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paciente que sea anestesiado cuando se pretenda producir, se esperen

o se sospechen cambios clínicamente significativos de su temperatura

corporal». En cuanto a la sedación en la consulta o la aplicación de

anestesia regional o general, la ASA también requiere «medir conti-

nuamente la temperatura corporal de los pacientes pediátricos».

En el estado de Nueva Jersey se aplican requisitos más res-

trictivos, requiriéndose la monitorización continua de la tempera-

tura corporal de cualquier paciente que reciba anestesia general o

regional. Probablemente, Italia posee los estándares más estrictos,

según los cuales, entre otras medidas: 1) se debe medir la tempe-

ratura central en los adultos sometidos a anestesia general durante

más de 30 minutos (y en todos los niños), 2) la temperatura

ambiente en el quirófano debe ser mayor de 21 °C, 3) los pacientes

deben mantenerse normotérmicos y 4) cuando estén hipotérmicos

deben vigilarse en la unidad de reanimación de anestesia hasta que

se restaure la normotermia.

En 2007, el American College of Cardiology y la American

Heart Association publicaron normas para la asistencia de pacien-

tes sometidos a cirugía no cardíaca. En ellas se incluyen recomen-

daciones de clase 1 para «mantener la temperatura corporal en el

intervalo normotérmico en la mayoría de los procedimientos,

excepto en los períodos en los que se pretende lograr una hipoter-

mia leve para la protección orgánica (p. ej., durante el pinzamiento

aórtico alto)

» 204 .

A partir de los datos abrumadores sobre las com-

plicaciones de la hipotermia, probablemente mantener la normo-

termia en el perioperatorio sea una de las primeras medidas que

deban realizarse en anestesia.

Resumen

La temperatura corporal se controla normalmente por un sistema

de retroalimentación negativa en el hipotálamo, que integra la

información térmica de la mayoría de los tejidos. Aproximada-

mente el 80% de esta información térmica se obtiene de la tempe-

raturacorporalcentral,quepuedemedirseconsondastermométricas

esofágicas distales, nasofaríngeas, o de membrana timpánica. El

hipotálamo coordina los incrementos de la producción de calor

(termogénesis con y sin escalofríos), los incrementos de la pérdida

de calor ambiental (sudoración) y las disminuciones de la pérdida

de calor (vasoconstricción) según se requiera para mantener la

normotermia.

El equilibrio estacionario térmico requiere que la pérdida de

calor al entorno iguale su producción metabólica; la hipotermia se

produce cuando la pérdida de calor excede la producción. La hipo-

termia central moderada es frecuente durante la cirugía y la anes-

tesia y se produce inicialmente por la redistribución del calor

corporal desde el centro a los tejidos periféricos y posteriormente

porque la pérdida de calor excede su producción metabólica. Las

dosis clínicas de todos los anestésicos generales probados disminu-

yen el umbral de respuesta a la hipotermia desde aproximadamente

37 °C (normal) a 33-35 °C. Por tanto, los pacientes anestesiados con

temperaturas centrales que excedan estas temperaturas suelen estar

poiquilotermos y no responden de forma activa a las alteraciones

térmicas. Los pacientes con suficiente hipotermia sí activan una

vasoconstricción termorreguladora, que es notablemente eficaz

para evitar una mayor hipotermia central.

La hipotermia intraoperatoria moderada proporciona una

protección significativa contra la isquemia y la hipoxia tisulares en

animales, si bien las únicas situaciones en las que se ha demostrado

la eficacia de la hipotermia terapéutica en seres humanos son la

parada cardíaca extrahospitalaria y la asfixia neonatal. También

reduce la activación de la hipertermia maligna y la gravedad del

síndrome una vez desencadenado. Sin embargo, la mayoría de las

consecuencias de la hipotermia involuntaria son perjudiciales. Los

principales efectos adversos son: desarrollo de morbilidad cardíaca,

menor resistencia a las infecciones de la herida quirúrgica, aumento

de la pérdida de sangre y de la necesidad de transfusiones, mayor

duración de la acción farmacológica, escalofríos y reducción posto-

peratoria del bienestar térmico.

A través del tracto respiratorio se pierde poco calor metabó-

lico. Por tanto, los calentadores y humidificadores activos de la vía

respiratoria son poco beneficiosos y casi nunca están indicados. La

administración de suficiente volumen de líquidos intravenosos

fríos puede producir una hipotermia sustancial. Por tanto, los líqui-

dos deberían calentarse para aquellos pacientes que requieran

administración intravenosa de más de varios litros por hora,

aunque ese proceso debería ser siempre secundario al calenta-

miento cutáneo activo previo. Entre los sistemas activos disponi-

bles, los calentadores de aire forzado ofrecen la mejor combinación

de eficacia, seguridad y precio y, por lo general, pueden mantener

la normotermia incluso durante las intervenciones más extensas.

La anestesia regional produce inhibición central y periférica

del control termorregulador. La inhibición periférica se produce

cuando el anestésico local bloquea los nervios necesarios para la

defensa termorreguladora. La hipotermia durante la anestesia neu-

raxial se produce inicialmente por la redistribución del calor cor-

poral del centro a la periferia y después por una pérdida de calor

mayor que la producción del mismo. La hipotermia durante una

anestesia de conducción mayor puede ser tan grave como durante

la anestesia general.

Se puede producir una elevación de la temperatura central

por el aumento de la termogénesis (hipertermia maligna), un calen-

tamiento excesivo (hipertermia pasiva) o por un aumento específico

de la temperatura termorreguladora de referencia (fiebre). Debido a

las diversas causas de la hipertermia y a su frecuente gravedad, se

debería buscar la etiología de los aumentos que se observen en la

temperatura central e instituir los tratamientos apropiados.

Una estrategia razonable para la detección y la prevención

de las alteraciones térmicas consiste en monitorizar la temperatura

central en los pacientes sometidos a anestesia general con duración

superior a 30 minutos y en los de cirugía mayor con anestesia

regional. A menos que la hipotermia esté específicamente indicada

(es decir, para protección contra la isquemia cerebral), la tempera-

tura central debería mantenerse por encima de 36 °C.

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Control de la anestesia

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