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la colestasis extrahepática se debe sobre todo al bloqueo mecá-

nico del árbol biliar. En la colestasis hay concentraciones san-

guíneas altas de constituyentes biliares, enzimas hepatocelulares

(AP, GGTP, 5’-NT, LAP), inmunoglobulina A, colesterol y varias

formas de sales biliares y bilirrubina. La bilirrubina no conju-

gada es la más tóxica; concentraciones altas de bilirrubina no

conjugada producen una disfunción membranaria e interrum-

pen vías metabólicas importantes como la fosforilación oxida-

tiva y el ciclo de los ácidos tricarboxílicos. Los pacientes con

síndromes colestásicos suelen presentar aumentos acentuados

de las sales biliares en el suero, pero una bilirrubina sérica

normal o ligeramente elevada.

Las observaciones clínicas en los síndromes colestásicos

dependen de la gravedad de la colestasis y de su patogeni

a 297-301 .

El

prurito es la manifestación más característica y se debe sobre todo

a las sales biliares retenida

s 277,284,302,303

. A medida que el trastorno

colestásico se hace más intenso, aparece la icterici

a 304 .

Las heces se

hacen más claras y la orina se oscurece, ya que los pigmentos bilia-

res se desvían del intestino al riñón para su excreción.

Trastornos de la coagulación

La absorción entérica de lípidos como la vitamina K exige sales

biliares y una circulación enterohepática intacta. En las coagulopa-

tías inducidas por la colestasis, el hígado continúa produciendo

procoagulantes. Sin embargo, sin vitamina K, los hepatocitos no

pueden añadir el glutamato carboxilado en posición

g

que estos

procoagulantes necesitan para su activación ulterior. La vitamina

K por vía parenteral debería corregir esta coagulopatía, pero si no

es así, debe haber otra causa. La colestasis prolongada puede inducir

una disfunción hepática y una coagulopatía que no se curaría con

vitamina K.

Disfunción renal

Los trastornos colestásicos pueden provocar una disfunción del

reservorio esplácnico. Como el reservorio no puede transferir

volumen de sangre de forma eficaz a la circulación central, puede

producirse una hipotensión acentuada y una hipoperfusión renal

ante pérdidas de volumen pequeñas. Esto predispone a la IRA

prerrenal y a la NTA por IRA prerrenal. Si sobreviene una disfun-

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Fisiología y anestesia

I

Figura 7-13

 Esquema de las vías por las que la cirrosis induce la hipertensión portal: las teorías anterógrada y retrógrada. La cirrosis y la hipertensión portal

inducen cambios circulatorios que reducen el volumen sanguíneo efectivo. Esto activa los receptores de volumen y estimula los reflejos neurohormonales e

intrarrenales que reducen el flujo sanguíneo renal y aumentan la retención renal de sodio. ADH, hormona antidiurética; ANF, factor natriurético auricular; AV,

arteriovenoso; FSAH, flujo sanguíneo arterial hepático; FSHT, flujo sanguíneo hepático total; FSVP, flujo sanguíneo venoso portal; PAF, factor activador de las

plaquetas; PG, prostaglandinas.

(Reproducida con autorización de Mushlin PS, Gelman S: Anesthesia and the liver.

En

Barash PG, Cullen BF, Stoelting RK

[

eds.

]

:

Clinical Anesthesia,

4.

a

ed. Filadelfia, Lippincott Williams

&

Wilkins, 2001, pág. 1088.)