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Fisiología y anestesia

I

La significación de la concentración plasmática de noradre-

nalina es objeto de una controversia aún mayor. Aunque la médula

suprarrenal secreta un poco de adrenalina, los niveles plasmáticos

generalmente reflejan el desbordamiento producido por la estimu-

lación simpática que no fue captada de nuevo por la terminación

nerviosa. Aunque la recaptación puede ser específica para cada

tejido y verse significativamente influida por alteraciones fisiológi-

cas o enfermedades, este desbordamiento en seres humanos alcanza

entre el 10 y el 20% de la tasa de síntesis de adrenalina de partida

y puede verse muy intensificado en períodos de activación simpá-

tic

a 306

. El argumento que hace más apremiante la utilización de la

noradrenalina plasmática como marcador de la actividad simpática

lo aportan los estudios en animales, en los que los niveles de dicha

noradrenalina reflejan de forma directa la estimulación nerviosa.

Numerosos estudios importantes han correlacionado las elevacio-

nes de las catecolaminas plasmáticas con el estrés agudo o crónico

y han constituido la base para la formulación del concepto de anes-

tesia libre de estrés. La sorprendente relación existente entre tasas

de mortalidad de pacientes con ICC y niveles de noradrenalina

plasmática elevados ha determinado el uso de antagonistas

b

-adre-

nérgicos para el tratamiento de la disfunción ventricula

r 307,308 .

El desarrollo de técnicas radiotrazadoras experimentales

para evaluar la cinética in vivo de las catecolaminas ha proporcio-

nado información adicional de singular interés clínico, en particu-

lar en el ámbito de la cinética regional. Por ejemplo, estudios

basados en las catecolaminas arteriales y venosas indican que el

lecho hepatomesentérico contribuye de forma significativa al acla-

ramiento corporal total de catecolaminas, pero sólo mínimamente

(

<

8%) a su desbordamiento. No obstante, posteriores estudios

sobre la cinética regional de la noradrenalina mostraron que la

liberación intestinal de ésta (

25% del total corporal) era notable-

mente superada por la extracción eficaz en el hígado (

>

80%). De

manera similar, las elevaciones selectivas de la liberación de nora-

drenalina en el corazón, en ocasiones asociadas a isquemia, inicio

prematuro de ICC y taquiarritmias, pueden no resultar aparentes

en la medición de los niveles arteriales o venoso

s 309 .

La observación

de fenómenos que implican desbordamiento regional ha generado

la percepción de que, aunque el estrés activa en ocasiones una

respuesta simpática generalizada, pueden desarrollarse diferentes

patrones en función del estímulo. Es posible que la falta de cohe-

rencia de los niveles de adrenalina plasmática en presencia de

activación simpática de significación clínica dependa de la técnica

de medición o de cada factor generador de estrés en particular.

Considero que,dados los efectos de la edad,la posición y el nivel

de hidratación, los pequeños cambios en los niveles plasmáticos de

catecolaminas se correlacionan escasamente con los cambios hemodi-

námicos y han de interpretarse de forma prudente, mientras que los

incrementos de nivel más significativos (

>

1.000pg/ml) son buenos

indicadores de la activación del sistema nervioso simpático.

Síndromes clínicos

Respuesta al estrés quirúrgico

El estrés quirúrgico, en particular el asociado a operaciones de

cirugía mayor, genera profundas respuestas metabólicas y endocri-

nas. La combinación de alteraciones autonómicas, hormonales y

catabólicas que acompañan a la cirugía se ha denominado respuesta

al estrés quirúrgic

o 310

. A pesar de la generalizada intuición clínica

de que la atenuación de la respuesta al estrés resulta beneficiosa, se

ha establecido un ya prolongado debate en torno a si esta pauta de

actuación afecta de algún modo al resultado final. Son tres las líneas

de evidencia que indican que la atenuación de esta respuesta puede

dar lugar a efectos finales más satisfactorios. En una serie de estu-

dios, la interrupción de la respuesta simpática a la cirugía redujo de

manera significativa el estrés intra y postoperatorio. El uso de infu-

siones epidurales torácicas continuas de anestésicos locales dismi-

nuyó al mínimo el incremento de las catecolaminas, el cortisol y el

glucagón y mejoró los resultados finales. Esta mejora resultó ser

independiente del grado de dolor del paciente, ya que las respuestas

metabólica y endocrina a la cirugía no se redujeron en términos

equiparables en pacientes a los que se aplicaron otros métodos de

alivio del dolor, como antiinflamatorios no esteroideos y opioide

s 311

.

La continuación de las infusiones epidurales hasta bien avanzado

el postoperatorio se consideró esencial para la mejora de los efectos

finales. Las respuestas inflamatoria e inmunológica, necesarias para

el control de las infecciones y la cicatrización de las heridas, no

parecieron verse afectadas. Empleando técnicas similares y otras

maniobras destinadas a reducir el estrés, se obtuvieron recupera-

ciones más rápidas y completas en pacientes de edad avanzada que

habían sido sometidos a resección colónic

a 312

.

Una línea independiente de evidencias en favor de la hipóte-

sis de que la atenuación a largo plazo de la respuesta al estrés influye

sobre la evolución procede de la bibliografía pediátrica. Cuando una

serie de neonatos con cardiopatía congénita compleja fueron some-

tidos a cirugía, aquellos que habían recibido dosis elevadas de sufen-

tanilo en infusión intraoperatoria y en las 24 primeras horas del

postoperatorio para reducir la respuesta al estrés, presentaban

niveles más bajos de

b

-endorfina, noradrenalina, adrenalina, gluca-

gón, aldosterona y cortisol que los controle

s 310

. La tasa de morta­

lidad en el grupo tratado con opiáceos fue inferior de forma

significativa a la registrada en el estudio o en los controles históri-

cos. Las técnicas anestésicas ejercen efectos de notable alcance sobre

las respuestas metabólica y endocrina a la cirugía, y el tratamiento

eficaz de estos reflejos puede modificar los resultados.

Una tercera línea de evidencias es la referida a los resultados

de un estudio multicéntrico del Grupo de Investigación de la Isque-

mia Perioperatoria (v. «

b

-bloqueo perioperatorio»

) 215 .

La capaci-

dad de modificar los índices globales de supervivencia a 2 años

mediante un régimen de

b

-bloqueo ha proporcionado sólidas evi-

dencias de las ventajas de atenuar la respuesta al estré

s 216,217,219

y ha

alterado la práctica clínica con pacientes que presentaban riesgo de

morbilidad cardíaca. Resultados similares se alcanzaron cuando los

a

2

-agonistas perioperatorios se administraban también a pacientes

«de riesgo

» 313 .

Presumiblemente, la disminución del tono simpático

que acompaña a la administración del

b

-bloqueante y del

a

2

-

agonista suprimía la respuesta al estrés y mejoraba los resultados.

Diabetes mellitus

La neuropatía autonómica diabética es la forma más común y estu-

diada de neuropatía autonómica (v. cap. 25). Afecta a entre el 20 y el

40% de los diabéticos insulinodependientes. Los síntomas asociados

a dicha neuropatía diabética suponen un aumento del riesgo durante

la anestesia y la cirugía, debido a mecanismos tanto directos como

indirectos. Entre las manifestaciones frecuentes de este tipo de neu-

ropatía se cuentan la impotencia, la hipotensión postural, la gastro-

paresia,ladiarrea y las alteraciones en la sudoración.El daño temprano

en las pequeñas fibras se manifiesta a través de la pérdida o el empeo-

ramiento de la variabilidad de la frecuencia cardíaca normal contro-

lada vagalmente, por la disminución del tono simpático periférico,

con el consiguiente aumento del flujo sanguíneo, y por la reducción

de la sudoración. En el pie neuropático diabético, la sensibilidad al

dolor y a la temperatura se pierde antes que el sentido del tacto o la

percepción de la vibración. Con la denervación simpática, los nervios

simpáticos que normalmente inervan las arteriolas pequeñas están

ausentes por completo o alejados de forma anómala de sus sitios

efectores. En los casos en que la impotencia o la diarrea son la única

manifestación, ello suele tener escasa influencia sobre la superviven-

cia. Por el contrario, cuando se registran hipotensión postural o gas-

troparesia, las tasas de mortalidad a 5 años son superiores al 50%.

La mayor parte de los médicos reconocen que los pacientes

diabéticos con neuropatía autonómica pueden presentar un mayor