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latencia del bloqueo epidural es neutralizada a menudo por los

anestesiólogos mediante la administración de un volumen menor

de anestésico local con la dosis terapéutica epidural inicial; cuando

no se alcanza la altura del bloqueo deseada con la rapidez sufi-

ciente, se administra una dosis adicional de anestésico local epidu-

ral, con lo que se obtiene una altura de bloqueo más alta de la

necesaria. La magnitud del descenso de la presión arterial con cada

técnica depende de varios factores, como la edad del paciente y el

estado de la volemia.

Efectos respiratorios

Las alteraciones en las variables pulmonares en pacientes sanos

durante el bloqueo neuroaxial suelen tener pocas consecuencias

clínicas. El volumen corriente permanece invariable durante una

anestesia raquídea alta, mientras que la capacidad vital disminuye

poco, de 4,05 a 3,73

l 50

. Dicho descenso de la capacidad vital se debe

a una reducción del volumen de reserva espiratorio relacionado

con la parálisis de la musculatura abdominal implicada en la espi-

ración forzada, más que a un descenso de la función frénica o

diafragmátic

a 18 .

Este impacto mínimo sobre la función pulmonar

también se cumple en los enfermos ancianos sometidos a anestesia

epidural lumbar o torácic

a 51

. Las pruebas funcionales respiratorias

en pacientes sometidas a una cesárea mediante anestesia epidural

demuestran que la lidocaína desencadena reducciones mayores en

la presión espiratoria máxima (maniobra dependiente de la mus-

culatura abdominal) que la bupivacaín

a 52 .

La parada respiratoria es infrecuente, y cuando se asocia a

anestesia raquídea, tampoco guarda relación con una disfunción

frénica o inspiratoria, sino más bien con la hipoperfusión de los

centros respiratorios en el tronco del encéfalo. Las pruebas que

respaldan esta idea se aprecian después de la reanimación, cuando

casi siempre desaparece la apnea tan pronto como las medidas

farmacológicas y de aporte de líquidos restablecen el gasto cardíaco

y la presión arterial. Esto no sucedería si la causa de la apnea fuese

una parálisis frénica secundaria a un bloqueo alt

o 18 .

Existen pruebas

experimentales en conejos durante una anestesia epidural de que

su respuesta a la hipoxia desencadena apnea, la cual difiere de sus

respuestas a la hipoxia sin anestesia neuroaxia

l 53 .

Este dato puede

tener implicaciones para comprender algunos episodios de depre-

sión cardiovascular durante bloqueos neuroaxiales en seres

humanos, aunque este punto debe confirmarse. Por otra parte, en

un modelo canino de hipoxia, la anestesia epidural y el estímulo

hipóxico provocaban los mismos resultados, pero con una función

acidobásica más normal que en los animales que recibían anestesia

general en exclusiv

a 54

.

El bloqueo neuroaxial se debe usar con precaución en enfer-

mos con discapacidad respiratoria como consecuencia de la paráli-

sis de los músculos respiratorios. Salvo en el paciente con un

compromiso grave con insuficiencia respiratoria, la función muscu-

lar inspiratoria durante los bloqueos neuroaxiales debe ser ade-

cuada para mantener la función ventilatoria. En estos pacientes tan

comprometidos, la consideración fisiológica relacionada con la

parálisis muscular asociada al bloqueo neuroaxial debe centrarse en

los músculos espiratorios, dada su importancia para que la tos y la

eliminación de las secreciones pulmonares resulten eficace

s 42,50

.

Función digestiva

Otro sistema orgánico que se ve afectado durante el bloqueo neu-

roaxial es el aparato digestivo. Las náuseas y los vómitos pueden

relacionarse con este tipo de bloqueos hasta en un 20% de los pacien-

tes, y se deben sobre todo a un hiperperistaltismo gastrointestinal

secundario a una actividad parasimpática (vagal) sin oposició

n 55

. La

atropina resuelve de manera eficaz las náuseas asociadas a una anes-

tesia subaracnoidea alta (T5

) 56,57

. Este hiperperistaltismo gastrointes-

tinal ofrece la ventaja de que proporciona condiciones quirúrgicas

excelentes gracias a la contracción intestinal. Otra ventaja de la anes-

tesia regional en pacientes con una función gastrointestinal compro-

metida (p. ej., disfunción hepática) citada a menudo es la menor

posibilidad de deterioro fisiológico en comparación con la anestesia

general. No obstante, parece que si se va a realizar una cirugía intra-

abdominal, la magnitud del descenso del flujo sanguíneo hepático es

paralela al lugar de la operación, más que a la técnica anestésica

elegida. El descenso del flujo sanguíneo hepático durante la anestesia

raquídea es paralelo al descenso de la presión arterial medi

a 58 .

Cuando la analgesia epidural se mantiene durante el período post­

operatorio, puede tener un efecto protector sobre la mucosa gástrica,

ya que el pH de la mucosa es mayor durante la analgesia epidural

postoperatoria que con analgesia por vía sistémic

a 59 .

Función renal

La función renal tiene una reserva fisiológica amplia. A pesar de los

descensos previsibles en el flujo sanguíneo renal asociados al

bloqueo neuroaxial, esta disminución tiene una repercusión fisioló-

gica escas

a 60 .

Un aspecto clave de la función genitourinaria desde el

punto de vista clínico es la creencia de que los bloqueos neuroaxia-

les constituyen una causa frecuente de retención urinaria, lo que

retrasa el alta de los enfermos ambulatorios y obliga a sondar la

vejiga a los pacientes ingresados. Las concentraciones de anestésicos

locales necesarias para paralizar la función vesical son más bajas

que las necesarias para bloquear los nervios motores de las extre-

midades inferiores. Sin embargo, algunos estudios no respaldan esta

creencia. Así, por ejemplo, en los pacientes ortopédicos sometidos

a artroplastia de cadera, se demostró que el sondaje vesical no era

más frecuente tras un bloqueo neuroaxial (raquídeo o epidural) que

después de una anestesia general con opiáceo

s 61 .

En cualquier caso,

lo más prudente es evitar una administración excesiva de soluciones

cristaloides por vía i.v. a los pacientes sometidos a anestesia raquídea

e individualizar la necesidad de micción antes de dar de alta a los

pacientes de bajo riesgo sometidos a una intervención en régimen

ambulatorio después de que se haya practicado una anestesia raquí-

dea o epidural con anestésicos locales de acción corta

62 .

Efectos específicos de la anestesia epidural

Los efectos fisiológicos de la anestesia epidural son similares a los

de la anestesia raquídea, con la excepción de que los valores san-

guíneos de anestésicos locales alcanzan concentraciones lo sufi-

cientemente elevadas para producir efectos sistémicos por sí

mismos. Incluso la lidocaína administrada por vía i.v. (que produce

valores sanguíneos similares a los alcanzados después de una anal-

gesia epidural continua) puede disminuir los requisitos postopera-

torios de opiáceos

( fig. 41-7 ) 63

. Cuando las concentraciones

sanguíneas son excesivas, aparecen efectos adversos cardiovascula-

res y del SNC (v. cap. 20).

Anestesia raquídea

Técnica

Para realizar la anestesia raquídea hay que tener presente en todo

momento la anatomía mientras se inserta la aguja intradural.

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Control de la anestesia

III