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Autotransfusión, factor VIIa

recombinante y medicina

sin transfusiones

Lawrence T. Goodnough y Terri G. Monk

Puntos Clave

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1.

La reinfusión de sangre recuperada se emplea desde

1818. La donación preoperatoria de la sangre autóloga

fue recomendada en la década de 1930, cuando se

establecieron los primeros bancos de sangre. La

autotransfusión ha crecido en popularidad en respuesta

al incremento de procedimientos quirúrgicos complejos

y a los nuevos avances tecnológicos que permiten su

uso seguro.

2.

Las dos razones principales para usar la autotransfusión

son evitar las complicaciones asociadas con las

transfusiones alogénicas y conservar los recursos

sanguíneos.

3.

Los tres tipos de autotransfusión son la donación

autóloga preoperatoria (DAP), la hemodilución

normovolémica aguda (HNA) y la recuperación

intraoperatoria y postoperatoria de sangre (rescate).

4.

La DAP llegó a ser aceptada como práctica estándar en

ciertas situaciones quirúrgicas programadas, como la

cirugía de sustitución articular total, de forma que en

1992 más del 6% de la sangre transfundida en Estados

Unidos era autóloga. Posteriormente, las mejoras

sustanciales en la seguridad de la sangre han producido

un declive en la DAP así como un mayor interés en la

HNA como estrategia alternativa de menor coste.

` 5.

Los criterios para los donantes de autotransfusión no

son tan estrictos como para los alogénicos. Las normas

del servicio de transfusión, instauradas bajo los

auspicios de los comités hospitalarios de transfusión,

difieren en lo relativo a la extracción y al uso de la

sangre autóloga con marcadores virales positivos. Es

práctica habitual la exclusión del uso de sangre con

reacción al antígeno de superficie de la hepatitis B y al

virus de inmunodeficiencia humana por seguridad de los

pacientes y del personal. Las contraindicaciones

incluyen evidencia de infección y riesgo de bacteriemia,

cirugía programada para corrección de estenosis aórtica

y angina inestable.

6.

Aunque las extracciones de sangre autóloga se han

popularizado, los costes asociados con su obtención

son mayores que los de la extracción de sangre

alogénica.

7.

La HNA es la extracción de sangre total de un paciente,

mientras se restaura el volumen de sangre circulante

con un líquido sin células poco antes de una pérdida

sanguínea quirúrgica que se prevé significativa. El

principal beneficio de la HNA es la reducción

perioperatoria de las pérdidas de hematíes al

extravasarse sangre total con un menor hematocrito

después de realizar la HNA.

8.

Al no haber unas pruebas adecuadas sobre la eficacia

de la DAP o de la HNA para eliminar las transfusiones

de sangre alogénicas, estas técnicas de extracción de

sangre autóloga no pueden considerarse alternativas

rentables al uso de sangre alogénica.

9.

El término

extracción

o

recuperación intraoperatoria de

sangre

describe la técnica de recoger y reinfundir la

sangre perdida por el paciente durante la cirugía. Las

propiedades de transporte de oxígeno de los hematíes

recuperados son equivalentes a las de los eritrocitos

alogénicos almacenados. La supervivencia de los

hematíes recuperados parece ser al menos comparable

a la de los eritrocitos alogénicos transfundidos.

10.

La recogida postoperatoria de sangre expresa la

recuperación de sangre procedente de drenajes

quirúrgicos seguida de su reinfusión con o sin

procesado. La transfusión postoperatoria de sangre

autóloga se practica de forma amplia pero no uniforme.

11.

El adhesivo de fibrina se obtiene de una fuente de

fibrinógeno y factor XIII (factor estabilizador de la

fibrina), en la cual una solución de fibrinógeno se mezcla

con una solución de trombina y se aplica al campo

quirúrgico. Estos preparados representan una

exposición adicional a sangre alogénica de donante.

Hay que advertir a los pacientes de las posibles

complicaciones y beneficios potenciales de su uso.

12.

El factor VIIa recombinante (frVIIa) ha sido aprobado para

el tratamiento de hemorragias en pacientes hemofílicos

con inhibidores. Se ha utilizado también con éxito en

pacientes no hemofílicos con anticuerpos adquiridos

contra el factor VIII (hemofilia adquirida). Las dosis

farmacológicas del frVIIa aumentan la producción de

trombina en las plaquetas ya activadas, por lo que

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