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de oxígeno inspirado en las menores cifras posibles que garanticen

la oxigenación tisular adecuada. Cuando existen dudas sobre los

efectos secundarios en pacientes sometidos a quimioterapia por

cáncer, nuestra costumbre es consultar a dos expertos.

Pacientes que reciben tratamiento

médico por trastornos médicos

agudos o crónicos

Cada vez se emplean más fármacos potentes para tratamiento de

la enfermedad y el paciente hospitalizado medio recibe más de

10 fármacos. Muchos fármacos se asocian a efectos secundarios que

hacen que la anestesia sea más arriesgada y dificultan el tratamiento

del paciente. Conocer las propiedades farmacológicas y los posibles

efectos secundarios de los fármacos más utilizados ayuda al anes-

tesista a evitar errores durante la anestesia y la cirugía.

El primer paso para evitar estos errores es obtener una his-

toria farmacológica del paciente, que incluya vitaminas, productos

de herbolario y suplemento

s 21-23,471,472

. A continuación el anestesista

debería estudiar el nombre, la clasificación, las enfermedades y

trastornos por los cuales se prescribe y los efectos secundarios fre-

cuentes de todos los fármacos, medicinas y preparados de venta sin

receta que utilice el paciente. Saber esta información antes de la

cirugía ayuda al anestesista a no cometer errores que pudieran

convertir un efecto secundario menor en una situación con riesgo

vital. Si fuera necesario, el anestesista debería regresar a la cabecera

del paciente (o llamar por teléfono a los pacientes ambulatorios)

para buscar signos o síntomas de estos efectos. Los fármacos inne-

cesarios se deberían suspender durante al menos tres y posible-

mente mejor cinco semividas de los mismos. Este período debería

ser más prolongado si los metabolitos de los fármacos son activos

y tienen semividas más prolongadas. Cuando los fármacos sean

esenciales o beneficiosos, se debería determinar la dosis óptima

previa consulta con el médico responsable del tratamiento; la dosis

óptima es la que maximiza la relación entre el valor terapéutico y

el riesgo de toxicidad por el fármaco. Se deben buscar los efectos

secundarios y corregirlos en el preoperatorio o al menos plantearlos

en el tratamiento anestésico. Por ejemplo, si un paciente sufre una

hipopotasemia por los diuréticos, ésta se puede corregir antes de la

cirugía; otra posibilidad sería evitar la hiperventilación durante

la cirugía (v. sección previa sobre hipopotasemia). Esta línea de razonamiento y planificación se debería plantear una semana al menos

antes de la cirugía. En condiciones ideales el cirujano, el internista,

el médico de primaria y el anestesista deberían hablar sobre estos

temas mucho antes de la cirugía. Comprender los efectos secunda-

rios del tratamiento crónico que afecta al sistema nervioso simpático

necesita algunos conocimientos sobre las características far­

macológicas básicas del mismo (v. cap. 2).

Procesos farmacológicos en el sistema

nervioso simpático

Es importante recordar varios aspectos relativos a la farmacológica

del sistema nervioso simpático cuando se plantea un tratamiento

farmacológico crónico.

La noradrenalina, la dopamina y la adrenalina realizan sus

efectos fisiológicos mediante la interacción con un receptor apro-

piado en el tejido diana. El receptor primario actúa a través de

una serie de sistemas mensajeros intermediarios (que incluyen la

3’-5’-adenosina monofosfato cíclica [AMPc] o las proteínas G

estimuladoras o inhibidoras o ambos) o pueden cambiar la forma

(y por tanto la afinidad por los ligandos) de los receptores vecinos.

Estos efectos sobre receptores vecinos pueden explicar los múlti-

ples efectos asociados a las catecolaminas.

La acción de las sustancias simpaticomiméticas se termina

por un proceso poco frecuente; la terminación nerviosa emplea un

sistema de recaptación activa para recapturar gran parte de la nora-

drenalina del tejido diana (v. cap. 2). Es evidente que el bloqueo de

este sistema permite que más noradrenalina siga libre para realizar

sus efectos fisiológicos. Además de este sistema de recaptación, dos

enzimas realizan una transformación metabólica de las catecola-

minas: monoaminooxidasa (MAO) y catecol-

O

-metiltransferasa

(COMT).

Fármacos antihipertensivos

Muchos fármacos antihipertensivos y casi todos los fármacos que

actúan sobre la mente afectan al almacenamiento, captación, meta-

bolismo o liberación de los neurotransmisores. Por ejemplo, el

fármaco antihipertensivo reserpina agota los gránulos de nora-

drenalina, adrenalina y dopamina del tronco del encéfalo y la

periferia. El agotamiento de los transmisores de las terminaciones

nerviosas simpáticas determina que algunos fármacos, como efe-

drina o metaraminol, sean ineficaces porque estos fármacos actúan

fundamentalmente mediante la liberación de catecolaminas (v.

fig. 25-10 )

. La guanetidina y el guanadrel agotan la noradrenalina de

los gránulos y afectan exclusivamente al sistema simpático perifé-

rico. En las dosis que se emplean en clínica, la reserpina reduce la

CAM un 20-30%, mientras que la guanetidina no afecta a las nece-

sidades de anestésico. Además de provocar una falta de respuesta

a los vasopresores de acción indirecta, la reserpina puede producir

una supersensibilidad con hiperrespuesta ante la denervación (con

hipertensión, taquicardia o ambos) frente a las dosis habituales de

aminas simpáticas de acción directa, como fenilefrina, isoprotere-

nol, noradrenalina, adrenalina y dopamin

a 471,472 .

Por tanto, en

pacientes que han recibido tratamiento con fármacos que alteran

la liberación, captación, metabolismo o función de los receptores

de los neurotransmisores simpáticos se pueden producir algunos

problemas; la hipotensión, hipertensión y bradicardia se deben

tratar ajustando las dosis de los vasoconstrictores de acción directa,

como la fenilefrina; de los vasodilatadores, como el nitroprusiato,

o de los fármacos cronotrópicos, como la atropina, el isoproterenol

o la dopamina.

Otro grupo de antihipertensivos son los «falsos neurotrans-

misores». Éstos sustituyen a la noradrenalina en los gránulos de la

terminación nerviosa. La

a

-metildopa se convierte en

a

-metildo-

pamina, que se metaboliza a

a

-metilnoradrenalina

( fig. 25-11

). En

algunas terminaciones nerviosas y en algunos receptores

a

-metil-

dopamina o

a

-metilnoradrenalina son más potentes que la dopa-

mina o la noradrenalina como estimulantes de los receptores

dopaminérgicos o

a

-adrenérgicos. Sin embargo, en la mayor parte

de las terminaciones nerviosas, los neurotransmisores falsos son

estimulantes menos potentes; este menor grado de estimulación es

un sistema para conseguir la acción antihipertensiva. Otra alterna-

tiva es que la

a

-metildopa actúe estimulando el sistema nervioso

simpático del tronco del encéfalo. Cuando este sistema antagoniza

al sistema nervioso simpático periférico, la actividad de este último

se reduce y disminuye la PA. Mediante su acción central, la

a

-metildopa reduce las necesidades de anestésico un 20-40%.

Además de modificar la respuesta ante los vasopresores

administrados de forma exógena, estos fármacos que agotan los

neurotransmisores pueden producir también efectos secundarios:

Implicaciones anestésicas de las enfermedades concurrentes

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Sección III

Control de la anestesia

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