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catéteres en la AP en pacientes de bajo riesgo y un conocimiento y

habilidades inadecuados por parte del usuari

o 42 .

Con los ensayos

clínicos recientes, mejor diseñados, de los catéteres en la AP, proba-

blemente el debate continuará.

Es un hecho reconocido que ha habido sólo unos pocos

ensayos aleatorizados del tratamiento dirigido por objetivos en

los pacientes cardíacos quirúrgico

s 47,48

. Se requiere una estan-

darización de las determinaciones por la cateterización de la AP

y de las intervenciones terapéuticas guiadas por estas determi-

naciones para valorar plenamente el valor del catéter en la AP

(o cualquier monitor) en la mejora del pronóstico de los

pacientes

41,49 .

Las guías clínicas de la American Society of Anes-

thesiologists (ASA) en relación con el empleo del catéter, creadas

por un grupo de trabajo después de una revisión de la literatura

y de la opinión de expertos, llegan a la conclusión de que hay

datos incompletos para respaldar el uso de catéteres en la AP,

sobre todo por deficiencias en el «diseño del estudio y en su

realización», y que la monitorización con un catéter en la AP es

«apropiada y necesaria en pacientes quirúrgicos seleccionados»

atendiendo a los factores de riesgo preexistentes del paciente

(que aumentarían el riesgo perioperatorio), factores ligados al

procedimiento (procedimientos quirúrgicos mayores que en sí

mismos aumentan significativamente el riesgo perioperatorio),

y el marco de la práctica (porque el catéter en la AP es útil sólo

si el médico y las enfermeras tienen conocimientos y experien-

cia con él

) 50

. La opinión de los expertos no apoya el empleo de

modo habitual del catéter en los pacientes de bajo riesg

o 35,42

a

menos que pueda justificarse por el juicio clínico y los factores

observados por el grupo de trabajo de la ASA

50 .

Puede lograrse

un cociente riesgo/beneficio óptimo únicamente con el empleo

del CAP en los pacientes apropiados con protocolos de trata-

miento que se hayan demostrado efectivos

41 .

Ecocardiografía

Desde su introducción en los quirófanos a comienzos de la década

de 1980, la ecocardiografía transesofágica (ETE) se ha mostrado

extraordinariamente útil tanto como sistema de monitorización

como herramienta para el manejo hemodinámico de los pacientes

sometidos a anestesia general. El empleo de la ETE para realizar

diagnósticos intraoperatorios está bien establecido en la actualidad

(v. cap. 31

) 51

.

Se ha demostrado que la evaluación intraoperatoria de la

función valvular con el empleo de la ETE es de una inmensa

importancia, no sólo porque la ETE puede visualizar directamente

las estructuras cardíacas, sino porque puede medir también la velo-

cidad del flujo sanguíne

o 52 .

Igualmente, la ETE se utiliza de rutina

paramonitorizar la presencia de aire intracardíaco retenido después

de procedimientos a cavidad abierta tales como la cirugía valvular.

Además, la capacidad de la ETE para proporcionar imágenes de la

aorta torácica en tiempo real es una ayuda valiosísima para posi-

cionar correctamente el balón de contrapulsación intraaórtico

(IABP

) 53 .

De modo similar, la ETE desempeña un papel crucial en

la inserción de los dispositivos de asistencia ventricular (DAV)

(consúltese la sección posterior «Insuficiencia cardíaca»

) 54

.

La evaluación de la disfunción diastólica debe formar parte

de la exploración ecocardiográfica de rutina de los pacientes car-

díacos quirúrgicos. Los pacientes con disfunción diastólica preexis-

tente son proclives a complicaciones post-DCP, como la dificultad

de salir de bomba y la necesidad de un mayor soporte vasoactivo

en la unidad de cuidados intensivos (UCI

) 55 .

La

figura 50-2

ilustra

un enfoque práctico para evaluar la disfunción diastólica.

Las contraindicaciones para la colocación de la sonda de

ETE pueden requerir el empleo de una modalidad de imágenes

alternativa en ciertos pacientes. La ecocardiografía epicárdica

intraoperatoria es una alternativa a la ETE para valorar la aorta

ascendente y el cayado de la aorta, así como para diagnosticar una

enfermedad intracardíac

a 52

.

Sistema nervioso central

Muchos pacientes sometidos a cirugía cardíaca presentan riesgo de

lesión en el sistema nervioso central (SNC) como consecuencia de

una edad avanzada y patología asociada, además del riesgo quirúr-

gico de embolización e hipoperfusión y de la respuesta inflamatoria

asociada con la DCP. Las complicaciones de tipo I en el SNC (acci-

dente cerebrovascular fatal o no fatal o ataque isquémico transito-

rio) se dan en el 3,1% de los pacientes sometidos a CR

C 56

.

Para predecir el riesgo de accidente cerebrovascular después

de la CRC se ha elaborado un índice de riesgo

( fig. 50-3

) que utiliza

factores ponderados, como la edad e historia de enfermedad neuro-

lógica, vasculopatía, diabetes, CRC previa angina inestable y enfer-

medadpulmona

r 57

. Nuevas investigaciones han identificado también

el sexo como factor de riesgo en relación con el riesgo de accidente

cerebrovascular en los pacientes cardíacos quirúrgico

s 58,59

.

El elevado riesgo de lesión de tipo I en el SNC en pacientes

sometidos a CRC combinado con otro procedimiento de cirugía

cardíaca abierta, como reparación o sustitución valvular, es mayor

que el riesgo después de únicamente CRC. Wolman y cols

. 60

señalan

una incidencia del 8,4% de las complicaciones de tipo I en el SNC

en 273 pacientes sometidos a estos procedimientos combinados.

Demodo similar, un gran análisis retrospectivodemás de 16.000 pa­

cientes en Alemania puso de manifiesto un riesgo de accidente

cerebrovascular cercano al 10% en pacientes sometidos a repara-

ción valvular doble o triple sin CR

C 61 .

Los tipos de lesión del SNC que pueden padecer los pacien-

tes quirúrgicos cardíacos no se limitan a un accidente cerebrovas-

cular isquémico o embólico franco, sino que incluyen también una

disfunción neurocognitiva más sutil, que tiene una variedad de

causas

( tabla 50-1

). Newman y cols

. 62

observaron que el 53% de los

pacientes sometidos a CRC en su estudio mostró datos de una

nueva disfunción neurocognitiva en el momento del alta hospita-

laria. De hecho, después de una mejoría inicial en muchos pacien-

1658

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Cuadro 50-1

 Afecciones que dan lugar a discrepancias entre

la presión capilar pulmonar de enclavamiento y la presión

telediastólica del ventrículo izquierdo

PCP

>

PTDVI

Ventilación con presión positiva

Presión positiva teleespiratoria

Aumento de la presión intratorácica

Colocación del CAP en una zona distinta a la III de West

Enfermedad pulmonar obstructiva crónica

Aumento de la resistencia vascular pulmonar

Mixoma en la aurícula izquierda

Valvulopatía mitral (p. ej., estenosis, insuficiencia)

PCP

<

PTDVI

Ventrículo izquierdo poco distensible (p. ej., isquemia,

hipertrofia)

Insuficiencia aórtica (cierre prematuro de la válvula mitral)

PTDVI

>

25 mmHg

CAP, catéter en la arteria pulmonar; PCP, presión capilar

pulmonar de enclavamiento; PTDVI, presión telediastólica

del ventrículo izquierdo.

Adaptado de Tuman KJ, Carroll CC, Ivankovich AD: Pitfalls in interpre-

tation of pulmonary artery catheter data.

Cardiothorac Vasc

Anesth Update

2:1, 1991.