad del tratamiento y, como

mínimo en teoría, reducen los errores y salvan vida

s 4,29 .

Aunque

desbordado por la práctica clínica basada en la evidencia, el desarro-

llo de un protocolo es un proceso de ensayo y error a nivel local. La

teoría de sistemas nos proporciona muchos de los aspectos decisivos

inherentes en el diseño de protocolos y necesarios para aumentar al

máximo su utilida

d 30,31

. Un teórico fundador del campo del control

del proceso estadístico, Walter Shewhart, describió por primera vez

el examen de un nuevo proceso y la valoración de su influencia en

el sistema global. Shewhart describió una forma de aprendizaje a

través de la acción denominada ciclo Plan-Do-Study-Act (PSA

) 32 .

Uno de los mejores ejemplos de uso del ciclo PSA para implementar

un cambio en la práctica clínica procede de la investigación efec-

tuada por el Northern New England Cardiovascular Disease Study

Group más de una década atrás. Mediante las nuevas valoraciones

continuas de las variaciones en la práctica clínica y la morbilidad y

mortalidad a partir de grandes bases de datos, los miembros del

grupo pudieron desarrollar protocolos para campos como la aneste-

sia, hemostasia y tratamiento con bomba de derivación cardiopul-

monar, y, dentro de la región, obtuvieron una reducción del 24% en

la mortalidad por cirugía con injerto de derivación coronaria.

Paradójicamente, el desarrollo e implementación de los pro-

tocolos puede producir efectos indeseables si, con una influencia

negativa en otros tratamientos de coste elevado, como consecuen-

cia, produce ineficiencias globales. Un ejemplo de esto puede iden-

tificarse con los protocolos de las UCI diseñados para optimizar la

sedación y la eficacia de la analgesia. Aunque se alcanzaron los

objetivos iniciales de ansiólisis y alivio del dolor, los efectos adver-

sos incluyeron ventilación mecánica prolongada, aumento del

riesgo de neumonía nosocomial e inestabilidad hemodinámic

a 34,35

.

El aspecto final de la eficiencia del protocolo que merece mención

es el momento de la intervención. En el mejor de los casos, la

implementación a destiempo de prácticas clínicas basadas en la

evidencia no sirve de nada, y en el peor, es perjudicial. Un ejemplo

incluye los protocolos diseñados para tratar agresivamente la sepsis

grave en el servicio de urgencia

s 36 .

Hoy día, se sabe que la ejecución

de estas estrategias tardíamente en el proceso de la enfermedad

(incluso en un día) aumenta la mortalida

d 37 .

Por tanto, un proto-

colo diseñado para tratar una enfermedad sin identificar, o como

mínimo abordar, las poblaciones de riesgo y el diagnóstico es antie-

conómico y potencialmente asociado a riesgos.

Por último, los protocolos facilitan la investigación clínica

rigurosa. Con unos estándares, definiciones, vías definidas e

intervenciones explícitas, con independencia de que sea prospec-

tiva aleatorizada u observacional, la interpretación de los hallaz-

gos de la investigación mejorará la estabilidad clínica. Los

protocolos definen un estándar que trata de controlar las varia-

bles de confusión. A medida que se examinan y se reproducen, se

genera nueva investigación. Un elevado número de EAC demues-

tra una mejora del resultado con la implementación de proto-

colo

38-42

. Para unos progresos significativos en medicina intensiva,

es preciso que los protocolos adopten continuamente los nuevos

hallazgos y que los intensivistas estén dispuestos a adherirse a las

guías. La capacidad para distinguir la aplicabilidad de una guía o

protocolo concreto basado en la población estudiada es un reto

afrontado por todos.

Diseño del protocolo

En general, el diseño de un protocolo requiere un equipo multi-

disciplinar

o 29

; no obstante, el proceso exige una valoración de las

variables afectadas, la capacidad para clasificar los datos, un

método de nueva valoración continua y una flexibilidad inherente

( tabla 82-2

). Las variables afectadas son factores a los que el pro-

tocolo propuesto afectará indirectamente (de manera positiva o

negativa). Un ejemplo sería un protocolo de sedación/ansiólisis

que no tenga en cuenta el tiempo sometido a ventilación, la inci-

dencia de neumonía nosocomial, náuseas, vómitos, etcétera. En

otras palabras, son las consecuencias de un cambio decidido de la

práctica clínica. Las variables afectadas pueden ser universales,

como en el ejemplo mencionado previamente, o institucionales.

Un protocolo de retirada del ventilador puede parecer adecuado

sobre el papel pero en la práctica es poco realista en función del

personal local de fisioterapeutas respiratorios de un centro con-

creto. De forma parecida, un protocolo de control glucémico en

la UCI puede funcionar en un centro pero no ser tan eficaz en

otro o incluso ser perjudicia

l 43,44 .

La valoración y clasificación de los estudios científicos publi-

cados implica una identificación de las diversas variables afectadas

analizadas en un estudio. Además, la valoración de la «mejor evi-

dencia» debe tener en cuenta la población de pacientes pertinente

al diseño del protocolo. Los miembros del comité que elabora el

protocolo deben conocer los criterios de inclusión y exclusión, al

igual que la prevalencia e incidencia de la enfermedad en un estudio

concreto. Los médicos sólo serán capaces de clasificar la calidad de

las evidencias después de analizar críticamente los estudios de esta

Tabla 82-2

 Proceso para el desarrollo de las guías

Establecer el proceso

Priorizar los problemas

Seleccionar un panel

Declarar los conflictos de interés

Ponerse de acuerdo en los procesos

Pasos preparatorios

Revisión sistemática del problema

Definición de las variables de interés

Preparación de las evidencias para las variables

Gradación de la calidad de las evidencias y fuerza de las

recomendaciones

Definir la calidad de las evidencias para cada variable

Definir la importancia relativa de las variables

Juzgar la calidad

global

a partir de todas las evidencias

Sopesar los beneficios y los riesgos

Sopesar los beneficios y los costes

Determinar la fuerza de las recomendaciones

Pasos siguientes

Implementación y valoración

Reimpresa de The GRADE Working Group: Grading quality of evidence and strength

of recommendations.

BMJ

328:1490, 2004.