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fibrinógeno en estos pacientes, algunos clínicos administran fibri-

nógeno antes de la intervención y EACA cuando administran la

heparina. Nosotros normalmente retrasamos o evitamos la admi-

nistración de EACA hasta que se administra la heparina en un

esfuerzo por reducir el riesgo de trombosis.

Actualmente se está ensayando con desmopresina en cirugías

asociadas a una importante pérdida de sangre como medida habi-

tual para reducir el sangrado y las necesidades de transfusiones. La

desmopresina empezó como tratamiento de la disfunción plaqueta-

ria en la enfermedad de vonWillebrand, pero su uso se ha ampliado

para aplicarla de forma habitual en pacientes sometidos a cirugía

cardiovascular y aplicarla de forma frecuente en otras cirugías con

mucha pérdida de sangre. Este aumento del uso se debe a que se

observó que la desmopresina reduce la hemorragia y las necesidades

de transfusione

s 463

. Todavía hay que determinar si los efectos secun-

darios de la desmopresina superan a sus beneficios y esto determi-

nará en qué medida se hace habitual su administración.

El problema de los pacientes que reciben anticoagulantes

orales se aborda en la sección cardiovascular de este capí-

tul

o 193-200,202-205

. Se pueden evitar las técnicas de anestesia regional

en pacientes que reciben anticoagulante

s 193-200,202-205 .

No se ha estu-

diado si estas técnicas regionales se deberían evitar también en

pacientes que reciben tratamiento profiláctico con dosis bajas de

heparina subcutánea. Los efectos del sulfato de heparina se pueden

revertir ajustando la dosis de protramina y usando el tiempo de

coagulación activado como referencia.

La investigación farmacológica está buscando subtipos

moleculares específicos de heparina con distintas potencias anti-

coagulantes, afinidad de unión por antitrombina III, efectos anti-

trombóticos y efectos agregantes plaquetarios (v. sección pulmonar

de este capítulo sobre la profilaxis de la trombosis venosa pro-

funda). Se busca un «nuevo» compuesto de heparina que bloquee

la trombosis sin provocar hemorragia clínica (v. antes). Este avance

podría cambiar nuestra forma de monitorizar la función de la

coagulación. De momento, las nuevas heparinas parecen incre-

mentar el riesgo de hematoma epidural. La determinación del

tiempo de hemorragia, el recuento plaquetario, el tiempo de trom-

boplastina parcial y el tiempo de protrombina permitirá identificar

casi todos los problemas en pacientes con sospecha de un trastorno

de la coagulación o por sangrado (v. también cap. 46). Como se

comenta en el capítulo 24, estas pruebas de detección selectiva

posiblemente no se deberían realizar en pacientes asintomáticos.

Enfermedad oncológica

Los pacientes con tumores malignos pueden estar sanos o deses-

peradamente enfermos con alteraciones nutricionales, neurológicas, metabólicas, endocrinológicas, electrolíticas, cardíacas, pul­

monares, renales, hepáticas, hematológicas o farmacológicas.

Por tanto, para determinar posibles alteraciones que se asocian a

los tumores malignos, es preciso valorar todos los sistemas. Las

alteraciones que se suelen asociar a estos tumores incluyen hiper-

calcemia por invasión directa del hueso o por la producción ectó-

pica de PTH u otras sustancias capaces de disolver hueso, la

nefropatía por ácido úrico, la hiponatremia (sobre todo en relación

con el carcinoma de células pequeñas pulmonar), náuseas, vómitos,

anorexia y caquexia, fiebre, hipoglucemia inducida por el tumor,

metástasis intracraneales (10-20% de todos los cánceres), trastor-

nos de los nervios periféricos o medulares, carcinomatosis menín-

gea, neuropatías tóxicas secundarias al tratamiento oncológico y

síndromes neurológicos paraneoplásicos (dermatomiositis, sín-

drome de Eaton-Lambert, miopatías y neuropatías distales).

Muchos pacientes con tumores malignos reciben dosis altas

de analgésicos y deberían mantenerse bien en el período periopera-

torio. Evitar la dependencia de fármacos no tiene importancia prác-

tica en pacientes terminale

s 464 .

La marihuana (tetrahidrocannabinol)

deprime el centro del vómito del SNC y puede resultar más eficaz

que las fenotiacinas o butirofenonas para suprimir las náuseas aso-

ciadas al cáncer y su tratamiento; la marihuana reduce las necesida-

des de anestésicos un 15-30%. Los inmunomoduladores, los factores

estimulantes o citocinas, la identificación de gene

s 465,466

y los fárma-

cos para tratamiento de los efectos secundarios (p. ej., midazolam y

ondansetrón) han dado esperanzas de un tratamiento más eficaz y

seguro al tiempo que reducían los efectos secundarios limitantes. El

efecto del ondansetrón para prevenir los vómitos y el efecto del

midazolam para prevenir los «vómitos estimulados por el recuerdo»

son importantes incorporaciones. Los antagonistas NK-1 también se

han aprobado para uso en pacientes oncológicos.

La toxicidad de la quimioterapia del cáncer se relaciona con

los fármacos y las dosis empleadas. En la radioterapia se producen

lesiones cuando se superan las siguientes dosis: pulmones, 1.500 rad;

riñones, 2.400 rad; corazón, 3.000 rad; médula espinal, 4.000 rad;

intestinos, 5.500 rad; encéfalo, 6.000 rad; y hueso, 750 rad. La toxici-

dad de los fármacos biológicos e inmunomoduladores se relaciona

con los cambios que producen en la función inmunitaria.Los agentes

alquilantes producen depresión medular, incluida trombocitopenia,

además de alopecia, cistitis hemorrágica, náuseas y vómitos. Los

alquilantes, incluidos la ciclofosfamida y la mecloretamina, pueden

comportase como anticolinesterasas y prolongar el bloqueo neuro-

muscula

r 467 .

El alcaloide antineoplásico vincristina produce neuro-

patía periférica y SIADH y la vinblastina es mielotóxica. El cisplatino

se asocia también a neuropatía periférica y náuseas importantes. Las

nitrosoureas pueden producir lesiones hepáticas y renales graves,

además de toxicidad medular, mialgias y parestesias. Los análogos

del ácido fólico, como el metotrexato, se han relacionado con la

depresión medular, la estomatitis ulcerosa, infiltrados intersticiales

pulmonares, toxicidad digestiva y en ocasiones disfunción hepática

grave. El fluorouracilo y la floxuridina, ambos análogos de la pirimi-

dina, producen toxicidad medular, anemia megaloblástica, disfun-

ción del sistema nervioso y alteraciones hepáticas y digestivas. Los

análogos de las purinas (mercaptopurina y tioguanina) se asocian a

depresión medular como principal efecto tóxico. Los antibióticos

antraciclinas (doxorubicina, daunorubicina, mitramicina, mitomi-

cina C, bleomicina) pueden producir todos infiltrados pulmonares,

miocardiopatía (sobre todo la doxorubicina y la daunorubicina),

mielotoxicidad y alteraciones digestivas, hepáticas y renales.

Se ha puesto en duda la indicación de anestesiar a los pacientes

que reciben bleomicina. Un estudio retrospectivo realizado por

Goldinerycols

. 468

describiómuertespostoperatoriasdecincopacientes

consecutivos que recibieron bleomicina. Los cinco fallecieron por

insuficiencia respiratoria postoperatoria. Usando la misma técnica

anestésica, Goldiner y cols

. 468

anestesiaron a 12 enfermos, limitaron

la concentración de oxígeno perioperatoria al 22-25% y sustituyeron

gran parte de la sangre perdida con coloides en lugar de cristaloides

y ninguno de los pacientes falleció. Estos investigadores plantearon

que la bleomicina produce edema de las células epiteliales que evo-

luciona a necrosis de las células alveolares de tipo I, con salida de

líquido al espacio alveolar y formación de «membranas hialinas»

igual que sucede en la toxicidad por oxígeno. Goldiner y cols

. 468

consideran que esta similitud fisiopatológica indica una posible

relación sinérgica entre el oxígeno y la bleomicina. Sin embargo,

LaMantia y cols

. 469

analizaron de forma retrospectiva los cambios en

16 pacientes sometidos a cirugía con concentraciones inspiradas de

oxígeno del 37-45% y no encontraron casos de insuficiencia respira-

toria postoperatoria. Los datos animales no apoyan este efecto de

bleomicina en la modificación de la toxicidad de la hiperoxi

a 470

. Por

tanto, actualmente se dispone de datos a favor de todas las prácticas

relacionadas con la administración de oxígeno en pacientes tratados

con bleomicina. Nosotros preferimos mantener las concentraciones

898

Control de la anestesia

III