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Anestesias raquídea, epidural y caudal

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Sección III

Control de la anestesia

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

recomendarse una técnica combinada raquídea y epidural? ¿El

procedimiento quirúrgico es tan breve que el tiempo de espera para

que el bloqueo epidural haga efecto convierte a la anestesia raquí-

dea en una técnica más práctica? ¿El paciente es un candidato a

analgesia postoperatoria prolongada, con lo que sería preferible

una técnica epidural continua? ¿Es posible controlar el procedi-

miento de la misma forma con anestesia raquídea o epidural,

pudiendo tener en cuenta variables del enfermo que influyen sobre

la incidencia de cefalea (p. ej., edad y sexo)? ¿El paciente presenta

otras enfermedades, como una miocardiopatía hipertrófica, que

pueden tener implicaciones en la elección de la técnica? ¿El enfermo

tendrá que desplazarse a una distancia considerable justo después

del procedimiento, con lo que la técnica del parche hemático epi-

dural resultaría problemática en caso de cefalea pospunción dural?

Éstas son algunas cuestiones que deben tenerse en cuenta al sopesar

los riesgos y los beneficios de los bloqueos neuroaxiales.

Anatomía

Una vez que se ha decidido la ejecución de cualquiera de estos

bloqueos, el elemento clave para realizarlo consiste en combinar la

técnica apropiada con conocimientos tridimensionales y una apre-

ciación táctil de la anatomía.

La anestesia subaracnoidea produce un bloqueo sensitivo de

la médula espinal, que tiene su origen cefálico en el tronco del

encéfalo y se continúa a través del agujero magno u occipital para

terminar distalmente en el cono medular. Esta terminación distal

varía desde L3, en los lactantes, hasta el borde inferior de L1, en los

adultos, debido a la diferencias de crecimiento entre el conducto

raquídeo óseo y el sistema nervioso central (SNC). La mayoría de

nosotros tenemos la impresión de que los nervios raquídeos poseen

un tamaño y una estructura uniformes, pero Hogan y Tot

h 19

han

demostrado que el tamaño de las raíces de los nervios raquídeos

tiene una gran variabilidad interindividual.Estas diferencias pueden

ayudar a explicar las disparidades de calidad del bloqueo neuroaxial

en cada paciente cuando se utilizan técnicas equivalentes en enfer-

mos similares en apariencia. Otra relación anatómica puede afectar

a los bloqueos neuroaxiales; aunque las raíces dorsales (sensitivas)

son, en general, más grandes que las raíces anteriores (motoras), las

primeras suelen bloquearse con más facilidad. Esta paradoja apa-

rente se explica por la organización de las raíces dorsales en haces

que crean un área de superficie mucho mayor, sobre la que actúan

los anestésicos locales, lo que quizá explique por qué los nervios

sensitivos, más grandes, se bloquean con más facilidad que los

motores, más pequeño

s 20 .

El volumen del LCR lumbosacro varía de

un paciente a otro, en parte debido a diferencias en el hábito cor-

poral y en el pes

o 21

. Se calcula que el volumen de LCR es respon-

sable del 80% de la variabilidad de la altura máxima del bloqueo y

de la regresión del bloqueo motor y sensitivo. No obstante, salvo

por el peso corporal, el volumen de LCR no guarda relación con

otros valores antropométricos clínicamente disponible

s 22 .

La médula espinal está rodeada en el conducto óseo verte-

bral por tres membranas (de dentro afuera): piamadre, aracnoides

y duramadre

( fig. 41-1

). La piamadre es una membrana muy vas-

cularizada que reviste íntimamente la médula espinal y el cerebro.

La aracnoides es una membrana avascular delicada, íntimamente

asociada a la capa más externa, la duramadre. De estas dos mem-

branas, parece que la aracnoides actúa como barrera principal para

la entrada y la salida de fármacos del LCR, por lo que sería respon-

sable del 90% de la resistencia a la migración farmacológic

a 23

. Tal

y como destacan Lui y McDonal

d 20

y Bernard

s 24

, la prueba funcio-

nal del papel de la aracnoides como barrera fundamental al flujo

es el hecho de que el LCR reside en el espacio subaracnoideo y no

en el subdural.

En el espacio subaracnoideo están el LCR, los nervios raquí-

deos, un entramado de trabéculas entre ambas membranas y vasos

sanguíneos que irrigan a la médula espinal, y extensiones laterales de

la piamadre y los ligamentos dentados, que proporcionan un soporte

lateral desde la médula espinal hasta la duramadre

( fig. 41-2 ) 25 .

En

los adultos, la médula espinal finaliza en el borde inferior de L1 pero

el espacio subaracnoideo continúa hasta S2.

La tercera y más externa de las membranas en el canal

medular es una membrana fibroelástica organizada al azar que se

denomina duramadre (o teca

) 26 .

Esta capa es la extensión directa

de la duramadre craneal y, al igual que la duramadre medular, se

extiende desde el agujero magno u occipital hasta S2, donde el filum

terminal (una extensión de la piamadre que comienza en el cono

medular) se mezcla con el periostio, sobre el cóccix (v.

fig. 41-1

).

Existe un espacio virtual entre la duramadre y la aracnoides, el

espacio subdural, que sólo contiene pequeñas cantidades de líquido

seroso, las cuales permiten que ambas membranas se muevan la

una sobre la otra. Los anestesiólogos no utilizan dicho espacio de

forma intencionada, si bien la inyección en su interior durante la

Figura 41-1

 Anatomía de la médula espinal. Obsérvese la finalización de la

médula (es decir, el cono medular) en L1-L2 y la finalización del saco dural en S2.