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1856

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

muestra una familia de isocurvas de IMC para valores comprendi-

dos entre 13 y 50 y estructurada sobre ejes de altura (tanto en

centímetros como en pulgadas) y peso (tanto en kilogramos como

en libras). Con este sistema, los pacientes son clasificados en

función de su IMC. Los riesgos de salud asociados se exponen en

la

tabla 54-1

. Se considera que una persona padece sobrepeso

cuando tiene un IMC de entre 25 y 29,9 kg/m

2

, mientras que son

obesas las de un IMC comprendido entre 30 kg/m

2

y 49,9 kg/m

2

.

A su vez, los obesos se diferencian en clase 1 (IMC de 30 a 34,9 kg/

m

2

), clase 2 (de 35 a 39,9 kg/m

2

) y clase 3 (de 40 a 49,9 kg/m

2

). Los

pacientes con un IMC de 50 kg/m

2

o más se consideran superobe-

sos u obesos mórbidos. A medida que el IMC supera los valores de

peso normales también se incrementa rápidamente el riesgo de

desarrollo de problemas graves de salud

( tabla 54-2 )

. La malnutri-

ción y la desnutrición se mencionan habitualmente como argu-

mentos para explicar el hecho de que las personas con un peso

inferior al normal también se vean expuestas a un riesgo mayor de

contraer enfermedades.

Hay una serie de enfermedades asociadas a la obesidad que, por

otra parte, van a menudo acompañadas de múltiples estados comór-

bido

s 7 .

Entre ellos están la resistencia a la insulina, la diabetes mellitus

tipo 2, la apnea obstructiva del sueño (AOS), la hipoventilación, la

patología cardiovascular, la hipertensión, determinadas neoplasias

malignas y la artrosi

s 7-14

. Prácticamente todos los sistemas orgánicos

pueden ser incluidos en la extensa lista de riesgos vinculados a un IMC

elevado. En la

tabla 54-3

se enumeran los estados patológicos más

comunes, junto con los riesgos correspondientes asociados a la obesi-

dad. Como consecuencia de estas afecciones concomitantes, la obesi-

dad se asocia asimismo con casos de muerte a edades temprana

s 6

. De

los riesgos citados en la mencionada tabla, el síndrome metabólico y

la AOS merecen una atención especial, ya que plantean problemas

específicos para la actuación anestésica sobre personas obesas.

Síndrome metabólico

A la convergencia de un grupo de determinadas anomalías metabó-

licas y físicas se la conoce actualmente como «síndrome meta­

bólico

» 15 .

Los pacientes afectados por él suelen presentar obesidad

abdominal, cifras bajas de lipoproteínas de alta densidad (HDL), hipe-

rinsulinemia, intolerancia a la glucosa, hipertensión y otros rasgos

característicos

( cuadro 54-1 ) 15

. Los criterios clínicos para el diagnós-

tico del síndrome metabólico exigen el cumplimiento de, al menos,

tres de las siguientes condiciones: obesidad abdominal, valores eleva-

dos de glucosa en ayunas, hipertensión, cifras bajas de HDL e hiper-

trigliceridemia. Los criterios diagnósticos específicos se muestran en

la

tabla 54-4

. La ganancia de peso con obesidad visceral es un factor

pronóstico destacado de síndrome metabólico. La estrategia clínica se

basa en este caso en el perímetro de la cintura, más que en el IMC, a

la hora de definir el componente de masa adiposa que contribuye al

desarrollo del síndrome, dado que se ha demostrado que el IMC es

un indicador poco sensible del riesgo de enfermedad metabólica y

cardiovascular asociado a obesidad. El perímetro de la cintura (no así

el IMC) refleja el volumen de tejido adiposo subcutáneo abdominal,

así como el del tejido adiposo visceral abdominal y es, por tanto, un

índice más útil para valorar la masa grasa central o troncal.

En Estados Unidos unos 50 millones de personas padecen

síndrome metabólico, con una prevalencia ajustada por edades de

casi un 24%. De ellas, más del 83% cumple criterios de obesidad

abdominal. La incidencia del síndrome metabólico aumenta con la

edad, siendo el porcentaje de afectados entre la población estado-

unidense de más de 60 años del 40

% 15 .

La incidencia en los hombres

es mayor que en las mujeres, y los hispanos y los estadounidenses

de origen sudasiático parecen ser especialmente propensos. La fre-

cuencia es en cambio menor en varones afroamericanos que en

varones caucásicos. El síndrome metabólico se desarrolla en oca-

siones por consumo de ciertos fármacos de uso común, tales como

corticoides, antidepresivos y antipsicóticos. Los inhibidores de la

proteasa empleados en el tratamiento de la infección por el virus

de la inmunodeficiencia humana también inducen síndrome meta-

bólico secundario a resistencia a la insulina.

Figura 54-1

 Familia de isocurvas de IMC para valores que oscilan entre 13 y

50, estructuradas en ejes para altura (tanto en centímetros como en pulgadas)

y peso (tanto en kilogramos como en libras). IMC, índice de masa corporal.

Tabla 54-1

 Niveles de riesgo asociados al aumento del índice de masa corporal

Clasificación IMC (kg/m

2

)

Riesgo de desarrollo de problemas

de salud

Peso inferior al

normal

<

18,5

Aumentado

Peso normal

18,5-24,9

Reducido

Sobrepeso

25,0-29,9

Aumentado

Obesidad

 Clase 1

 Clase 2

 Clase 3

30,0-34,9

35,0-39,9

40,0-49,9

Alto

Muy alto

Extremadamente alto

Superobesidad

50

Desmesuradamente alto

Tabla 54-2

 Perímetro de cintura y riesgo

Perímetro de

cintura

Índice de masa corporal (kg/m

2

)

Peso normal

Sobrepeso

Obesos de

clase 1

<

102 cm (

)

<

88 cm (

)

Riesgo menor

Riesgo

aumentado

Riesgo alto

102 cm (

)

88 cm (

)

Riesgo aumentado Riesgo alto

Riesgo muy alto