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INR redujo sustancialmente las variaciones interlaboratorio del TP.

Al igual que con el TTPa, su prolongación se valora además con

una prueba de mezclas.

Recuento de plaquetas y tiempo de hemorragia

El recuento de plaquetas continúa siendo un componente de refe-

rencia en las pruebas de cribado de las anomalías de la coagulación.

En los recuentos automatizados de plaquetas se mide el número

por volumen con un método óptico o de impedancia. Las recomen-

daciones sobre los recuentos óptimos de plaquetas resultan un

tanto arbitrarias; no obstante, los superiores a 100.000/

m

l se suelen

asociar a una hemostasia normal. Una disminución anómala del

recuento merece un examen más detenido, incluido su recuento

visual con una extensión de sangre. La hemodilución de la muestra

y la agregación plaquetaria son causas frecuentes de seudotrombo-

citopenia. La agregación inducida por ácido etilendiaminotetraacé-

tico (EDTA), un artefacto habitual, puede identificarse con un

recuento manual de plaquetas o con su sustitución por citrato como

anticoagulante, en comparación con el EDTA, presente de modo

habitual en los tubos de obtención de muestras (vacutainer).

Aunque el tiempo de hemorragia, como prueba de disfun-

ción plaquetaria, ha perdido gran parte de su popularidad en los

10 últimos años, muchos médicos lo siguen valorando como un

parámetro de la función plaquetaria y la hemostasia primaria. Con

el uso de una lanceta comercial y un esfigmomanómetro ajustado

a 40 mmHg de presión venosa, tras la incisión cutánea efectuada

en la cara anterior del antebrazo, se consideran normales tiempos

de hemorragia de 2-10 minutos. Sus limitaciones incluyen su falta

de reproducibilidad, el tiempo necesario para realizarlo y la posi-

bilidad de dejar una cicatriz. Además, se ve afectado por numerosas

variables de confusión, como la temperatura cutánea, el grosor de

la piel, la edad, la etnia, la localización anatómica de la prueba,

etc

. 82

. En general, no es predictivo de hemorragia y, por esta razón,

no se recomienda su uso como prueba de cribado preoperatoria

para valorar el riesgo de pérdida hemática.

Pruebas de coagulación a pie de cama

Aunque las pruebas de coagulación efectuadas en el laboratorio

siguen siendo el pilar de los exámenes preoperatorios, la disponi-

bilidad creciente de sistemas analíticos sensibles y específicos

para monitorizar la coagulación a pie de cama del paciente pronto

brindará oportunidades para dirigir el tratamiento con fármacos

hemostáticos y componentes sanguíneos de manera específica sin

los retrasos inherentes a las pruebas de laboratorio de referencia.

Los sistemas comercialmente disponibles de monitorización de la

coagulación en el lugar de asistencia del paciente, aplicables en

un contexto perioperatorio, pueden considerarse en cuatro

amplias categorías: 1) pruebas funcionales de la coagulación o

análisis que miden la capacidad intrínseca de la sangre para

generar el coágulo; 2) monitores de la concentración de heparina;

3) parámetros viscoelásticos de la coagulación, y 4) monitores de

la función plaquetaria.

Pruebas funcionales de la coagulación

Descrito por Hattersley en 1976 como una variación del método

de Lee-White para medir el tiempo de coagulación en sangre total,

el tiempo de coagulación activada (TCA) emplea un iniciador o

activador de contacto, en general, el celite (tierra de diatomáceas)

o caolín para acelerar la formación del coágulo y reducir el tiempo

necesario para el análisis. En pacientes que reciben aprotinina, un

fármaco antifibrinolítico, se recomienda usar este último porque,

en este contexto, el TCA valorado con celite es propenso a una

prolongación por artefacto

s 83

. Si se emplea dicho activador y no se

tiene en cuenta este efecto mediado por el fármaco, es posible que

se administren dosis inadecuadas de heparina. No está claro si unas

concentraciones plasmáticas elevadas de aprotinina pueden afectar

al TCA analizado con caolín.

Los monitores comerciales actuales de TCA automatizan la

detección del coágulo. Uno de los aparatos de uso más difundido

emplea un tubo de vidrio que contiene un pequeño imán. Tras

añadir la sangre de muestra y mezclarla manualmente, se introduce

en la centrifugadora inclinada del analizador donde gira lentamente

a 37 °C en un campo magnético, lo que permite que el imán man-

tenga el contacto con un deflector de plástico. Se pone en funcio-

namiento el cronómetro y cuando empieza a formarse el coágulo,

el imán queda atrapado dentro del tubo y se separa del detector; se

interrumpe el campo magnético y el instrumento emite un pitido

audible e indica el tiempo de coagulación, es decir el tiempo que el

coágulo tarda en desplazar el imán a una distancia dada. Otro

sistema de monitor utiliza un marcador tipo «plomada» que

asciende y se deja caer repetidamente en el tubo que contiene la

muestra de sangre y el activador de contacto (Hepcon and ACT II;

Medtronic Blood Management, Parker, Estados Unidos). Con un

método óptico, el aparato mide el tiempo que el marcador tarda en

desplazarse a través de la muestra de sangre. Con la formación del

coágulo, disminuye la velocidad de descenso del marcador a través

de la muestra de sangre, se activa un detector óptico y hace sonar

una alarma que indica el tiempo de coagulación activada.

En individuos sanos, el TCA es de 107±13 segundos

(media±DE). Sin embargo, el tiempo al que se determina el TCA

«basal» influye en el resultad

o 83

. Tras la incisión quirúrgica, el TCA

basal puede disminuir. Puesto que mide la formación del coágulo

por medio de la vía intrínseca y común, la heparina y otros anti-

coagulantes prolongan el tiempo hasta la formación del coágulo;

sin embargo, el TCA se muestra resistente a la disfunción plaque-

taria y a la trombocitopenia.

El TCA sigue siendo un control popular de la coagulación

perioperatoria por su simplicidad, bajo coste y respuesta lineal a

concentraciones altas de heparina. Las limitaciones de su monito-

rización incluyen la falta de sensibilidad a concentraciones bajas de

heparina y su escasa reproducibilida

d 83 .

Los tubos de TCA que

contienen heparinasa mejoran la sensibilidad para detectar con-

centraciones bajas del fármaco. Otras limitaciones de la prueba

incluyen la prolongación de los resultados en caso de hemodilución

o hipotermia y el hecho de que valores de más de 600 segundos

superan los límites de respuesta lineal del análisis. Las determina-

ciones duplicadas mejoran los resultados; no obstante, los nuevos

analizadores electroquímicos del TCA mejoran la reproducibilidad

de modo que una determinación puede resultar suficiente.

El tiempo de trombina en dosis altas (HiTT) es una prueba

funcional alternativa para monitorizar la anticoagulación con

heparina. Usado sobre todo en contextos de cirugía cardíaca, el

análisis contiene concentraciones altas de trombina que desdoblan

directamente el fibrinógeno y generan el coágulo de fibrin

a 84 .

Debido a las concentraciones excesivas de trombina, la formación

del coágulo se produce independientemente de los factores de la

coagulación plasmática diferentes del fibrinógeno. Como conse-

cuencia, la heparina (u otros inhibidores de la trombina), los grados

extremos de hipofibrinogenemia o disfibrinogenemia y las concen-

traciones altas de productos de degradación de la fibrina (como en

caso de fibrinólisis) lo prolongan. Durante la mayoría de procedi-

mientos quirúrgicos que requieren la administración de heparina,

la prolongación del HiTT se correlaciona con el efecto anticoagu-

lante de la heparina.

Determinación de la concentración de heparina

La dosificación de protamina sigue siendo el método más popular

de análisis en el lugar de asistencia del paciente para determinar la

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Control de la anestesia

III