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La falta de eficacia durante este período se produce porque el flujo

de calor desde el centro a la periferia es masivo y porque la trans-

ferencia del calor cutáneo aplicado requiere casi una hora hasta

llegar al centro, incluso en pacientes vasodilatados.

Aunque la redistribución no puede tratarse de manera efi-

ca

z 56 ,

se puede evitar. La redistribución se produce cuando la

vasodilatación inducida por anestésicos permite que el calor fluya

a la periferia según el gradiente normal de temperatura. El calen-

tamiento de la superficie cutánea antes de la inducción de la

anestesia no altera de forma significativa la temperatura central

(que permanece bien regulada), pero sí incrementa el contenido

de calor corporal. Gran parte del aumento sucede en las piernas,

el componente principal del compartimento térmico periférico.

Cuando la temperatura de los tejidos periféricos aumenta lo sufi-

ciente, la inhibición posterior de la vasoconstricción termorregu-

ladora tónica normal produce poca hipotermia por redistribución,

porque el calor sólo puede fluir según un gradiente de tempera-

tura

( fig. 38-17 ) 69,70 .

Aunque hay que transferir cantidades sustan-

ciales de calor a través de la superficie cutánea, el precalentamiento

activo durante tan sólo 30 minutos tal vez evite una redistribu-

ción considerabl

e 140

.

La «recaída» asociada con la interrupción de la circulación

extracorpórea (CEC) es un tipo de hipotermia por redistribución,

originada por un sustancial gradiente de temperatura tisular del

centro a la periferia. Como sería de esperar, es más llamativo

después de una CEC a 17 °C

141

que a 27-31 °

C 142

. El calentamiento

cutáneo durante y después de la CEC reduce la recaída de la tem-

peratura central en un 60%. Sin embargo, los datos del balance

calórico indican que esta reducción se produce principalmente

porque el calentamiento cutáneo evita la disminución típica del

contenido de calor corporal tras la interrupción de la CEC más que

por una reducción de la redistribució

n 143 .

Calentamiento y humidificación de la vía

respiratoria

Unos cálculos termodinámicos sencillos indican que menos del

10% de la producción metabólica de calor se pierde a través de las

vías respiratorias. La pérdida es el resultado del calentamiento y la

humidificación de los gases inspiratorios, pero la humidificación

requiere dos tercios del calo

r 50 .

Dado que se pierde poco calor por

la respiración, el calentamiento y la humidificación activos de las

vías respiratorias influyen de forma mínima en la temperatura

centra

l 56 .

Debido a que la pérdida de calor respiratorio permanece

casi constante durante la anestesia, la fracción de la pérdida total

de calor a través de las vías respiratorias disminuye en gran

medida durante operaciones extensas en las que se pierde una

considerable cantidad de calor por evaporación desde las incisio-

nes quirúrgica

s 51

. Por consiguiente, el calentamiento y la humidi-

ficación de las vías respiratorias son incluso menos eficaces de lo

habitual en los pacientes, sobre todo en los que necesiten un

calentamiento eficaz.

Líquidos intravenosos

No es posible calentar a los pacientes mediante la administración

de líquidos calientes, pues éstos no pueden exceder (mucho) la

temperatura corporal. Por otra parte, la pérdida de calor por líqui-

dos intravenosos fríos cobra relevancia cuando se administran

grandes cantidades de soluciones de cristaloides o de sangre. Una

unidad de sangre refrigerada o 1 l de solución cristaloide adminis-

trados a temperatura ambiente, reducen la temperatura corporal

media aproximadamente 0,25 °C. (La sangre está el doble de fría,

pero aporta sólo la mitad de volumen.) Los calentadores de líqui-

dos minimizan estas pérdidas y deberían usarse cuando se vayan

a administrar grandes cantidades de sangre o líquidos intraveno-

sos, pero su contribución es menos importante cuando los volú-

menes son menores.

Para los casos habituales no hay diferencias clínicas signifi-

cativas entre los calentadores disponibles. Aunque la mayoría de

los calentadores permiten el enfriamiento del líquido en las

conexiones entre el calentador y el paciente, este enfriamiento tiene

escasas consecuencias en adultos: a flujos altos se produce poco

enfriamiento y a flujos bajos la cantidad de líquido administrado

es muy pequeña

144 .

Hay sistemas especiales de alto volumen con

calentadores potentes y baja resistencia al flujo que facilitan el

cuidado de las víctimas de traumatismos y son útiles en aquellos

casos en los que se deba administrar una gran cantidad de líquidos

con rapidez.

Calentamiento cutáneo

La temperatura del quirófano es el principal factor que influye en

la pérdida de calor, porque determina el ritmo al cual se pierde el

calor metabólico por radiación y convección desde la piel y por

evaporación desde las incisiones quirúrgicas. Por tanto, el aumento

de la temperatura ambiente es una vía para minimizar la pérdida

de calor. Sin embargo, por lo general se requiere una temperatura

ambiente que exceda los 23 °C para mantener la normotermia en

los pacientes sometidos a cualquier procedimiento, a excepción de

las pequeñas intervencione

s 145 .

La mayor parte del personal de

quirófano encuentra esas temperaturas incómodas por el calor. Los

lactantes pueden necesitar temperaturas ambiente que excedan los

26 °C para mantener la normotermia. Tales temperaturas son lo

1312

Control de la anestesia

III

Figura 38-17

 Durante el período de preinducción (–120 a 0 minutos), se

calentó de forma activa o se enfrió de modo pasivo (sin calentamiento) a

voluntarios. En la inducción de la anestesia (tiempo=0 minutos), se

interrumpió el calentamiento activo y se expuso a los voluntarios al ambiente.

Las temperaturas iniciales de la membrana timpánica fueron similares antes

de cada tratamiento de preinducción. Durante los 60 minutos tras la

inducción de la anestesia, la temperatura central disminuyó menos en los

voluntarios que habían sido precalentados. (

T=–1,1±0,3°C) que en los no

calentados (

T=–1,9±0,3°C). Los datos se presentan como medias±DE).

(De Hynson JM, Sessler DI, Moayeri A y cols.: The effects of pre-induction

warming on temperature and blood pressure during propofol/nitrous oxide

anesthesia.

Anesthesiology

79:219-228, 1993.)