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Anestesia neuroquirúrgica

John C. Drummond y Piyush M. Patel

Puntos clave

1811

1.

Con la intención de planificar una estrategia de control

para la presión intracraneal (PIC), el clínico debe

considerar los cuatro subcompartimentos del

espacio intracraneal: las células, el líquido intersticial e

intracelular, el líquido cefalorraquídeo y la sangre.

2.

La rama venosa de la circulación cerebral es en gran

medida un compartimento pasivo que con frecuencia es

la causa de un aumento de la PIC o de la «tensión» en el

campo quirúrgico, pero con frecuencia es pasada por

alto por los clínicos.

3.

Debe mantenerse la presión de perfusión cerebral (PPC)

en niveles de o próximos a los de la vigilia en pacientes

con lesiones cerebrales agudas (p. ej., lesiones

traumáticas cerebrales [LTC], hemorragias

subaracnoideas [HSA]) por el bajo flujo sanguíneo

cerebral en reposo y la alteración de la autorregulación.

4.

Cuando se trata a los pacientes en posición de

sedestación, hay que corregir la presión sanguínea con

relación al nivel del meato auditivo externo y debe

mantenerse la presión arterial media (PAM) en 60 mmHg

en adultos normotensos.

5.

El estándar mínimo de monitorización para la detección

de la embolia gaseosa venosa en situaciones de riesgo

incluye un Doppler precordial y el análisis del dióxido de

carbono al final de la espiración.

6.

A pesar de esperanzadores datos preclínicos, no se

puede recomendar actualmente la hipotermia leve

terapéutica como tratamiento de los pacientes con

lesiones cerebras en la unidad de cuidados intensivos o

durante el manejo quirúrgico de los pacientes con

aneurismas intracraneales, por los ensayos negativos

llevados a cabo en humanos en esos grupos de pacientes.

7.

La consideración más importante para el manejo

anestésico de pacientes que van a ser sometidos a

colocación de clips o espirales

(coils)

tras una HSA aguda

es la prevención de la hipertensión paroxística con su

consiguiente riesgo de rerruptura del aneurisma. No

obstante, se necesita una presión de perfusión

adecuada si se utilizan clips temporales o durante el

tratamiento del vasoespasmo cerebral.

8.

Aunque la hipotensión inducida raramente se emplea

electivamente en la cirugía de los aneurismas, el clínico

debe estar preparado para disminuir la presión

sanguínea inmediatamente y con precisión en el caso

de la rotura de un aneurisma.

9.

La intubación traqueal de un paciente con una lesión

cerebral y con una lesión en la columna cervical no

definida puede llevarse a cabo utilizando una secuencia

de inducción rápida con estabilización manual en línea

(se mantiene el occipucio con firmeza contra la mesa) y

con únicamente un riesgo muy pequeño de lesión de la

médula espinal.

10.

La PPC (PPC=PAM – PIC) debe mantenerse en 60 mmHg

durante las primeras 48 horas posteriores a una LTC en

adultos.

11.

La hipocapnia tiene el potencial de producir una isquemia

cerebral, particularmente en lesiones cerebrales recientes

y en el cerebro sujeto con retractores; sólo debe usarse

cuando es absolutamente necesaria para el control de

una PIC críticamente aumentada o incierta.

©

2010. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos

Este capítulo describe las pautas para el control de situaciones habi-

tuales en la anestesia neuroquirúrgica. La primera sección comienza

con una revisión de las cuestiones que surgen en relación con una

amplia variedad de procedimientos neuroquirúrgicos. Estas cuestio-

nes constituyen un temario que el médico en ejercicio debe revisar

antes de iniciar una anestesia para cualquier procedimiento neuro-

quirúrgico. A continuación se describen características específicas de

cada procedimiento. En este capítulo se asume cierto conocimiento

de la fisiología cerebral y de los efectos de los anestésicos que se tra-

taron en el capítulo 3. La monitorización neurológica se describe en

el capítulo 36 y la endarterectomía carotídea en el

capítulo 52.

Temas recurrentes

en neuroanestesia

Varios temas fundamentales del control neuroquirúrgico/neuroa-

nestésico son repetitivos y, en ausencia de un protocolo establecido

entre el cirujano y el anestesista, deben tratarse y consensuarse con

el equipo quirúrgico al comienzo de cada procedimiento neuroqui-

rúrgico. La lista variará según el procedimiento y puede incluir la

posición quirúrgica deseada y las ayudas necesarias para la misma;