farmacológica idiosincrásica. La primera es predecible y surge en
todos los sujetos al aumentar la dosis del fármaco. La segunda es
un acontecimiento raro e inducible con dosis subclínicas del
fármaco; es probablemente una lesión inmunitaria que sólo se
produce en una fracción mínima de los que reciben el fármaco.
Aunque hay diferencias obvias entre las dos categorías de reaccio-
nes farmacológicas, existen similitudes notables. Por ejemplo, en
las dos categorías se produce la unión covalente de los fármacos (o
sus metabolitos) a macromoléculas endógenas. Tal unión puede
llevar a la inactivación de enzimas importantes, al agotamiento de
antioxidantes intracelulares y a la peroxidación de lípidos membra-
narios. La respuesta del organismo a tales perturbaciones molecu-
laresdeterminasiunalesiónfarmacológicaseconsideradependiente
de la dosis o idiosincrásica. Cuando la lesión subcelular inducida
por los fármacos provoca una sensibilización inmunitaria, la reex-
posición a dosis incluso bajas del fármaco sensibilizador puede
causar una lesión hepática grave (p. ej., hepatitis por halotano).
Los efectos hepatotóxicos de los fármacos y de sustancias
ambientales suelen deberse a la producción a través de CYP de
oxidantes como especies del oxígeno reducidas, radicales con
carbono y radicales nitrogenados. Ejemplos de ello son: 1) el meta-
bolismo del tetracloruro de carbono a través de CYP, lo que produce
un radical triclorometilo, un intermediario muy tóxico que induce
una necrosis centrolobular, y 2) el metabolismo de la nitrofuran-
toína y otras moléculas aromáticas, que genera radicales libres
intermediarios que inducen una lesión hepática. Similar al CYP del
retículo endoplásmico liso, los transportadores de electrones mito-
condriales transforman los xenobióticos en metabolitos reactivos.
Por ejemplo, los radicales nitrogenados que se forman durante el
metabolismo de la cocaína o la nitrofurantoín
a 90,150reducen el O
2
a través de flavoproteína-reductasas para formar superóxido y otras
especies oxidantes. Las reacciones cíclicas de oxidorreducción,
como ocurre con los quimioterápicos del tipo antraciclina o los
antibióticos imidazoles, son otra fuente de especies oxidantes.
La formación de oxidantes durante el metabolismo de los
fármacos contribuye a la lesión hepática o la causa al debilitar las
defensas antioxidantes del hepatocito. Por ejemplo, el paracetamol
y el bromobenceno provocan una reducción dosis-dependiente del
GSH hepatocelular, lo que vuelve al hígado muy sensible a la
necrosi
s 193,194 .Esto aumenta la probabilidad de que los oxidantes
dañen: 1) proteínas y enzimas, 2) fosfolípidos de la membrana y
3) nucleótidos al activar proteasas, fosfolipasas y endonucleasas. El
estrés oxidativo también puede producir aumentos patológicos del
Ca
2+
citosólico al permitir una captación excesiva de Ca
2+
por los
hepatocitos mientras induce la liberación de Ca
2+
a partir del retí-
culo endoplásmico o la mitocondria. Estos acontecimientos pueden
inducir la apoptosis, la necrosis o ambas.
En ocasiones, las vías de conjugación producen intermedia-
rios reactivo
s 95,195-197. Por ejemplo, el metabolismo de fase 2 de los
fármacos carboxilados produce acil glucorónidos. Estas moléculas
pueden lesionar el hígado, ya que se unen covalentemente a nucleó-
filos, proteínas ricas en tiol y ácidos nucleicos, y los inactivan. Los
intermediarios del metabolismo de fase 2 también agotan los alma-
cenes hepatocelulares de antioxidantes y promueven la formación
de neoantígenos y autoantígenos, lo que después desencadena una
lesión hepática inmunitaria tras la reexposición a la sustancia
desencadenante.
Apoptosis inducida por fármacos
La lesión mitocondrial inducida por fármacos activa las vías apop-
tósicas intracelulare
s 150,156,198. La secuencia de acontecimientos
puede ser la siguiente: 1) el metabolismo del fármaco produce
oxidantes y agota la GSH; 2) los oxidantes inducen la lesión mito-
condrial, lo que libera citocromo c e inicia la transición de la
permeabilidad de la membrana mitocondrial; 3) se activa la caspasa
y desencadena la apoptosi
s 198-201 .El trastorno hepático del sín-
drome de Reye puede acompañarse de una lesión mitocondrial
debida a fármacos como tetraciclina, aspirina, ácido valproico y
análogos de nucleósidos (p. ej., zidovudina
) 201 .Es probable que las
enzimas presentes en las mitocondrias sean dianas importantes del
metabolito del paracetamol
N
-acetil-
p
-benzoquinona imina
(NAPQI), el metabolito que se asocia a la necrosis hepatocelular.
Que la lesión mitocondrial produzca apoptosis o necrosis depende
del estado energético de la célula y de la gravedad de la lesió
n 150 .Inmunopatología
A menudo subyacen acontecimientos inmunopatológicos a las
reacciones adversas idiosincrásicas a los fármacos, como la hepati-
tis por halotano. El síndrome clínico comprende a menudo la
fiebre, el exantema, la linfadenopatía, la eosinofilia y los infiltrados
inflamatorios en el hígado. El síndrome comienza característica-
mente de forma tardía tras la primera dosis del fármaco pero, con
las posteriores exposiciones, el inicio es más rápido y el síndrome
más intenso. Los acontecimientos inmunopatológicos pueden con-
sistir en: 1) la producción de anticuerpos que lisan los hepatocitos
por un proceso de imitación molecular de las enzimas del anfi-
trió
n 202 ;2) la inmunidad celular dependiente de anticuerpos, como
ocurre con el diclofenac
o 203 ;3) la alteración reguladora del sistema
inmunitario, y 4) la autoinmunidad inducida por fármaco
s 204,205.
Según la idea del antígeno alterado, los fármacos (o sus
metabolitos) reaccionan con ciertas proteínas intracelulares y las
modifican, lo que da lugar a aductos proteína-fármaco o neoantí-
genos. Por ejemplo, se forman aductos trifluoroacilados (TFA)
durante la exposición al halotano u otros anestésicos halogena-
dos
206 .Los pacientes que se recuperan de una lesión hepática indu-
cida por el halotano suelen tener anticuerpos circulantes dirigidos
contra aductos de proteína TFA. Pero siguen sin conocerse la espe-
cificidad ni la patogenicidad de estos anticuerpo
s 206 ,porque tales
anticuerpos aparecen en la mayoría de los pacientes tras una anes-
tesia con halotano sin una hepatopatía.
La alteración de la regulación del sistema inmunitario con-
tribuye a la formación de autoanticuerpos. Algunos carecen de
especificidad tisular (p. ej., anticuerpos antinucleares y frente al
músculo liso). Otros son específicos de órgano, como los anticuer-
pos frente al microsoma hepático-renal (KLM) dirigidos contra
enzimas microsomales; la hepatitis por halotano se asocia a anti-
cuerpos LKM dirigidos contra la CYP2E1.
Hepatopatía inducida por el alcohol
El alcoholismo (cinco o más consumiciones al día) induce varios
patrones de lesión hepática, sobre todo la esteatosis (hígado graso),
la hepatitis alcohólica y la cirrosis. La esteatosis aparece en casi
todas las personas que consumen alcohol de forma excesiva, pero
la cirrosis aparece sólo en el 10-20% de estos sujeto
s 207 .Cuando se
les compara con la población general, las personas con hepatopatía
alcohólica tienen una mayor prevalencia de trastornos relaciona-
dos con la salud (malnutrición, incompetencia inmunitaria, des-
equilibrios hídricos y electrolíticos). Tales sujetos tienen un mayor
riesgo de morbilidad postoperatoria secundaria a hemorragia, sep-
ticemia o descompensación cardiopulmonar (miocardiopatía alco-
hólica o cirrótica
) 208 .Las observaciones anatomopatológicas características de la
hepatopatía alcohólica son: 1) lesiones subcelulares inducidas por
el acetaldehído, 2) perturbaciones metabólicas, 3) hipoxia micro-
vascular, 4) mayor producción de radicales de oxígeno y nitrógeno
y 5) agotamiento de las defensas antioxidantes. El metabolismo del
alcohol desempeña una función fundamental en la patogenia de la
hepatopatía alcohólic
a 209-213 .El paso limitante en el metabolismo
del etanol está catalizado por la alcohol-deshidrogenasa (ADH).
Esta metaloenzima polimórfica que tiene cinc muestra más de
196
Fisiología y anestesia
I