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Fisiología y anestesia

I

de la terminación nerviosa adrenérgica y aumenta la actividad

nerviosa simpática eferente. La angiotensina II también afecta a la

homeostasis del sodio y el agua, por reducción directa de la reab-

sorción tubular del sodio, aumento de la secreción de hormonas

antidiurética y adrenocorticotropa y estimulación de la secreción

de aldosterona. La ECA es también una cinasa que degrada a la

bradicinina, de acción vasodilatadora. La inhibición de la ECA

bloquea la formación de angiotensina II y retarda la descomposi-

ción de la bradicinina, junto con otros efectos sobre las prostaglan-

dinas asociada

s 291 .

Aunque sólo un pequeño porcentaje de los pacientes hiper-

tensos presenta niveles elevados de renina plasmática circulante, el

70% del total de esta población responde a los efectos antihiper-

tensivos de los IECA. En casos con niveles de renina plasmática

elevados (p. ej., pacientes con ICC o estados de depleción de sales)

el tratamiento con IECA ha de iniciarse con dosis bajas, ya que

quienes presentan dicha elevación son muy sensibles a los efectos

de estos fármacos y la administración de dosis estándar de los

mismos puede ir seguida de una fuerte hipotensió

n 213 .

Los IECA han demostrado su utilidad en el tratamiento de

la hipertensión y la ICC, y han reducido las tasas de mortalidad

port-I

M 292 .

El captopril fue el primer agente oral disponible, y a él

le siguieron el enalapril y el lisinopril. Los IECA afectan al sistema

renina-angiotensina-aldosterona inhibiendo la actividad de la

EC

A 293,294

.Actualmente, el único IECA disponible para administra-

ción parenteral es el enalapril. El lisinopril se puede administrar en

una sola dosis diaria.

Todos los IECA han sido aprobados para el tratamiento de

la hipertensión. El captopril, el enalapril, el ramipril y el trandola-

pril reducen la morbilidad y la mortalidad en pacientes con ICC.

El captopril se asocia a efectos adversos más frecuentes que los

otros agentes de su clase, puede dar lugar a algunas interacciones

farmacológicas más y presenta un régimen posológico de dos o

tres veces al día, a diferencia del resto de los IECA, que se admi-

nistran en una o dos dosis diarias.

Algunos de los efectos adversos observados en los IECA,

como tos, angioedema, insuficiencia renal aguda e hiperpotasemia,

son comunes a todos ellos.El angioedema,en especial tras la primera

dosis, afecta a la cara, las extremidades, los labios, las membranas

mucosas, la lengua, la glotis o la laring

e 295,296 .

En algunos casos el

desenlace puede ser fata

l 291,297 .

El exantema y los trastornos del sabor

son más habituales con el captopril que con los demás IECA. El

deterioro de la función renal que producen los IECA suele ser

reversible con la retirada del fármaco, por lo que dicha función ha

de ser cuidadosamente controlada, al igual que los niveles de potasio,

dado que en ocasiones se registra hiperpotasemia por la inhibición

de la secreción de aldosterona. Los IECA pueden producir morbi-

lidad y mortalidad fetales en humanos. No deben emplearse en

absoluto durante el segundo y el tercer trimestres de gestació

n 293

. El

perfil de efectos adversos de los IECA ha dado lugar al desarrollo

de bloqueantes de los receptores de la angiotensina II (BRA). El

losartán fue el primero de esta clase de fármacos antihipertensivos,

que en la actualidad incluye otros seis agentes. Los ensayos iniciales

no han demostrado que los BRA sean superiores a los IECA. Sin

embargo, la incorporación de estos fármacos al tratamiento crónico

con IECA ha reducido la mortalidad y el tiempo de hospitalización

en pacientes con insuficiencia cardíac

a 298

.

Fármacos colinérgicos

Resumen de los mecanismos de acción

Los fármacos colinérgicos actúan mediante imitación, amplifica-

ción o inhibición de los efectos de la acetilcolina. No se comportan

exactamente como lo hace ésta; su acción farmacológica es más

específica, afectan a menos localizaciones que la acetilcolina y

además, suelen presentar una duración del efecto más larga.

A diferencia de lo que sucede en el ámbito de la farmacología

adrenérgica, en la que el profesional clínico puede elegir entre una

amplia gama de fármacos, en este caso son relativamente pocos los

que influyen en la función parasimpática. En general, los medica-

mentos que afectan al sistema parasimpático actúan en una de las

cuatro formas siguientes:

1. Como agonistas, estimulando los receptores colinérgicos.

2. Como antagonistas, bloqueando o inhibiendo las acciones

mediadas por los receptores colinérgicos.

3. Bloqueando o estimulando a los receptores en los ganglios

autónomos.

4. Inhibiendo el metabolismo de la acetilcolina, e incremen-

tando y prolongando de ese modo su efecto.

No hay fármacos de eficacia clínica probada que actúen a

través de mecanismos que afectan a la síntesis de acetilcolina (inhi-

biendo la colina acetiltransferasa) o que produzcan una liberación

indirecta de la misma. El hemicolinio, que interfiere en la captación

de colina y puede agotar las reservas de acetilcolina, no se utiliza

en clínica. La adenosina puede inhibir la liberación de acetilcolina

haciendo disminuir la afinidad de los sitios de unión para los iones

calcio. Los antibióticos aminoglucósidos compiten con el calcio por

los canales de calcio de membrana, al igual que el ion magnesio. La

liberación por exocitosis de acetilcolina es inhibida por la toxina

botulínica, que en ocasiones se administra mediante inyección

local para tratar el estrabismo y el blefarospasmo. La toxina botu-

línica también se ha utilizado para inyecciones en puntos gatillo en

clínica del dolor y para el tratamiento de las arrugas. La prolifera-

ción de usos no regulados de este tipo de tratamientos aumenta de

forma notable el riesgo de intoxicación botulínica. En un síndrome

masivo de intoxicación botulínica, se pueden producir muertes por

debilidad muscular e insuficiencia respiratoria.

Agonistas colinérgicos

Los agonistas colinérgicos tienen un uso terapéutico limitado,

debido a sus efectos perjudiciales. Como consecuencia de sus

acciones difusas no selectivas y de su rápida hidrólisis por la ace-

tilcolinesterasa y la butirilcolinesterasa, la acetilcolina no ha tenido

casi ningún uso terapéutico, a excepción de su empleo como medi-

cación intraocular para la constricción transitoria de la pupila

durante la cirugía oftalmológica.

Los agonistas colinérgicos de uso clínico son derivados de la

acetilcolina, aunque resisten la hidrólisis por la colinesterasa, lo que

permite una duración de acción útil. Los diferentes efectos sistémicos

de los agonistas colinérgicos son más de carácter cuantitativo que

cualitativo, aunque cierta selectividad orgánica limitada resulta útil

desde el punto de vista terapéutico, como se observa en los ésteres

sintéticos de colina betanecol y carbacol. La metacolina y el betanecol

son principalmente agonistas muscarínicos; carbacol presenta signi-

ficativos efectos nicotínicos y muscarínicos. El sencillo recurso de

añadir un grupo metilo a la posición

b

de la colina en la acetilcolina

produce metacolina, que es casi por completo muscarínica y casi

totalmente resistente a la hidrólisis por parte de cualquiera de las coli-

nesterasas. La infusión intravenosa de metacolina produce hipoten-

sión y bradicardia; una pequeña dosis subcutánea da lugar a

hipotensión transitoria, con aumento reflejo de la frecuencia cardíaca.

En la actualidad, el único uso de la metacolina es como agente de

provocación para el diagnóstico de las vías respiratorias hiperreacti-

vas, haciendo un uso positivo del efecto broncoconstrictor perjudicial

de los agonistas muscarínicos. Se administra sólo por inhalación.

Entre los posibles efectos adversos de alcance cuando se administra

por vía oral o parenteral se incluyen síntomas gastrointestinales, dolor