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plano interaural. Si se utiliza un manguito de presión arterial manual

sobre el brazo, hay que aplicar una corrección* para tener en cuenta

la diferencia hidrostática entre el brazo y el campo quirúrgico.

Hay una serie de riesgos asociados con la posición de sedes-

tación. La inestabilidad circulatoria, la macroglosia y la tetraplejía

se exponen en esta sección. El neumoencéfalo se describe en la

sección «Neumoencéfalo». Las embolias gaseosas venosa (EGV) y

paradójica (EGP) se exponen en la sección «Embolia gaseosa

venosa». Varios de estos riesgos resultan también relevantes cuando

se realizan procedimientos de la columna cervical y de fosa poste-

rior en posiciones distintas de la sedestación, pero se producen con

mayor frecuencia en dicha posición.

Efectos cardiovasculares de la posición de sedestación.

La colocación de un paciente anestesiado en la posición de

sedestación comporta cierto riesgo de alteración de la función

cardiovascular, en particular de hipotensión. Se requiere ad­

ministración de vasopresores a algunos pacientes. Las medidas

para evitar la hipotensión son la hidratación previa a la colocación,

la aplicación de vendajes elásticos sobre las piernas para contrarrestar

los desplazamientos gravitacionales de la sangre y un ajuste lento y

gradual de la posición de la mesa. Se ha demostrado que tanto una

carga intensiva de volumen como el traje G (también denominado

pantalones neumáticos antishock o pantalones militares antishock)

atenúan los efectos de adoptar la posición de sedestació

n 77-79 .

Sin

embargo, ninguna de estas medidas se ha generalizado.

En la mayoría de personas sanas los cambios hemodinámicos

no implican una amenaza. En un estudio sobre personas adultas sanas

de edades entre 22 y 64 años, Marshall y cols

. 80

observaron cambios

relativamente leves. La PAM no mostraba casi alteraciones, mientras

que la presión de enclavamiento pulmonar, el volumen sistólico y el

índice cardíaco disminuyeron (este último en un 15%), aunque se

apreciaron algunas variaciones con los anestésicos utilizados. La

combinación de una PAM sin alteraciones (que suele requerir la

utilización de un anestésico «suave» de tono simpático alto) y un

índice cardíaco disminuido implica un aumento de la resistencia

vascular sistémica. Sus cálculos y las observaciones de otros investi-

gadore

s 81

revelan, de hecho, elevaciones significativas de la resistencia

vascular sistémica. Por consiguiente, para los pacientes en quienes un

aumento brusco de la resistencia vascular sistémica pueda ser mal

tolerado, la posición de sedestación quizá represente una amenaza

fisiológica, por lo que deben considerarse posiciones alternativas.

Debe asegurarse un catéter en la arteria pulmonar en aquellos con

signos clínicos o antecedentes de coronariopatía o valvulopatía

previas y arbitrariamente en pacientes mayores de 60-65 años.

Durante los procedimientos realizados en posición de sedes-

tación, la PAM debe corregirse respecto al nivel de la cabeza para

proporcionar un índice significativo de la PPC. En concreto, la PPC

(PAM – PIC estimada) debería mantenerse en un valor mínimo de

60 mmHg en pacientes sanos, en quienes resulta razonable asumir

una vasculatura cerebral normal. El límite inferior de seguridad

debe elevarse en ancianos, en pacientes con hipertensión o enfer-

medad cerebrovascular conocida y en aquellos con artrosis de la

columna vertebral cervical o con estenosis del canal raquídeo cer-

vical, quienes pueden tener comprometida la perfusión de la

médula espinal y en el caso de que se tenga que aplicar una presión

sustancial o prolongada con el retractor sobre el tejido cerebral o

de la médula espinal.

Macroglosia.

Varias publicaciones esporádicas han descrito la

obstrucción de la vía respiratoria superior tras procedimientos de

fosa posterior en los que se ha apreciado edema de las estructuras

faríngeas, incluido el paladar blando, la pared posterior, la faringe y

la base de la lengu

a 82

. Estos episodios se han atribuido al edema que

se produce en el momento de la reperfusión tras un traumatismo

o isquemia prolongada como resultado de cuerpos extraños

(habitualmente vía aérea oral), que produzca presión sobre estas

estructuras durante procedimientos prolongados con flexión

mantenida del cuello (la cual suele requerirse para mejorar el acceso

a las estructuras posteriores). Es habitual (y nosotros pensamos que

es lo ideal, aunque no existan pruebas científicas que apoyen esta

práctica) mantener una distancia de al menos dos dedos entre la

barbilla/mandíbula y el esternón para evitar una excesiva reducción

del diámetro anteroposterior de la orofaringe. Además, en nuestra

práctica habitual colocamos a los pacientes con la vía aérea oral en

posición y después, una vez que se consigue la posición final de la

cabeza, la retiramos hasta que su extremo actúe como un bloqueador

de la mordida entre los dientes. La consideración del fenómeno de

la macroglosia también puede resultar relevante cuando los médicos

valoran la utilización de la ecocardiografía transesofágica (ETE) en

el campo neuroquirúrgico. En su mayoría, los centros que emplean

de forma sistemática la ETE en neurocirugía utilizan sondas

pediátricasoamedida,depequeñodiámetro,paraevitartraumatismos

en la faringe y las estructuras perilaríngeas.

Tetraplejía.

La posición de sedestación ha sido implicada por

sí misma como causante de casos infrecuentes de tetraplejía

postoperatoria no explicada. Se ha plantead

o 83

que la flexión del

cuello, que es un hecho concomitante habitual de la posición sentada,

puede provocar distensión o compresión de la médula espinal

cervical. Esta posibilidad puede representar una contraindicación

relativa para la utilización de esta posición en pacientes con artrosis

significativa de la columna cervical, sobre todo en quienes presenten

signos de vasculopatía cerebral asociada. Las implicaciones del

control de la presión arterial se expusieron en la sección precedente

sobre los efectos cardiovasculares. También puede representar una

justificación para monitorizar las respuestas somatosensoriales

*Una columna de agua de 32 cm de altura ejerce una presión de

25 mmHg.

1820

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Figura 53-8

A

y

B,

Posición sentada. El paciente se coloca por lo general

semisentado más que sentado. En

A,

el soporte para la cabeza se encuentra

correctamente situado de forma que se puede bajar la cabeza sin tener que

separar antes el soporte cefálico. Debe evitarse la configuración de

B,

con el

soporte fijado en el segmento para los muslos de la mesa.

(De Martin JT:

Positioning in Anesthesia and Surgery.

Filadelfia, WB Saunders, 1988.)