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depresión psíquica, pesadillas, obnubilación, goteo nasal, diarrea,

bradicardia e hipotensión ortostática con impotencia (reser-

pina

) 473-475 .

La guanetidina y el guanadrel pueden producir hipo-

tensión ortostática, bradicardia, asma, diarrea e inhibición de la

eyaculación. La

a

-metildopa se asocia a obnubilación, hipotensión

ortostática, bradicardia, diarrea, hepatitis aguda o crónica, cirrosis

y anemia hemolítica autoinmunitaria (resultados positivos en la

prueba de Coombs

) 472 .

Dados estos efectos secundarios, cada vez

se emplean más los inhibidores de la ECA (captopril, enalapril,

lisinopril, enalaprilato y ramipril) y bloqueantes del receptor de

angiotensina II como fármacos de primera línea, que parecen

mejorar la calidad de vida de los pacientes que toman antihiper-

tensivos. Uno de los bloqueantes del receptor de angiotensina II, el

valsartán, combinado con un diurético aumenta la libido de varones

y mujeres al tiempo que reduce la PA. Sin embargo, los inhibidores

de ECA y los bloqueantes del receptor de angiotensina II pueden

asociarse a más vasodilatación periférica e hipotensión al inducir

la anestesia que los simpaticolíticos. A este grupo se tienen que

añadir los bloqueantes del receptor de ECA. Estas dos últimas

clases de fármacos se asocian a una hipotensión tan grave cuando

se realiza la inducción anestésica convencional que nosotros los

interrumpimos o al menos nos planteamos hacerlo en el preope-

ratorio (v. antes).

Las catecolaminas o fármacos bloqueantes del receptor sim-

pático afectan a los tres principales tipos de receptores de cateco-

laminas:

a

-adrenérgicos,

b

-adrenérgicos y dopaminérgicos. La

existencia de subdivisiones (p. ej.,

b

1

y

b

2

) ha planteado la posibi-

lidad de que algunos fármacos afecten sólo a un conjunto de recep-

tores. Por ejemplo, la terbutalina se emplea con más frecuencia que

el isoproterenol porque se dice que afecta de forma preferente a los

receptores

b

2

(p. ej., dilatación del músculo liso bronquial), de

forma que se evita la estimulación cardíaca que se asocia a fárma-

cos que estimulan los receptores

b

1

. En realidad la selectividad

guarda relación con la dosis. A una determinada dosis un fármaco

estimulador directo de los receptores

b

2

sólo afectará a éstos, pero

con dosis más altas estimulará a los receptores de tipos

b

1

y

b

2

. El

efecto de una dosis concreta varía según el paciente. Una dosis

determinada puede estimular a los receptores

b

1

y

b

2

en un paciente,

pero no estimular ninguno de los dos en otro enfermo. Se están

desarrollando fármacos cada vez más selectivos con la esperanza

de poder ampliar el margen entre los efectos

b

1

y

b

2

y

a

-adrenér-

gicos. En último término, sin embargo, sería deseable una selecti-

vidad todavía mayor. Podría resultar ventajoso ser capaz de reducir

la frecuencia cardíaca sin modificar la contractilidad cardíaca o

aumentar la contractilidad sin modificar la frecuencia cardíaca.

Éste es el objetivo de gran parte de la investigación farmacológica

y el origen del desarrollo de la dobutamina y el fenoldopam. Sin

embargo, hasta la fecha esta selectividad parece relacionarse con la

dosis, incluso para la dobutamina.

Los bloqueantes del receptor

b

-adrenérgico disponibles para

el tratamiento crónico en EE.UU son: metoprolol y atenolol (ambos

bloqueantes del receptor

b

1

-adrenérgico), propranolol, betaxolol,

timolol, esmolol, pindolol, oxprenolol, acebutolol, carteolol, penbu-

tolol y nadolol. Dada la baja liposolubilidad del nadolol, su semi-

vida de eliminación es prolongada (17-24 horas) y no atraviesa con

facilidad la barrera hematoencefálica. Aunque los bloqueantes

selectivos del receptor

b

-adrenérgico deberían ser más adecuados

en pacientes con aumento de la resistencia de las vías aéreas o

diabetes, esta ventaja sólo se pone de manifiesto cuando se emplean

dosis bajas. El uso de bloqueantes del receptor

b

-adrenérgico se ha

generalizado porque estos fármacos tratan casi todos los procesos

desde la angina y la hipertensión al priapismo o el pánico escénico.

Parece que estos fármacos reducen la morbilidad y mortalidad en

pacientes que sobreviven inicialmente a un I

M 476,477

y puede incre-

mentar la supervivencia perioperatoria en pacientes seleccionados

(v. sección previa sobre enfermedad cardiovascular).

Smulyan y cols

. 478

estudiaron los problemas del tratamiento

a largo plazo con clorhidrato de propranolol en adultos que se

tienen que someter a una cirugía abdominal. Como estos pacientes

no pueden tomar fármacos orales postoperatorios durante muchos

días, se les debe proteger frente a la estimulación simpática perio-

peratoria y el síndrome de abstinencia de propranolol. Por tanto,

es frecuente recurrir a protocolos de

b

-bloqueantes intravenosos

en pacientes que reciben estos compuestos de forma crónica,

aunque es importante reconocer los riesgos de los

b

-bloqueantes.

Parece que los efectos hipotensores y bradicardizantes de propra-

nolol y la anestesia son aditivos. Dada su corta semivida (3-10 mi­

nutos), el esmolol ha sustituido al propranolol en el tratamiento

crítico (incluida la anestesia) porque los errores en el tratamiento o los efectos secundarios, como el aumento de las resistencias de

las vías aéreas, se resuelven con más rapidez que si se administra

propranolo

l 479 .

Éste no afecta a las exigencias anestésicas y cabe

esperar la misma falta de efecto de otros bloqueantes «puros» de

los receptores

b

-adrenérgicos.

Los bloqueantes de los receptores

a

-adrenérgicos incluyen

fentolamina, prazosina, terazosina, doxazosina, fenoxibenzamina,

las fenotiacinas y las butirofenonas (p. ej., droperidol). Los antago-

nistas del receptor dopaminérgico incluyen los fármacos antipsi-

cóticos (fenotiacinas y butirofenonas) y metoclopramida. Los

fármacos bloqueantes del receptor inhiben la acción de los fárma-

cos simpaticomiméticos sobre el receptor de un modo dosis depen-

diente. Por tanto, el propranolol reduce la PA bloqueando la

tendencia de la noradrenalina y la adrenalina a incrementar la

fuerza y la velocidad de las contracciones del corazón (y su ten-

dencia a incrementar la secreción de renina también). Para superar

este bloqueo es preciso aportar más fármaco estimulador de los

receptores

b

. Por tanto, pueden ser necesarias dosis altas de vaso-

presores para incrementar la PA en un paciente que recibe dosis

altas de propranolol.

Cuando se termina la administración de los bloqueantes del

receptor

b

-adrenérgico, la estimulación simpática suele aumentar,

como si el cuerpo hubiera respondido a la presencia de estos fár-

macos aumentando la actividad de las neuronas simpáticas. Por

tanto, la supresión de propranolol y nadolol (por mencionar dos)

puede asociarse a una situación hiper-

b

-adrenérgica, que aumenta

las necesidades de oxígeno del miocardio. La administración de

propranolol o metoprolol puede producir bradicardia, ICC, fatiga,

900

Control de la anestesia

III

Figura 25-11

 En los gránulos de la terminación nerviosa, la

a

-metildopa se

convierte de forma enzimática en

a

-metildopamina por la misma enzima

que convierte la dopa en dopamina. La

a

-metildopamina se convierte en

a

-metilnoradrenalina por la misma enzima que convierte la dopamina

en noradrenalina.