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fibrinolíticos (en la sección sobre hematología); preparados

endocrinológicos, salvo los anticonceptivos orales, pero inclui-

dos los corticosteroides (en la sección sobre enfermedades

endocrinológicas); los antihipertensivos (en esta misma sección

y en la sección sobres enfermedades cardiovasculares); los fár-

macos anticonvulsivantes (en la sección sobre trastornos neu-

rológicos), y los quimioterápicos antineoplásicos (en la sección

de oncología).

Fármacos antiarrítmicos

Los fármacos antiarrítmicos incluyen anestésicos locales (lido-

caína, procaína), anticonvulsivantes (fenitoína) o antihipertensi-

vos (propranolol), calcioantagonistas o antiarrítmicos primarios.

Estos fármacos se clasifican en cinco grandes categorías: anesté-

sicos locales que modifican la fase 0 y 4 de la despolarización

(quinidina, procainamida y flecainida); anestésicos locales que

sólo afectan a la fase 4 de la despolarización (lidocaína, to-

cainida, fenitoína, encainida); antagonistas de los receptores

b

-adrenérgicos; fármacos antiadrenérgicos (bretilio, disopira-

mida, amiodarona); y bloqueantes de la entrada del calcio. Estos

fármacos se comentan en otros lugares de este capítulo. Una

referencia útil con sugerencias sobre el tratamiento farmacoló-

gico de las arritmias cardíacas y la monitorización de los efectos

secundarios fue publicada en

Medical Letter on Drugs and The-

rapeutic

s 503

. La falta de informes adversos no implica que todos

estos fármacos se deban mantener durante la intervención qui-

rúrgica; los estudios farmacocinéticos no han determinado

todavía si la anestesia (o la anestesia con agentes específicos)

modifica el volumen de distribución o la eliminación de estos

fármacos en una medida suficiente para justificar un cambio de

la dosis o del protocolo de dosificación en el período periopera-

torio. La falta de trabajos publicados sobre este tema se puede

deber a la ausencia de interacciones farmacológicas importantes

o a la falta de conciencia de que estos efectos adversos se pueden

relacionar con esta interacción.

Las características farmacológicas de los diversos antia-

rrítmicos pueden modificar el tratamiento anestésico. La disopi-

ramida es parecida a la quinidina y la procainamida por su eficacia

antiarrítmica. La disopiramida se excreta fundamentalmente por

vía renal, pero la enfermedad hepática incrementa su semivida.

Este fármaco suele producir efectos anticolinérgicos, como taqui-

cardia, retención urinaria y psicosis. También se ha descrito hepa-

titis tras su uso

503 .

Se sabe poco sobre la interacción entre el

bretilio y los anestésicos. Dado que el bretilio bloquea la libera-

ción de catecolaminas, el tratamiento crónico con este fármaco se

ha asociado a una hipersensibilidad frente a los vasopresore

s 503 .

La quinidina depende de los riñones para su excreción, puede

producir efectos vagolíticos que pueden reducir el bloqueo AV y

se asocia a discrasias sanguíneas y alteraciones digestiva

s 503 .

La

mayor parte de los fármacos antiarrítmicos potencian el bloqueo

neuromuscular no despolarizante. Los trabajos publicados han

confirmado esta potenciación para quinidina, fenitoína, lidocaína,

procainamida y propranolol

504-512 .

La amiodarona, un antiadrenér-

gico empleado en el tratamiento de las taquicardias supraventri-

culares y ventriculares de repetición, produce disfunción tiroidea

por la gran cantidad de yodo que contiene en su estructura

(v. sección sobre enfermedades tiroideas en este mismo capítulo)

y una neuropatía periférica y se ha asociado a hipertensión, bra-

diarritmias y una reducción del gasto cardíaco durante la aneste-

si

a 513 .

La semivida de este fármaco son 29 días y sus efectos

farmacológicos persisten más de 45 días después de la última

dosi

s 514 .

No se han demostrado estos efectos para los relajantes

musculares despolarizantes.

Antibióticos

Muchos antibacterianos son nefrotóxicos o neurotóxicos (o ambos)

y pueden prolongar el bloqueo neuromuscular (v. también cap. 19)

506-512 .

Los únicos antibióticos exentos de efectos neuromusculares

parecen ser la penicilina G y las cefalosporina

s 511 .

La mayor parte

de los fármacos inductores enzimáticos no aumentan el metabo-

lismo del enflurano y el isoflurano. Sin embargo, parece que la

isoniacina induce las enzimas microsomales hepáticas para el

metabolismo al menos del enflurano, de forma que aumenta el

riesgo de lesiones renales asociadas al flúor con el enfluran

o 515 .

La

profilaxis antibiótica adecuada para la cirugía obliga a conocer la

probabilidad de infección en ese tipo de intervención quirúrgica y,

cuando la incidencia lo justifique, emplear un régimen frente a los

gérmenes más probable

s 516 .

Digital

Los compuestos de digital tienen un margen de seguridad muy

limitado y el riesgo de toxicidad aumenta con la hipopotasemi

a 517 .

Aunque existen buenos argumentos para administrar la digital

como profilaxis antes de la cirugí

a 518 ,

en general evitamos hacerlo

porque las concentraciones de potasio muestran amplias variacio-

nes durante la anestesia como consecuencia de los desplazamientos

de líquido, de las alteraciones acidobásicas ventilatorias y de los

tratamientos adyuvantes y también por el riesgo de arritmias

intraoperatorias secundarias a la toxicidad de la digital, que pueden

ser difíciles de distinguir de las arritmias de otros orígenes. La

intoxicación por digital puede manifestarse con distintas arritmias,

como ritmo de escape de la unión, ESV, bigeminismo o trigemi-

nismo ventricular, taquicardia de la unión, taquicardia auricular

paroxística con o sin bloqueo, parada sinusal, bloqueo de la salida

del seno, bloqueo Mobitz de tipo I o II o taquicardia ventricula

r 517 .

Sin embargo, parece que los anestésicos protegen frente a la toxi-

cidad por la digital, al menos en estudios animales

519-522 .

Una

técnica de cardioversión ajustada que emplea en principio dosis de

10 J y luego dosis de 20, 30, 40, 50, 75, 100, 150 y 200 J consiguió

una cardioversión segura en presencia de digital y propofol o hip-

nosis con midazola

m 523 .

En los pacientes en fibrilación auricular,

la respuesta ventricular debería orientar la selección de la dosis de

digital.

Fármacos para el glaucoma

Los fármacos para el glaucoma incluyen dos organofosfatos:

ecotiofato e isoflurofato (v. también cap. 65). Estos fármacos

inhiben la colinesterasa sérica, responsable de la hidrólisis e

inactivación de succinilcolina y los anestésicos locales de tipo

éster, como la procaína, la clorprocaína y la tetracaína

524,525 .

Estos

anestésicos locales de tipo éster se deberían evitar en pacientes

tratados con gotas oculares que contienen organofosfatos. La

tabla 25-20

recoge otros medicamentos en relación con la anes-

tesia y sus efectos secundarios (tomado del National Registry for

Drug-Induced Ocular Side Effects, Oregon Health Sciences Uni-

versity, 3181 SW Sam Jackson Park Road, Portland, OR 97201;

503-279-8456).

Magnesio, cimetidina y anticonceptivos orales

Aunque la información acerca de estos fármacos que se usan desde

hace tiempo como tratamientos es antigua, sigue siendo pertinente

y útil revisar estos viejos fármacos «silentes». El magnesio se admi-

nistra para tratar la eclampsia; produce bloqueo neuromuscular

por sí mismo y potencia el bloqueo neuromuscular producido por

los relajantes musculares despolarizantes y no despolarizantes. La

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Control de la anestesia

III