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Flujo sanguíneo renal

Los riñones reciben aproximadamente el 15-25% del gasto

cardíaco total, o 1 a 1,25 l de sangre por minuto a través de las

arterias renales, dependiendo del estado del cuerpo. La mayor

parte de la sangre la recibe la corteza renal, y sólo el 5% del gasto

cardíaco fluye hacia la médula renal, lo que hace que las papilas

renales sean vulnerables a las lesiones isquémicas. El flujo sanguí-

neo renal está regulado por diversos mecanismos que controlan

la actividad del músculo liso vascular y alteran la resistencia vas-

cular. El tono simpático de los vasos renales aumenta durante el

ejercicio para derivar flujo sanguíneo renal hacia el músculo

esquelético que hace ejercicio; de forma similar, los vasos sanguí-

neos renales se relajan durante la situación de reposo del cuerpo.

La estimulación simpática por la cirugía puede aumentar la resis-

tencia vascular y reducir el flujo sanguíneo renal, mientras que los

anestésicos pueden reducir el flujo sanguíneo renal por una reduc-

ción del gasto cardíaco.

Los capilares glomerulares se encuentran entre las arterio-

las aferentes y las arteriolas eferentes. Los capilares glomerulares

son sistemas de alta presión, mientras que los capilares peritubu-

lares son sistemas de baja presión. En consecuencia, los capilares

glomerulares son un sistema de filtrado de líquido, mientras

que los capilares peritubulares son un sistema de absorción de

líquido. Los vasos rectos, una porción especializada de los capila-

res peritubulares que se forma desde las arteriolas eferentes,

son importantes en la formación de orina concentrada mediante

un mecanismo de contracorriente. Un mecanismo intrínseco

que produce vasodilatación y vasoconstricción de las arteriolas

aferentes renales regula la autorregulación del flujo sanguíneo

renal. Una disminución de la tensión arterial media también

reduce el flujo sanguíneo renal y finalmente afecta a la tasa de

filtración glomerular (TFG) cuando la presión disminuye hasta

menos de 60 mmHg. Una presión arterial media baja de forma

persistente pero por encima de 60 mmHg afecta al flujo sanguíneo

renal, pero no afecta a la TFG debido al mecanismo intrínseco de

autorregulación (

fig. 55-3 )

. La autorregulación mantiene la tensión

arterial media entre 60 y 160 mmHg en riñones intactos y des­

nervado

s 3 .

Aunque el conocimiento de la neuroanatomía y del flujo san-

guíneo renal es esencial para aplicar una anestesia adecuada, también es importante un conocimiento exhaustivo de

la fisiología y la farmacología renales. Los pacientes sometidos

a cirugía genitourinaria con frecuencia tienen nefropatía mecánica

o funcional. Los anestésicos y la cirugía pueden alterar sig­

nificativamente la función renal. Por el contrario, la disfunción

renal afecta significativamente a la farmacocinética y la farmaco-

dinámica de los anestésicos y de los fármacos complementarios.

Más adelante se analiza la evaluación de un paciente con ne­

fropatía.

Anestesia en pacientes

con nefropatía

Evaluación de la función renal

Las nefropatías se pueden descubrir de forma casual durante

una evaluación médica sistemática, o los pacientes pueden consul-

tar con datos de disfunción renal, como hipertensión, edema,

náuseas y hematuria (v. cap. 8). El abordaje inicial en ambas

situaciones debe ser evaluar la causa y la gravedad de las alteracio-

nes renales. En todos los casos, esta evaluación incluye: 1) una

estimación de la duración de la enfermedad, 2) un análisis

de orina completo y 3) una evaluación de la TFG. La anamnesis

y la exploración física, aunque tienen la misma importancia,

son variables entre los distintos síndromes renales; los síntomas

y signos específicos se analizan en las secciones sobre cada

enfermedad. Se realiza una categorización diagnóstica adicional

según la distribución anatómica: enfermedad prerrenal, enferme-

dad posrenal y enfermedad renal intrínseca. La enfermedad

renal intrínseca se puede subdividir en alteraciones glomerula-

res, tubulares, intersticiales y vasculares. A continuación se des­

criben las pruebas de laboratorio útiles para evaluar la función

renal

( tabla 55-2 )

.

Función glomerular

Tasa de filtración glomerular

La TFG es la mejor medida de la función glomerular. La TFG

normal es de aproximadamente 125ml/min. Sin embargo, no se

ven manifestaciones de reducción de la TFG hasta que ha dismi-

nuido hasta el 50% del valor normal. Cuando la TFG disminuye

hasta el 30% de lo normal se produce una fase de insuficiencia renal

moderada. Los pacientes están asintomáticos y únicamente tienen

datos bioquímicos de disminución de la TFG (es decir, aumento

de la concentración sérica de urea y creatinina). Buscando de

manera cuidadosa habitualmente se encuentran otras alteraciones

como nicturia, anemia, pérdida de energía, disminución del apetito

y alteraciones del metabolismo del calcio y el fósforo.

A medida que sigue disminuyendo la TFG se instaura una

fase de insuficiencia renal grave. Esta fase se caracteriza por mani-

festaciones clínicas profundas de uremia y alteraciones bioquími-

cas como acidosis, sobrecarga de volumen y manifestaciones

neurológicas, cardíacas y respiratorias. En las fases de insuficiencia

renal leve y moderada un estrés clínico asociado puede reducir aún

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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Figura 55-3

 Autorregulación del flujo sanguíneo renal (FSR) y la tasa de

filtración glomerular (TFG). Se muestra la relación entre FSR, TFG y tasa de

flujo urinario (TFU) y la presión arterial renal media en perros a medida que

la presión arterial renal varía desde 20 hasta 280 mmHg. Se observa

autorregulación del FSR y de la TFG entre aproximadamente 80 y

180 mmHg.

(Reproducida de Hemmings HC: Anesthetics, adjuvants and drugs

and the kidney.

En

Malhotra V [ed.]:

Anesthesia for Renal and Genitourinary

Surgery.

Nueva York, McGraw-Hill, 1996, pág. 18.)