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hasta alcanzar valores de Paco

2

inferiores a 20 mmHg, efectos que

se revertían mediante oxigenación hiperbárica, lo que sugiere

que podían haber sido producidos en realidad por isquemia. Dado

que una Paco

2

inferior a 20-25 mmHg ofrece muy poco beneficio

adicional en términos de mejoría de la distensibilidad intracraneal,

parece prudente limitar la reducción aguda de la Paco

2

a 25 mmHg

en personas previamente normocápnicas. El cerebro normal no se

lesionará por este grado de hipocapnia.

Cerebro lesionado.

Aunque evitar la herniación, mantener la PIC

por debajo de 20 mmHg, minimizar la presión del retractor y facilitar

el acceso quirúrgico siguen siendo prioridades que pueden justificar

lahipocapnia,tambiénaumentanlaspruebasdequelahiperventilación

puede ser nociva y no debería utilizarse en exceso. Hay pruebas de que

la hiperventilación puede provocar isquemi

a 21-31 ,

sobre todo si el FSC

basal es baj

o 32 ,

como suele ser el caso en las primeras 24 horas tras una

lesió

n 33-39 .

Se ha demostrado una mayor frecuencia de regiones

cerebrales con FSCmuy bajo en pacientes con traumatismos craneales

sometidos a hiperventilación agud

a 21,30,31

. Además, en los centros que

monitorizan la saturación venosa yugular de oxígeno (Syvo

2

) ha

habido numerosas observaciones de que, si se reduce el grado de

hiperventilación, pueden aumentarse los valores bajos de Syvo

2

y

puedenreducirselosnivelesdelactatoenelretornovenosoyugula

r 23,32,40 ,

aunque también se ha señalado la incapacidad de la monitorización

de la Syvo

2

para detectar la isquemia de forma fiabl

e 29-31 .

Sin embargo, en la actualidad hay poca información que

confirme el efecto nocivo de la hiperventilación. Lo más parecido

a una «prueba» se basa en un estudio de pacientes con trauma-

tismos craneales leves realizado por Muizelaar y cols

. 24 .

Estos

autores dividieron a los pacientes en un grupo casi normocápnico

en el que la Paco

2

se mantuvo en unos 35 mmHg y un grupo

hipocápnico en el que se mantuvo en cerca de 25 mmHg. Los

autores examinaron los resultados a los 3 y 6 meses tras la lesión

y observaron un peor estado en una subpoblación del grupo de

hiperventilación. Esta subpoblación incluía pacientes con las

mejores respuestas motoras iniciales, en concreto un subgrupo en

el que la gravedad de la lesión fue tal que requirió intubación por

criterios convencionales, pero cuya situación clínica pudo haber

sido tal que la hiperventilación no fuera requerida necesariamente

para controlar la PIC y que obtendría pocas ventajas con la

hiperventilación.

Por consiguiente, la hiperventilación no debe ser un compo-

nente automático de cada «neuroanestesia». Debe tratarse como

cualquier otra intervención terapéutica. Debe existir una indicación

para iniciarla (habitualmente una PIC elevada o incierta o la necesi-

dad de mejorar las condiciones del campo quirúrgico o ambas). La

hiperventilación debe utilizarse con el conocimiento de que puede

causar efectos adversos, y como en el caso de cualquier otra inter-

vención terapéutica, debe retirarse cuando cese su indicación. La

preocupación respecto a los riesgos de la hipocapnia, que evolucionó

en el contexto del traumatismo craneal, ha influido en toda la neu-

rocirugía. En concreto, en la actualidad se evita de forma generalizada

en el tratamiento de la HSA a causa del bien conocido estado de bajo

FSC posticta

l 41

. Además, el tejido cerebral mantenido bajo los retrac-

tores puede presentar un FSC reducido en igual medid

a 26,42

.

Duración de la reducción del FSC inducida

por la hipocapnia

El efecto de la hipocapnia sobre el FSC no es constante. La

figur

a 53-6

representa de forma no cuantitativa los cambios que aparecen

en el FSC y en el pH del LCR en asociación con un período pro-

longado de hiperventilación. Cuando se instaura ésta, el pH tanto

del LCR como del espacio de líquido extracelular cerebral aumenta,

y el FSC disminuye de forma abrupta. Sin embargo, la alcalosis

cerebral no se mantiene. Debido a alteraciones en el funciona-

miento de la enzima anhidrasa carbónica, la concentración de

bicarbonato en el LCR y en el espacio de líquido extracelular cere-

bral se reduce, y en un plazo de 6 a 18 horas, el pH de estos com-

partimentos se normaliz

a 43

. Simultáneamente lo hace también el

FSC a niveles normale

s 43,44

.

Las implicaciones son dobles. En primer lugar, sería ideal que

el médico hiperventilara a los pacientes sólo mientras se requiriera

una reducción del volumen cerebral. Una hiperventilación prolon-

gada, pero innecesaria, puede originar una situación en la que los

acontecimientos clínicos posteriores requieran maniobras adiciona-

les para reducir el volumen de los contenidos intracraneales. Sin

embargo, si la presión de dióxido de carbono ya se encuentra en el

rango de 23 a 25 mmHg, sería difícil imponer una hiperventilación

adicional suficiente para lograr de nuevo la reducción original del

FSC sin el riesgo de un barotraumatismo pulmonar. En segundo

lugar, en un paciente que ha sido hiperventilado durante un período

sostenido (p. ej., 2 días en un entorno de UCI), la restauración rápida

de la Paco

2

desde valores próximos a 25 a los valores típicos norma-

les (p. ej., 40 mmHg) debe realizarse, de forma ideal, con lentitud. Un

aumento repentino de la Paco

2

de 25 a 40 mmHg en una persona

que ha recibido hiperventilación crónica tendrá el mismo efecto

fisiológico que el que provocaría un cambio rápido de 40 a 55 mmHg

en una persona previamente normocápnica. Si se ha precisado hipo-

capnia complementaria para la relajación cerebral durante una cra-

neotomía, también debería permitirse que la Paco

2

se elevara una

vez se retiren los retractores (si los requerimientos de cierre dural lo

permiten), para minimizar el neumatocele intracraneal residual

(v. la sección posterior sobre el neumoencéfalo).

Control de la presión arterial

Se deben establecer de igual manera unos límites aceptables de

presión arterial al comienzo de un procedimiento neuroquirúrgico.

Uno de los principales temas de la neurocirugía contemporánea es la

obligación de mantener la PPC en niveles normales o incluso supra-

normales tras agresiones agudas al sistema nervioso central y durante

la mayoría de procedimientos neuroquirúrgicos intracraneales. Este

1816

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Figura 53-6

 Cambios en la Pa

co

2

, el flujo sanguíneo cerebral (FSC) y el pH

del líquido cefalorraquídeo (LCR) con la hiperventilación prolongada. Mientras

que la disminución de la Pa

co

2

arterial (y la alcalosis sistémica) se mantenga

durante el período de hiperventilación, el pH cerebral y el FSC se

normalizarán a lo largo de un período de 8 a 12 horas.