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LDH en pacientes con una lesión hepática aguda (p. ej., preeclampsia

grave). Una elevación de la LDH que sólo se debe a una lesión hepa-

tocelular suele acompañarse de elevaciones de la AST y la ALT. De

este modo, la LDH raramente da información sobre la lesión hepática

más allá de la proporcionada por la AST y la AL

T 27,117

.

Glutatión S-transferasa.

 La glutatión

S

-transferasa (GST) es

una prueba relativamente sensible y específica de algunos patrones

de lesión hepática inducida por fármaco

s 118 .

La enzima tiene una

semivida plasmática corta (90 minutos) y se libera rápidamente a

la circulación tras una lesión hepatocelular. Luego, las medidas

seriadas de la GST pueden revelar la evolución temporal de la

lesión hepática, desde su inicio a su resolución. Al contrario que

la AST y la ALT, que residen en la zona acinar 1, la GST se localiza

en la zona acinar 3 (región centrolobular

) 119 .

La zona contiene la

población de hepatocitos más proclives a las lesiones producidas

por la hipoxia y por metabolitos reactivos de fármacos. Según esto,

la GST sería más sensible que la AST o la ALT como marcador de

necrosis centrolobular en sus fases incipientes.

Evaluación de la síntesis de proteínas en el hígado

Albúmina sérica.

 La albúmina sérica proporciona información

útil sobre la función hepatocelular (en concreto, de la síntesis de

proteínas) y se usa para evaluar la hepatopatía crónica, aunque con

defectos notables. Primero, la hipoalbuminemia tiene muchas

causas además de la síntesis reducida; ejemplos de ello son las

pérdidas renales de albúmina, el mayor catabolismo de albúmina,

la expansión del volumen de plasma y la mala distribución de la

albúmina corporal total. De hecho, la masa corporal total de albú-

mina (en la reserva intercambiable) es a menudo normal en los

pacientes con cirrosis hepática, ascitis e hipoalbuminemi

a 120 .

Segundo, no hay una relación clara entre la albúmina sérica y la

síntesis instantánea de albúmina, porque la albúmina tiene una

semivida de casi 3 semanas. De este modo, si la síntesis proteínica

hepática sufre una detención brusca y permanente, este cambio no

se vería reflejado en un descenso de la concentración sérica de

albúmina durante por los menos varios días.

Tiempo de protrombina.

 Comparados con la albúmina, los

procoagulantes de origen hepático tienen semividas cortas, que van

desde 4 horas para el factor VII a 4 días para el fibrinógeno. Sus

concentraciones comienzan a declinar poco después de que el

hígado empieza a fracasar. El TP (o el índice normalizado interna-

cional [INR]) se usa ampliamente para evaluar y vigilar a pacientes

con una disfunción hepática aguda. Un TP prolongado secundario

a un fracaso hepático refleja en general una concentración sanguí-

nea baja del factor VIIa, que tiene la semivida plasmática más corta

de todos los factores coagulantes hepático

s 117 .

Junto a la utilidad

diagnóstica, el TP se usa como un indicador pronóstico. Es un

parámetro frecuente de modelos o algoritmos diseñados para faci-

litar decisiones oportunas y correctas sobre la necesidad de realizar

un trasplante hepático. A este respecto, el TP tiene valor en pacien-

tes con insuficiencia hepática inducida por fármaco

s 121

o en aque-

llos con una hepatopatía activa y un trastorno quirúrgico que exija

una atención inmediat

a 122 .

Detección de trastornos colestásicos

Fosfatasa alcalina.

 La AP sérica se usa para cribar trastornos

hepáticos o del árbol biliar, como la hepatitis aguda, las neoplasias

malignas y las enfermedades colestásicas. Como hay isoenzimas de

AP en las membranas plasmáticas de todo el cuerpo, la AP carece

de especificidad respecto a las enfermedades hepatobiliare

s 117 .

Puede haber incrementos leves y transitorios de la AP en hasta un

tercio de los sometidos a pruebas de laboratorio habituales. Las

principales fuentes de AP son el hueso, la placenta (tercer trimestre

de gestación), el intestino, el riñón, los leucocitos y las neoplasias.

El aumento del metabolismo en uno o más de estos tejidos puede

elevar la AP. El aumento de la AP sérica suele reflejar un aumento

de la producción o liberación de AP en lugar de una depuración

reducida de la AP. Por ejemplo, las comidas grasas elevan la AP al

inducir la liberación de isoenzimas de AP de las membranas plas-

máticas de los enterocitos en el intestino delgado.

Las elevaciones de la AP en las colestasis pueden reflejar la

acción de la sal biliar sobre las membranas plasmáticas de los

hepatocitos. La AP sérica puede permanecer normal durante 2 días

tras el inicio de la obstrucción biliar, sin aumentar hasta que los

hepatocitos producen (y liberan) más AP. Como tiene una semivida

de casi una semana, la AP sérica puede permanecer elevada días

después de que el flujo biliar se haya restaurad

o 117 .

Los incrementos

extremos de la AP indican: 1) un bloqueo importante del flujo

biliar debido a trastornos como la cirrosis biliar primaria y la cole-

docolitiasis, o 2) una neoplasia maligna hepática (primaria o

metastásica) que esté comprimiendo los pequeños conductos bilia-

res intrahepáticos. Las obstrucciones multifocales de los conductos

intrahepáticos pueden aumentar la AP sérica sin incrementar la

bilirrubina sérica. Por el contrario, la AP puede permanecer normal

a pesar de que haya metástasis hepáticas extensas o esté obstruido

un gran conducto. La AP sérica no distingue con fiabilidad entre

la obstrucción de conductos biliares (intrahepáticos o extrahepáti-

cos) y la infiltración hepátic

a 117 .

I

dentificación

de

la

fuente

de

fosfatasa

alcalina

.

Encontrar el origen de una elevación de la concentración de la AP

rara vez exige más que realizar una anamnesis, una exploración

física y estudios de imagen. La anamnesis ayuda a revisar las fuentes

extrahepáticas habituales de aumento de la AP, como: 1) el hueso

normal, especialmente durante la pubertad y los crecimientos

rápidos; 2) la placenta, habitualmente durante el tercer trimestre de

embarazo; 3) trastornos óseos como la enfermedad de Paget, el

raquitismo o la osteomalacia, y 4) los intestinos (v.

tabla 7-2

).

5’-Nucleotidasa y gamma-glutamil-transpeptidasa.

 Las

pruebas de laboratorio usadas para distinguir entre fuentes hepá-

ticas y extrahepáticas de AP son la 5’-nucleotidasa (5’-NT) o la

leucina-aminopeptidasa (LAP) y la gamma-glutamil-transpepti-

dasa (GGTP). Con respecto a la 5’-NT, es tan sensible como la AP

para detectar trastornos hepatobiliares, y es una prueba mucho más

específica de tales trastornos. Aunque la 5’-NT está en muchos

tejidos (placenta, hueso, encéfalo, intestino, corazón, vasos sanguí-

neos y páncreas endocrino), la mayor parte de la 5’-NT sérica

procede del sistema biliar. Una explicación es que la liberación de

5’-NT de las membranas plasmáticas de los hepatocitos exige la

acción detergente de las sales biliares. Los cambios en la AP que

son secundarios a enfermedades hepatobiliares suelen seguirse de

cambios similares en la 5’-N

T 117 .

Pero los incrementos en la AP y la 5’-NT tienen diferentes

esquemas temporales, en particular durante el inicio y resolución

de las enfermedades biliares. Por ejemplo, poco después de la obs-

trucción del flujo biliar, la AP y la GGTP séricas empiezan a

aumentar en tándem, mientras que la 5’-NT puede no cambiar

durante día

s 117 .

A este respecto, la GGTP es preferible a la 5’-NT

porque sigue más estrechamente a la AP. No obstante, la GGTP

también tiene desventajas. Primero, es una enzima microsomal

inducible (p. ej., por el alcohol, los antiepilépticos y la warfarina),

lo que puede confundir las interpretaciones de las elevaciones de

la GGTP sérica. Segundo, la GGTP es menos específica que la

5’-NT como un marcador de enfermedad hepatobiliar. La GGTP

sérica puede liberarse de varios lugares extrahepáticos, como el

riñón, el bazo, el páncreas, el corazón, el pulmón y el encéfalo. Sin

embargo, el hueso tiene poco GGTP. De ese modo, la GGTP es útil

para distinguir entre las fuentes hepatobiliar y ósea de P

A 117 .

192

Fisiología y anestesia

I