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intenso malestar, los escalofríos y la activación del sistema nervioso

autónom

o 185 .

Por tanto, se debe instituir el enfriamiento activo de

los pacientes, intensificando la vigilancia para garantizar que los

posibles beneficios superen al estrés inducido por la activación de

las defensas termorreguladoras.

Hipertermia durante la analgesia epidural

La hipertermia suele complicar la analgesia epidural en pacientes

en proceso de dilatación y part

o 186

y en pacientes postoperatorias

no embarazada

s 187 .

Es más probable cuando se prolonga la fase de

dilatación (es decir,

>

8 horas). Una consecuencia clínica de esta

hipertermia es que las mujeres tratadas con analgesia epidural

reciben antibióticos con más frecuencia que las tratadas de forma

convencional y sus hijos suelen recibir con más frecuencia trata-

miento para la sepsi

s 188 .

Debido a que la hipertermia pasiva y la excesiva producción

de calor son etiologías poco probables, es de suponer que la eleva-

ción de la temperatura corporal en el parto y en pacientes posto-

peratorias sea auténtica fiebre (es decir, un incremento regulado de

la temperatura central) resultante de una infección o inflamació

n 189 .

Por ejemplo, Dashe y cols. concluyeron que «la analgesia epidural

se asocia con fiebre intraparto, pero sólo en presencia de inflama-

ción placentaria, lo que sugiere que la fiebre descrita con la analge-

sia epidural se debe a infección más que a la propia analgesia

» 189 .

El supuesto convencional es que la hipertermia está

causada

por la técnica, aunque no se ha propuesto ningún mecanismo

convincente. Sin embargo, es útil recordar que el dolor en las

pacientes «control» suele tratarse con opioides, que por sí mismos

atenúan la fiebr

e 178 .

La fiebre asociada con la infección o el daño

tisular podría así ser suprimida por las bajas dosis de opioides que

se suelen administrar a las pacientes «control», mientras que se

manifestaría normalmente en las pacientes que reciben analgesia

epidural

( fig. 38-20 ) 190 .

El grado de contribución de este meca-

nismo está por determinar y es motivo de controversi

a 191 ,

pero no

se ha propuesto ninguna explicación alternativa convincente.

Monitorización de la temperatura

Las mediciones de la temperatura central (p. ej., membrana timpá-

nica medica con un termopar, arteria pulmonar, porción distal del

esófago y nasofaringe) se emplean para controlar la hipotermia

intraoperatoria, evitar el sobrecalentamiento y facilitar la detección

de hipertermia maligna. Las temperaturas del músculo o de la

superficie cutánea se pueden usar para evaluar la motilidad vascu-

la

r 192

y asegurar la validez del control neuromuscular periféric

o 193

.

Se requieren ambas mediciones (central y superficie cutánea)

para determinar los efectos termorreguladores de los diferentes

fármacos anestésicos. La combinación de la temperatura central y

la temperatura cutánea media puede usarse para estimar la tempe-

ratura corporal (y, por tanto, el contenido de calor corporal), con

una precisión notabl

e 194 .

Las temperaturas no son uniformes en

todo el cuerpo; por consiguiente, las temperaturas medidas en cada

sitio tienen diferente significado fisiológico y práctico.

Termómetros

Los termómetros de mercurio son lentos e incómodos, por lo que

han sido reemplazados por sistemas electrónicos. Los termómetros

electrónicos más frecuentes son termistores y termopares. Ambos

son lo suficientemente precisos para el uso clínico, y bastante

baratos para ser desechables. También son suficientemente precisos

para este uso los termómetros de «tejidos profundos» basados en

la reducción activa a cero del flujo cutáneo de calo

r 195 ;

por desgra-

cia, actualmente no se dispone de estos monitores ni en Europa ni

en Estados Unidos. Los termómetros timpánicos de infrarrojos que

1316

Control de la anestesia

III

Figura 38-20

 Temperaturas centrales después de la administración de 50UI/g

de interleucina 2 (IL-2), seguida por una segunda dosis de 100UI/g 2 horas más

tarde. La primera dosis de IL-2 se definió como tiempo cero. Los datos se

presentan como media±DE. Las barras de error de los datos de la anestesia

epidural se han omitido para mejorar la claridad de la figura, pero fueron

similares a los presentados para los controles y para fentanilo intravenoso.

(De Negishi C, Lenhardt R, ozaki M y cols.: Opioids inhibit febrile responses in

humans, whereas epidural analgesia does not: An explanation for

hyperthermia during epidural analgesia.

Anesthesiology

94:218-222, 2001.)

Tabla 38-3

 Enfriamiento cutáneo activo como tratamiento de la fiebre

Control

Enfriamiento Calentamiento

Temperatura central

integrada (°C/h)

6,0±1,6 5,7±2,2

6,4±1,2

Consumo de oxígeno (ml/min) 330±50 430±4

0 *

310±30

Duración de los escalofríos

(min)

33±11 229±35

20±0

Presión arterial media (mmHg) 90±4 98±

6 *

86±

6

Media [norepinefrina] (nM)

1,0±0,4 1,4±0,

7 *

1,1±0,

5

[Epinefrina] basal (nM)

0,3±0,1 0,3±0,1

0,3±0,1

Media de [epinefrina]

durante el tratamiento (nM)

0,3±0,1 0,5±0,

1 *

0,4±0,1

Sensación intensa de frío (%

del tiempo)

27

8

9 *

11

Los voluntarios recibieron 30.000UI/kg de interleucina 2 (IL-2), seguido 2 horas más

tarde por otra dosis de 70.000UI/kg. La primera dosis de IL-2 definió el tiempo cero

del período de tiempo. El tratamiento térmico comenzó después de 3 horas y con-

tinuó durante 5 horas. Cada voluntario participó en 3 días diferentes: sin enfriami-

ento ni calentamiento, enfriamiento activo y calentamiento activo. Se presentan los

valores medios e integrados en el período de tratamiento, entre las 3 y las 8 horas

del período de estudio. Los tiempos se presentan en horas transcurridas desde la

primera inyección de IL-2. Los datos se presentan como medias±DE.

*Diferencias estadísticamente significativas respecto al control.

Diferencias estadísticamente significativas respecto al día de enfriamiento.

De Lenhardt R, Negishi C, Sessler DI y cols.: The effects of physical treatment on

induced fever in humans.

Am J Med

106:550-555, 1999.