resulte más fácil en conjunto. Aparte del saco dural, el canal sacro
contiene un plexo venoso que forma parte de los plexos venosos
vertebrales internos avalvulares. A partir de los estudios de reso-
nancia magnética (RM), se ha calculado que el volumen del canal
caudal en los adultos, excluyendo los agujeros y el saco dural, es
aproximadamente de 10-27ml. Quizá esta gran variabilidad de
volumen sea la responsable de parte de la variación en la altura del
bloqueo obtenido con la anestesia cauda
l 37 .Una vez comprendida la anatomía pertinente a los bloqueos
neuroaxiales, resulta tentador realizar de inmediato los bloqueos.
Sin embargo, para efectuar correctamente una anestesia raquídea,
epidural y caudal con seguridad es preciso conocer los efectos
fisiológicos de dichos bloqueos.
Efectos fisiológicos
Los efectos fisiológicos de los bloqueos neuroaxiales a menudo se
malinterpretan como complicaciones, de ahí que los expertos des-
taquen la hipotensión dentro de las complicaciones de las técnicas.
Hay que distinguir con claridad entre los efectos fisiológicos de una
técnica anestésica y las complicaciones, que suponen algo nocivo
para el pacient
e 40 .Esta distinción es fundamental para poder
sopesar los riesgos y los beneficios de la técnica en cuestión.
Efectos cardiovasculares
Los efectos cardiovasculares de los bloqueos neuroaxiales son, en
cierto modo, similares a la administración combinada de blo-
queantes adrenérgicos
a
1
y
b
, disminución de la frecuencia car-
díaca y de la presión arterial (v. cap. 6). La simpatectomía que
acompaña a las técnicas depende de la altura del bloqueo, y nor-
malmente se extiende de dos a seis dermatomas por encima del
nivel sensitivo con la anestesia raquídea, y a la misma altura con la
anestesia epidura
l 41 .Esto provoca una vasodilatación arterial y
venosa, pero debido al gran volumen de sangre almacenado en el
sistema venoso (alrededor del 75% del volumen sanguíneo total),
predomina el efecto venodilatador, consecuencia de la limitada can-
tidad de músculo liso en las vénulas, mientras que el músculo liso
vascular en el lado arterial de la circulación conserva un grado con-
siderable de tonicidad autónoma. Después de una simpatectomía
inducida por un bloqueo neuroaxial, si se mantiene un gasto car-
díaco normal, la resistencia periférica sólo debería reducirse un
15-18% en los pacientes sanos normovolémicos, incluso con una
simpatectomía casi total. En los ancianos con cardiopatía, la resis-
tencia vascular sistémica puede disminuir casi un 25% después de
una anestesia raquídea, mientras que el gasto cardíaco desciende
solamente un 10
% 42 .La frecuencia cardíaca durante un bloqueo
neuroaxial altodesciende típicamente como resultadodel bloqueode
las fibras cardioaceleradoras, que se originan desde T1 a T4. La
frecuencia cardíaca puede disminuir como consecuencia de un des-
censo en el llenado de la aurícula derecha, lo que reduce el flujo de
salida desde unos receptores de estiramiento cronotrópicos intrín-
secos localizados en la aurícula derecha y las venas principale
s 41 .Aún no se ha aclarado cuál es el grado de descenso de la
presión arterial aceptable tras un bloqueo neuroaxial. Probable-
mente, se siga especulando sobre este tema, ya que desde un punto
de vista ético,resulta complicado diseñar estudios en seres humanos
con objeto de definir una curva de dosis y respuesta respecto al
descenso de presión arterial que acompaña al bloqueo neuroaxial.
A pesar de este dilema, parece que el consumo de oxígeno corporal
total en los pacientes sometidos a una anestesia raquídea guarda
relación con la extensión de dicha técnica, proporcionando un
margen de seguridad para la perfusión orgánica no disponible con
otras técnicas que no son neuroaxiale
s 43 .Existen algunos datos que ayudan a determinar el grado de
descenso permisible de la presión arterial. Si bien el estudio de Kety
y cols
. 44tenía problemas metodológico
s *, demostraba que una
anestesia raquídea con procaína, elevada hasta la zona torácica
media, incluso en pacientes con hipertensión esencial, disminuía
en un 26% la presión arterial media (de 155 a 115 mmHg), con un
descenso simultáneo del 12% del flujo sanguíneo cerebral (de 52 a
46ml/100 g/min). Cuando la altura de la anestesia raquídea se
elevaba de forma intencionada para conseguir bloqueos más altos
(T4) en pacientes normotensos e hipertensos, la presión arterial
media descendía un 32% (de 93 a 63 mmHg) y un 50% (de 158 a
79 mmHg), respectivamente. Aunque el flujo sanguíneo cerebral
no variaba en el grupo normotenso (45 a 46ml/100 g/min), en los
enfermos hipertensos aparentemente no tratados se producía un
descenso del 19% (de 46,5 a 37,5ml/100 g/min
) 45 .Cuando se medía
el flujo arterial coronario y el metabolismo miocárdico en seres
humanos durante una anestesia raquídea hasta T4 en pacientes
hipertensos y normotensos, los descensos del flujo sanguíneo coro-
nario (153 a 74ml/100 g/min) eran paralelos al descenso en la
presión arterial media (119 a 62 mmHg), y el porcentaje de extrac-
ción de oxígeno miocárdico no variaba (75 a 72%). La extracción
de oxígeno no se modificaba porque el trabajo miocárdico, expre-
sado por la utilización miocárdica de oxígeno, discurría en paralelo
al descenso de la presión arterial media y al flujo coronario (16 a
7,5ml/100 g/min
) 46. Estos datos respaldan las observaciones de
Stanley y cols
. 43, pero todavía no proporcionan una indicación
*El flujo sanguíneo cerebral se estudió mediante óxido nitroso.
Sólo se tomó en cuenta el global, y los pacientes presentaban hipertensión
grave (es decir, la presión arterial media era de 155 mmHg).
1382
Control de la anestesia
III
Figura 41-5
Anatomía de la superficie sacra. Puede dibujarse un triángulo
equilátero que conecte las espinas ilíacas posterosuperiores y el hiato sacro.
Esta representación puede resultar útil para confirmar la palpación del hiato
sacro.