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concepto ha evolucionado a partir de la creciente apreciación de que

el FSC suele estar frecuentemente muy bajo en algunas regiones

cerebrales tras agresiones neurológicas agudas, sobre todo en trauma-

tismos craneales (v. una descripción adicional en la sección posterior

sobre traumatismos craneales) y en la HSA. Se deben considerar dos

factores adicionales. El primero es que la respuesta autorreguladora

ante la disminución de la presión arterial puede no encontrarse

intacta en todo el cerebro. En la

figura 53-7

se muestra el riesgo

isquémico que acompaña a una situación de bajo FSC en reposo y

ausencia de autorregulación, incluso a niveles de presión arterial

considerados seguros cuando la autorregulación se encuentra intacta.

En segundo lugar, existe la apreciación de que el mantenimiento de

la presión arterial también es relevante para el cerebro comprimido

entre retractore

s 26 ,

porque en ese punto la presión de perfusión eficaz

está disminuida por el aumento de la presión tisular local.

Aunque existen pocos datos de carácter no anecdótico que

apoyen esta noción, nosotros creemos que una actitud enérgica

dirigida al mantenimiento de la presión arterial debe extrapolarse

a los pacientes que han sufrido una lesión medular reciente, a

aquellos cuya médula espinal se encuentre comprimida o en

riesgo de compresión o de compromiso vascular a causa de un

proceso patológico (generalmente una estenosis del canal raquí-

deo cervical con o sin osificación del ligamento longitudinal

posterior) o de un procedimiento quirúrgico programado, y a

aquellos que vayan a ser sometidos a una cirugía que implique la

retracción de la médula espinal. Si se nos permitiera «legislar» el

estándar asistencial, ordenaríamos que se mantuviera la presión

arterial durante la anestesia en estos pacientes tan próxima como

fuera posible a los valores medios en vigilia y siempre dentro de

un rango del 10%.

Esteroides

La administración de esteroides con el propósito de reducir o

limitar la formación de edema es otra práctica clásica en neuroci-

rugía. La eficacia de estos fármacos a la hora de reducir el edema

y aumentar la permeabilidad de la barrera hematoencefálica aso-

ciados a los tumores está perfectamente confirmad

a 45-47

. El curso

temporal de este efecto es rápido, aunque no tanto como para que

sea relevante en el control de los acontecimientos intraoperatorios.

Sin embargo, el inicio de su administración 48 horas antes de un

procedimiento quirúrgico programado permite reducir la forma-

ción de edema y mejorar la situación clínica en el momento de la

craneotomí

a 45,48,49

.

Aunque la mejoría clínica, concretamente la menor frecuen-

cia de ondas meseta de la PIC y una mejoría de la respuesta pre-

sión-volumen (incremento de la PIC en respuesta a una carga de

volumen intracraneal estandarizada), se produce dentro de las

primeras 24 horas

48 ,

la reducción de la PIC puede no ocurrir hasta

48-72 horas después de iniciado el tratamient

o 48 .

Esto se ha inter-

pretado como indicativo de que los esteroides mejoran de alguna

forma las «propiedades viscoelásticas» del espacio intracraneal

antes de que se produzca la reducción del edema, aunque el meca-

nismo no está clar

o 49 .

Los esteroides suelen administrarse de

manera intraoperatoria y postoperatoria para mantener los efectos

logrados con el tratamiento preoperatorio. La práctica de adminis-

trar esteroides a pacientes adultos con un traumatismo craneal ha

sido abandonada como resultado de estudios controlados que

demostraron la ausencia de beneficios o la aparición de efectos

perjudiciale

s 50 .

Diuréticos

Estos fármacos se utilizan ampliamente en neurocirugía para

reducir el volumen de los compartimentos cerebrales de líquido

intracelular y extracelular. Tal vez sea en gran parte el comparti-

mento extracelular en el que se influye, porque las neuronas y las

células gliales disponen de mecanismos rápidos y eficaces para la

regulación del volumen celular. Se han utilizado diuréticos tanto

osmóticos como de asa. Aunque algunos datos sugieren que los de

asa pueden ser eficace

s 51 ,

desde el punto de vista clínico se prefieren

los osmóticos, principalmente el manitol, por su rapidez y eficacia.

El único diurético osmótico aprobado por la Food and Drug Admi-

nistration estadounidense disponible en la mayoría de las farma-

cias hospitalarias es el manitol. El suero salino hipertónico es una

alternativa aún no estudiada completamente con la cual hay

una pequeña experiencia favorable y cierto entusiasmo en la comu-

nidad neuroquirúrgic

a 52,53

. Sin embargo, no existe confirmación de

su superioridad respecto al manitol.

Los datos indican que el manitol penetra en el tejido cerebral

y, tras un período de tiempo corto, aparece en el espacio del LC

R 54 .

La posibilidad de que el manitol que llega al parénquima pueda

agravar el edema ha generado grados variables de reticencia entre

los médicos sobre su administració

n 55 .

La mayoría, no obstante, lo

considera una pieza clave en el control de la PIC. Existe la preocu-

pación de que sólo sea eficaz cuando esté conservado cierto grado

de integridad de la barrera hematoencefálica en una parte signifi-

cativa del cerebro. La mayoría de los médicos responden a esta

preocupación mediante un uso empírico del manitol (es decir, si

resulta eficaz para reducir la PIC o para mejorar las condiciones

en el campo quirúrgico, se pueden administrar dosis repetidas). Si

es ineficaz (o si la osmolaridad sérica alcanza el límite tradicional

de 320mOsm/l), su administración se interrumpe.

Las dosis de manitol utilizadas varían entre 0,25 g/kg y 100 g

«para todos los pacientes»; 1,0 g/kg parece ser la dosis más habitual.

Sin embargo, un estudio sistemático en pacientes con traumatis-

mos craneales demostró que se puede obtener un efecto equiva-

lente inicial de reducción de la PIC con 0,25 g/kg, aunque dicho

efecto puede no ser tan prolongado como con dosis mayore

s 56 .

El

manitol se debe administrar en infusión (p. ej., a lo largo de 10 a

15 minutos). Una exposición brusca de la circulación cerebral a

hiperosmolaridad extrema puede tener un efecto vasodilatador, lo

Anestesia neuroquirúrgica

1817

53

Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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Figura 53-7

 Curvas de autorregulación normal y ausente. La curva

«ausente» indica una situación pasiva respecto a la presión, en la que el flujo

sanguíneo cerebral (FSC) varía en proporción a la presión de perfusión

cerebral. Se ha dibujado esta curva para indicar valores de FSC por debajo de

lo normal durante la normotensión, como se ha demostrado que ocurre

inmediatamente después tanto de un traumatismo cerebra

l 23

como de una

hemorragia subaracnoide

a 41

. Es evidente la posibilidad de que una

hipotensión leve produzca isquemia. PAM, presión arterial media.