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El sistema nervioso autónomo

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2

Sección I

Fisiología y anestesia

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

miento de los síntomas de insuficiencia cardíaca y minimizar los

efectos inotrópicos negativos, la administración de

b

-bloqueantes se

inicia con dosis muy bajas y se va aumentando el ajuste hasta alcan-

zar la dosis desead

a 243

. Los únicos

b

-bloqueantes aprobados para el

tratamiento de la ICC por la Food and Drug Administration de

Estados Unidos son el carvedilol y el metoprolol, aunque su eficacia

en pacientes con insuficiencia cardíaca grave (correspondiente a la

clase IV de la NewYork Heart Association) es aún objeto de estudio.

Si se produce descompensación al administrar el

b

-bloqueante, los

inotrópicos de elección son los inhibidores de la fosfodiesterasa, ya

que sus efectos no son antagonizados por el

b

-bloque

o 244

.

H

ipertensión

.

 Los mecanismos por medio de los cuales los

b

-antagonistas tratan la hipertensión no se conocen por completo.

La reducción de la presión arterial es específica de los pacientes

hipertensos, ya que el tratamiento a largo plazo de personas normo-

tensas no disminuye los valores de presión. La reducción en el gasto

cardíaco y los niveles de renina se han mencionado como posibles

mecanismos implicados. En pacientes hipertensos, los

b

-antagonis-

tas sin ASI pueden generar una disminución de entre el 15 y el 20%

en el gasto cardíaco y de un 60% en la liberación de renina. No

obstante, el pindolol, que presenta ASI y un mínimo efecto sobre la

renina, también es válido para el tratamiento de la hipertensió

n 245

.

Un valor máximo en la supresión de renina precede a cambios

significativos en la presión arteria

l 246

. Inicialmente, el

b

-bloqueo

aumenta la resistencia vascular periférica para después irla redu-

ciendo con el tiemp

o 247

. El descenso del gasto cardíaco y la reducción

final de la resistencia vascular periférica son responsables de buena

parte de la eficacia antihipertensiva de estos fármacos. Sin embargo,

ello no constituye una explicación completa, ya que el labetalol es

un antihipertensivo eficaz, a pesar de carecer de efectos sobre el gasto

cardíaco. No es probable que un efecto destacado sobre el SNC sea

un mecanismo de primer orden, dado que la eficacia antihiperten-

siva de los compuestos lipófilos e hidrófilos es similar. En general, el

b

-bloqueo resulta ineficaz como tratamiento único en pacientes

afroamericanos hipertensos mayores de 60 años.

A

rritmias

cardíacas

. Los

b

-bloqueantes se utilizan con

profusión para tratar las taquiarritmias como agentes de clase II

(v. caps. 25, 50 y 51). Dos posibles mecanismos de acción son el

bloqueo de los efectos de las catecolaminas y la AEM, aunque es

probable que ésta no sea de significación clínica, ya que los efectos

antiarrítmicos están presentes en agentes sin AE

M 248 .

Los

b

-anta-

gonistas hacen que sea más lenta la despolarización del nódulo

sinusal y de cualquier marcapasos ectópico, reducen la velocidad

de la conducción a través del tejido auricular y el nódulo auricu-

loventricular y aumentan el período refractario en dicho nódulo.

Estos fármacos pueden convertir las arritmias auriculares en ritmo

sinusa

l 249 ,

aunque el

b

-bloqueo se usa sobre todo para hacer más

lenta la respuesta ventricular. Las taquiarritmias de reentrada y las

asociadas al síndrome de Wolff-Parkinson-White, el prolapso de la

válvula mitral y la prolongación del intervalo QT pueden también

responder a este tipo de fármacos. Se debe actuar con precaución

si está presente un bloqueo auriculoventricular, al igual que en caso

de toxicidad digitálica, aunque estos fármacos son útiles en el tra-

tamiento de las taquiarritmias asociadas a digital. El sotalol, un

b

-bloqueante con actividad de clase III añadida, es eficaz contra

las taquiarritmias ventriculares. Sin embargo, en un ensayo en el

que se comparó la eficacia del sotalol racémico con la del d-sotalol

en pacientes post-IM, la mortalidad aumentó en el grupo tratado

con d-sotalo

l 250 .

El ensayo fue interrumpido cuando los pacientes

con menor riesgo de episodios de arritmia tras IM experimentaron

un aumento de la tasa de mortalidad con este fármaco

251 .

T

aquicardia

. Los

b

-antagonistas se utilizan con frecuen-

cia como adyuvantes para moderar la taquicardia refleja asociada

a vasodilatadores (v. cap. 51). Además de potenciar la reducción de

la presión arterial, el

b

-bloqueo reduce la velocidad de eyección

ventricular izquierda (dp/dt) y atenúa la fuerza de cizallamiento

asociada al aumento de la velocidad de la contracción ventricular,

cuando se emplea nitroprusiato sin

b

-bloqueo concomitant

e 252 .

El

labetalol ha resultado particularmente útil en esta situació

n 253 .

T

irotoxicosis

.

 Las complicaciones cardíacas son una de

las principales causas de morbilidad en la tirotoxicosis (v. cap. 65).

Los

b

-bloqueantes pueden suprimir la taquicardia y las alteracio-

nes del ritmo, aunque en ocasiones son necesarias dosis muy ele-

vadas. Los

b

-antagonistas también pueden combinarse con digital,

por su efecto sinérgico sobre la conducción del nódulo auriculo-

ventricular. El propranolol inhibe la conversión de tiroxina a su

forma activa, la triyodotironina, en la periferi

a 254 .

T

rastornos

diversos

.

 El timolol y el betaxolol son fárma-

cos

b

-bloqueantes aplicados por vía tópica en el ojo para tratar el

glaucoma. Reducen la producción de humor acuoso. Incluso el uso

tópico de estos agentes se ha asociado con significativos efectos sisté-

micos de

b

-bloqueo. Los

b

-bloqueantes también se han empleado en

pacientes con estenosis subaórtica hipertrófica idiopática,para reducir

la obstrucción dinámica del flujo de salida ventricular izquierdo. Los

fármacos son asimismo eficaces en la profilaxis, aunque no en el

tratamiento, de los dolores de cabeza migrañosos y en el control de

los síntomas agudos de pánico y de temblor esencial.

Efectos adversos

Los efectos adversos más preocupantes son los que afectan a la

función cardiopulmonar. Las reacciones graves no cardiopulmona-

res, como las de tipo cutáneo o las anafilácticas, son poco frecuentes.

Puede registrarse bradicardia de riesgo vital o incluso asistolia, y la

disminución de la contractilidad puede precipitar en ocasiones el

desarrollo de una ICC en individuos vulnerables. En pacientes con

enfermedad pulmonar broncoespástica, el bloqueo

b

2

resultar en

ocasiones mortal. Aunque deben ser tenidos en cuenta en los trata-

mientos a largo plazo, los efectos sobre el SNC no constituyen un

problema de alcance en el uso que se suele dar a estos fármacos en

la práctica anestésica. La diabetes mellitus es una contraindicación

relativa para el uso a largo plazo de

b

-antagonistas, ya que la hipo-

glucemia que se presenta en el bloqueo simpático no va acom­

pañada de signos de aviso como taquicardia o temblor, y la

glucogenólisis compensatoria está atenuada. Sin embargo, la mayor

parte de los pacientes con diabetes no insulinodependiente pueden

tolerar estos fármacos, aunque en casos poco frecuentes generan

resistencia a la insulina. Además del potencial empeoramiento de la

perfusión periférica que el

b

2

-bloqueo induce en pacientes con

enfermedad vascular periférica, también es posible que se desenca-

dene un fenómeno de Raynaud en pacientes susceptibles. La inte-

rrupción repentina del tratamiento con

b

-bloqueantes da lugar a

veces a isquemia miocárdica y a infarto, si bien este riesgo se ve muy

reducido en los

b

-bloqueantes que presentan ASI, como el pindo-

lo

l 255

. Aunque los

b

-antagonistas reducen el flujo sanguíneo renal y

la tasa de filtración glomerular, pueden emplearse en casos de insu-

ficiencia renal. Para estos pacientes, las dosis de fármacos lipoinso-

lubles deben ser reducidas. En caso de feocromocitoma, su uso debe

evitarse para que no se produzca un empeoramiento de la hiperten-

sión, a no ser que se hayan bloqueado previamente los receptores

a

.

Los agentes no selectivos favorecen el desarrollo de respuestas de

hipertensión en casos de elevada estimulación simpátic

a 256

.

Es posible que, al usar

b

-bloqueantes, se presenten interaccio-

nes farmacológicas no deseadas. Los efectos sobre la frecuencia y

la contractilidad cardíacas del verapamilo se añaden a los de los

b

-bloqueante

s 257-258

, por lo que se ha de actuar con precaución cuando se combinen estos dos fármacos, sobre todo por vía intravenosa,

en casos como la taquicardia supraventricular. La combinación de

digoxina y

b

-bloqueantes dar lugar a importantes efectos sobre la

frecuencia y la conducción cardíacas, por lo que ha de emplearse

con especial cuidado. Las interacciones farmacocinéticas son previ-

sibles en función de la solubilidad lipídica del fármaco. Cimetidina

e hidralazina reducen la perfusión hepática, incrementándose los