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más frecuentes en lactantes y niños con cardiopatías congénita

s 274 .

Estos niños pueden tener una hipertrofia cardíaca y un aumento

de la masa muscular ventricular suficiente para proporcionar un

sustrato anatómico para los frentes de onda de reentrada que

inician o mantienen la TV o la FV.

Actividad eléctrica sin pulso y asistolia

La AESP, como en los adultos, comprende trastornos en los que

existe alguna forma de actividad eléctrica cardíaca pero sin pulsos

palpables. En los lactantes y niños, este trastorno es principal-

mente un ritmo idioventricular con una frecuencia muy lenta e

irregular (bradiasistolia) y es el predecesor habitual de la asistolia

ventricular. Cuando la AESP está presente, se hará todo lo posible

para identificar las causas tratables inmediata y agresivamente.

Como en los adultos, los diagnósticos en los que hay que pensar

inmediatamente son hipovolemia, neumotórax a tensión, tapona-

miento cardíaco, hipoxemia o acidosis (o ambas) o hipotermia. La

consideración inmediata de estas posibilidades y la orientación

adecuada del tratamiento evitan la administración de fármacos

que, inevitablemente, convertirán la situación en terminal en caso

de surgir alguna catástrofe subyacente potencialmente reversible

(v.

fig. 87-18

).

Tanto en la AESP como en la asistolia, el fármaco de elección

es epinefrina, administrada inicialmente a dosis de 0,01mg/kg

(0,1ml/kg de una solución al 1:10.000) por vía intravenosa o

intraósea. La desfibrilación no aporta ventajas en la AESP o la

asistolia y lo más importante es corregir los problemas potencial-

mente reversibles.

Si no puede instaurarse un acceso vascular, se puede usar un

tratamiento inicial con epinefrina a través de un tubo endotra-

queal. La dosis intraósea es equivalente a la dosis intravenosa. A

través de la vía endotraqueal se administran 0,1mg/kg de una

solución al 1:1.000. La dosis puede repetirse cada 3-5 minutos,

mientras persista la parada. Se supone que la epinefrina tiene las

mismas acciones favorables mejorando la presión de perfusión

coronaria y cerebral, según se comentaba anteriormente en la

sección sobre reanimación en los adultos. En un modelo de ani-

males lactantes (cochinillos), la administración de epinefrina

aumentó el flujo sanguíneo cerebral y miocárdico, un dato que

indica que puede ejercer una acción favorable similar en lactantes

y niño

s 287 .

Si no se puede conseguir rápidamente una canulación

venosa en 3 intentos o 90 segundos en la parada cardíaca pediá-

trica, en estos momentos se recomienda utilizar la vía intraósea

con preferencia sobre la administración de fármacos a través del

tubo endotraqueal. El acceso intraóseo es una vía de administra-

ción rápida, segura y eficaz para la reposición de líquidos (incluida

la sangre) y medicamentos en urgencias médicas y traumatológi-

cas. La aguja se inserta perpendicular a la piel en la tibia, aproxi-

madamente un dedo por debajo del tubérculo en la cara

anteromedial. Se percibirá una pérdida de resistencia cuando la

aguja atraviese la cortical. Las concentraciones de fármacos que

se consiguen con esta vía de administración son casi equivalentes

a las obtenidas con la administración intravenos

a 288

. Para garan-

tizar que los medicamentos administrados por la vía intraósea

entran con rapidez en la circulación, los líquidos deben adminis-

trarse en bolo.

En la RCP de lactantes y niños se recomienda realizar una

prueba rápida de glucosa y se inyectará ésta en caso de existir

hipoglucemi

a 9,279

. También se valorará su administración en los

lactantes y niños que no respondan a la reanimación. No obstante,

como se ha comentado antes en la parada cardíaca de los adultos,

se evitará el uso sistemático de las soluciones de glucosa por su

posible efecto adverso sobre la evolución neurológica y porque

su administración puede provocar hiperglucemia y diuresis osmótica

secundaria. Si es necesario administrarla, la dosis es de 0,5-1,0g/kg

i.v. en una solución de suero glucosado al 25% (2-4ml/kg) en los

lactantes y niños, preferiblemente en infusión continua, y no

en bolo, para evitar el aumento brusco de la osmolalida

d 9,279

. En tal

caso, la solución comercial de glucosa al 50% se puede diluir 1:1

con agua estéril. En los recién nacidos, la concentración de glucosa

administrada no debe superar el 12,5%, por lo que hay que diluir

aún más la solución glucosada al 50%.

En los pacientes pediátricos se observan los mismos proble-

mas ya comentados sobre el tratamiento con bicarbonato sódico

en los adultos. Si se utiliza, puede administrarse inicialmente

1mEq/kg y después 0,5mEq/kg a intervalos de 10 minutos a menos

que las mediciones de pH, Paco

2

y déficit de bases indiquen una

pauta posológica diferent

e 279 .

Asimismo, no hay datos que apoyen

el uso continuado de las sales de calcio en la parada cardíaca de

lactantes y niños. El uso de cloruro cálcico se puede reservar para

el tratamiento agudo de la hiperpotasemia, hipermagnesemia,

hipocalcemia o toxicidad por antagonistas del calcio. En esas situa-

ciones clínicas se pueden administrar entre 0,2 y 0,25ml/kg de

cloruro cálcico al 10% (5-7mg/kg de calcio elemental) y repetir una

vez a los 10 minuto

s 277 .

Taquicardia ventricular sin pulso

o fibrilación ventricular

La FV representa entre el 5 y el 15% de todas las paradas cardíacas

prehospitalarias en pediatrí

a 277,289

y hasta el 20% de las hospitala-

rias. La TV y la FV son relativamente infrecuentes en lactantes y

niños, siendo más probables cuando hay una cardiopatía congénita.

El aumento de la masa muscular cardíaca de las cardiopatías con-

génitas proporciona la base electrofisiológica y anatómica para

mantener los frentes de onda de reentrada. Como en los adultos,

el tratamiento de elección de la TV/FV en niños es la desfibrilación

y no el tratamiento médico.

La desfibrilación puede hacerse con almohadillas de desfi-

brilación para adultos cuando los niños pesanmás de 10 kg, siempre

que haya más de 3 cm de separación entre ellas. En niños menores

de 1 año o que pesen menos de 10 kg se deben usar almohadillas

o palas para lactantes. Se desconocen las dosis de energía para la

desfibrilación segura y eficaz en lactantes y niños. En las Directrices

de 2005 se recomienda usar 2 J/kg para el primer intento de desfi-

brilación con desfibriladores monofásicos o bifásicos. En la desfibri-

lación posterior deben usarse 4 J/k

g 9 .

Mientras persista la parada cardíaca se puede administrar

epinefrina en las mismas concentraciones, vías e intervalos des-

critos en la parada cardíaca por AESP. No hay datos suficientes

sobre el uso de vasopresina en la parada cardíaca pediátrica. En

la FV prolongada que no responde al tratamiento desfibrilador

puede usarse amiodarona a dosis de 5mg/kg o lidocaína a dosis

de 1mg/kg, ambas por vía i.v. o i.o., sin olvidar que después de

administrar el fármaco hay que usar bolos de líquido y que es

necesario no interrumpir las compresiones torácicas y evitar la

hiperventilación.

Uno de los aspectos más difíciles de la reanimación

pediátrica consiste en determinar las dosis correctas de los fár-

macos en medio de una crisis, especialmente cuando no se

tratan con frecuencia paradas cardíacas en lactantes y niños.

Se han propuesto varios esquemas para simplificar este problema.

En la

tabla 87-3

se incorpora una pauta sencilla para seleccionar

la dosis apropiada del fármaco que se debe inyectar según el

peso corporal. Se incluyen los fármacos principales que se

emplean en la reanimación junto con otros fármacos que

podrían usarse en algunas paradas cardíacas o en otras urgen-

cias pediátricas. Para que el tratamiento y la reanimación de un

niño con parada o casi parada cardíaca tengan éxito, es funda-

Reanimación cardiopulmonar: soporte vital básico y avanzado

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Sección VII

Cuidados críticos

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