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Fisiología y fisiopatología

hepáticas

Phillip S. Mushlin y Simon Gelman

Puntos clave

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 1.

Alrededor del 25% del gasto cardíaco fluye por el hígado a

través de un aporte sanguíneo mixto. La vena porta

aporta el 75% del flujo sanguíneo hepático total; la arteria

hepática el resto. Pero cada vaso aporta alrededor del

50% del oxígeno consumido por el hígado.

 2.

Los sinusoides hepáticos son los capilares del hígado. La

sangre entra en los sinusoides por las ramas terminales de

la vena porta y la arteria hepática; sale de los sinusoides

por las vénulas hepáticas (es decir, venas centrales) y viaja

a través de la red venosa antes de drenar en la vena cava

inferior. Los vasos postsinusoidales son una fuente

importante de resistencia vascular hepática total.

 3.

El acino es la unidad microvascular funcional del hígado.

Tiene tres zonas circulatorias, definidas en función de la

proximidad hepatocelular al eje portal. La sangre que

riega los hepatocitos de la zona 1 (periportal) es rica en

nutrientes y oxígeno. Por el contrario, los hepatocitos de

la zona 3 (centrolobular) reciben sangre efluente

procedente de las zonas 1 y 2, que es relativamente

pobre en oxígeno.

 4.

Los hepatocitos de la zona 3, que tienen la mayor

densidad de proteínas del citocromo P-450, son los más

vulnerables a los metabolitos de los fármacos, el estrés

oxidativo, la hipotensión grave o la hipoxia.

 5.

La respuesta arterial hepática amortiguadora (RAHA) es el

principal regulador intrínseco del flujo sanguíneo hepático.

Dado que el hígado carece de una autorregulación de la

presión y el flujo (en ayunas), la presión arterial sistémica

baja lleva a un flujo venoso portal bajo. La RAHA induce

un aumento compensador del flujo arterial hepático, lo

que ayuda a mantener el aporte hepático de oxígeno a

pesar de reducir el flujo sanguíneo hepático total. Las

rupturas patológicas de la RAHA aumentan la

vulnerabilidad del hígado a la lesión hipóxica.

 6.

El hígado es una parte esencial del reservorio sanguíneo

esplácnico, que puede transferir hasta un litro de sangre

completa a la circulación sistémica en menos de

30 segundos tras una activación simpaticosuprarrenal

en adultos euvolémicos sanos. Si este reservorio no

es funcional, pérdidas bruscas, aunque leves, del volumen

intravascular (10-15%) pueden causar una hipotensión

acentuada.

 7.

El hígado regula las vías del metabolismo intermediario.

Cuando se agota el glucógeno hepático (p. ej., debido a

un ayuno prolongado), el organismo depende de la

gluconeogénesis para obtener glucosa. El estrés induce

cambios catabólicos, como un aumento de la lipólisis, la

oxidación de los ácidos grasos y la síntesis de cetona en

el hígado. Se produce una cetosis. Pero la cetosis

desencadena la liberación de insulina, lo que reduce la

disponibilidad de sustrato para la cetogénesis. Luego, la

cetosis inducida por el estrés tiende a ser autolimitada,

excepto en las situaciones en que hay un déficit de

insulina, momento en que puede aparecer la cetoacidosis

diabética.

 8.

Los hepatocitos desempeñan una función central en el

metabolismo del nitrógeno. Eliminan el nitrógeno de

varias moléculas, lo incorporan al amoníaco y convierten

el amoníaco en urea. Si hay una insuficiencia hepática

(sin disfunción renal grave), las concentraciones

sanguíneas de nitrógeno suelen permanecer bajas,

mientras que los desechos nitrogenados se acumulan

en la sangre y en otros tejidos.

 9.

La albúmina es la proteína hepática más abundante. Es el

principal determinante de la presión oncótica del plasma

y transportador plasmático esencial de sustancias

exógenas y endógenas, como la bilirrubina conjugada

y los ácidos grasos libres.

10.

El hígado sintetiza la mayor parte de los factores

coagulantes (excepto III, IV y VIII). Las proteínas hepáticas

(como los factores II, VII, IX, X, proteína C y proteína S)

requieren modificaciones postraducción que dependen de

la vitamina K, lo que facilita su activación extrahepática y

su posterior integración en la cascada de la coagulación.

11.

Los hepatocitos sintetizan y regulan la producción de

sales biliares. Estos detergentes iónicos naturales ejercen

muchas funciones fisiológicas, como la absorción

entérica, el transporte y la secreción de lípidos. La

interrupción de la circulación biliar predispone al déficit

de vitamina K; los hepatocitos continúan produciendo

procoagulantes, pero no pueden carboxilarlos en

posición

g

. El tratamiento por vía parenteral con vitamina

K corregirá la coagulopatía de la colestasis, a no ser que

sobrevenga un fracaso hepático.

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