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Anestesias raquídea, epidural

y cauda

l *

David L. Brown

Puntos clave

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 1.

Una anestesia neuroaxial baja (esto es, nivel sensitivo en

T10 o inferior) comporta un impacto fisiológico diferente

que el de un bloqueo realizado para lograr una anestesia

neuroaxial alta (T5).

 2.

La anestesia neuroaxial conlleva más riesgo con la

introducción perioperatoria de heparina de bajo peso

molecular y antiagregantes plaquetarios (glucoproteínas)

potentes.

 3.

Muchos procedimientos anestésicos raquídeos y

epidurales fracasan por una sedación o una ansiólisis

intravenosa inadecuadas más que por bloqueos

defectuosos desde el punto de vista técnico.

 4.

La bupivacaína, la levobupivacaína y la ropivacaína

proporcionan una calidad de anestesia excelente para las

técnicas neuroaxiales.

 5.

Se calcula que el volumen del líquido cefalorraquídeo es

el responsable del 80% de la variabilidad en la altura

máxima del bloqueo y en la regresión del bloqueo motor

y sensitivo. Excepto por el peso corporal, el volumen del

líquido cefalorraquídeo no se correlaciona con otras

mediciones antropomórficas disponibles clínicamente.

 6.

El espacio epidural está más compartimentado y es menos

uniforme de lo que antiguamente se creía, y el ligamento

amarillo tampoco es uniforme desde el cráneo hasta el

sacro, ni incluso dentro de un mismo espacio intervertebral.

 7.

Durante la anestesia neuroaxial se produce vasodilatación

venosa y arterial, pero debido a la gran cantidad de

sangre en el sistema venoso (aproximadamente el 75% del

volumen sanguíneo total), predomina el efecto de la

dilatación venosa.

 8.

Nos han enseñado desde siempre que el descenso en la

presión arterial después de un bloqueo neuroaxial puede

minimizarse mediante la administración de cristaloides

por vía intravenosa antes del bloqueo; sin embargo, hay

que replantearse esta lógica.

 9.

Las náuseas y los vómitos pueden asociarse a un bloqueo

neuroaxial hasta en un 20% de los pacientes, y la

administración de atropina es prácticamente eficaz al

100% para tratar las náuseas asociadas a una anestesia

neuroaxial alta (T5).

10.

A medida que aumente la habilidad con la anestesia

raquídea, la utilización de agujas de menor calibre y con

el mismo tipo de punta disminuirá la incidencia de cefalea

si no aumenta el número de punciones raquídeas.

11.

La aparición de síntomas neurológicos transitorios

después de una anestesia raquídea es más frecuente tras

procedimientos ambulatorios, especialmente en los

pacientes colocados en posición de litotomía o para

artroscopias de rodilla.

12.

La menor frecuencia de cefaleas con agujas de punta cónica

puede ser consecuencia de la exposición de más mediadores

inflamatorios alrededor del orificio de entrada de la aguja en

vez de por la idea, citada a menudo, de una extension más

suave de las meninges en el punto de punción.

13.

Los parches hemáticos epidurales tienen una eficacia

mayor del 90% para aliviar la cefalea pospunción dural.

14.

Un método para incrementar la probabilidad de que la

colocación caudal de la aguja sea la correcta consiste en

inyectar 5ml de suero salino rápidamente a través de la

aguja caudal mientras se palpa la piel que recubre el

sacro. Si se aprecia un abultamiento en la línea media, lo

más probable es que la aguja esté colocada

incorrectamente.

15.

La toxicidad generalizada asociada a los anestésicos

locales se debe principalmente a la administración no

intencionada del fármaco dentro de una vena epidural.

©

2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos

Los bloqueos neuroaxiales raquídeos, epidurales y caudales dan

lugar a un bloqueo simpático, analgesia sensitiva o anestesia y

bloqueo motor, según la dosis, la concentración o el volumen de

anestésico local después de insertar una aguja en el plano del neu-

roeje. A pesar de estas similitudes, existen diferencias fisiológicas y

farmacológicas significativas. La anestesia raquídea requiere una

masa de fármaco (es decir, volumen) pequeña, casi carente de

efecto farmacológico sistémico, para producir una analgesia sensi-

tiva profunda y reproducible; por el contrario, en la anestesia epi-

dural hay que emplear una masa de anestésico local grande,

generadora de concentraciones sanguíneas sistémicas activas desde

*Véase American Society of Anesthesiologists Practice Guidelines

for Acute Pain Management in the Perioperative Setting, Practice Guide-

lines for Chronic Pain Management y Practice Guidelines for Obstetric

Anesthesia.