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de las reacciones de biotransformación. La mayoría de los medica-

mentos orales contiene regiones lipofílicas que aumentan su absor-

ción digestiva, su capacidad de atravesar membranas y la actividad

biológica. La solubilidad lipídica también reduce la excreción de

los fármacos e incrementa la retención del fármaco en el orga-

nismo. Aunque el riñón excreta fácilmente la mayoría de las molé-

culas polares, no elimina eficientemente la mayoría de las sustancias

lipofílicas. Las moléculas lipofílicas se unen a menudo con fuerza

a proteínas plasmáticas y por tanto escapan a la filtración glomeru-

lar. Incluso cuando el glomérulo filtra tales moléculas, los túbulos

renales suelen reabsorberlos. El hígado, por otra parte, realiza una

transformación química de los fármacos de una forma que incre-

menta su hidrosolubilidad. La biotransformación hepática no sólo

aumenta generalmente la excreción de los fármacos, sino que

también inactiva o atenúa su actividad biológica. Sin embargo, el

metabolismo de los xenobióticos produce intermediarios reactivos

que dañan el hígado (directa o indirectamente) mediante una sen-

sibilización inmunitaria, como debe de ocurrir en la hepatitis por

halotan

o 89-91

.

Vías del metabolismo de los fármacos

La miríada de reacciones químicas que los hepatocitos usan para

eliminar los fármacos se encuadra en tres categorías (o fases)

amplias. El metabolismo en fase 1 usa el CYP y oxidasas de función

mixta para aumentar la polaridad de los fármacos. El metabolismo

en fase 2 aumenta la polaridad de los fármacos. El metabolismo en

fase 2 aumenta la polaridad de los fármacos (o sus metabolitos)

conjugándolos con sustancias hidrosolubles endógenas. La elimi-

nación en fase 3 usa transportadores que precisan energía para

excretar fármacos en la bilis canalicular. La eliminación hepática

de los fármacos exige al menos una de estas fase

s 90,92,93

.

Metabolismo en fase 1.

 Las reacciones de fase 1 (p. ej., oxida-

ciones, reducciones, hidrólisis) convierten los fármacos en sustan-

cias más polares insertando grupos polares (p. ej., OH, NH

2

, SH) o

eliminando grupos no polares. Los productos del metabolismo en

fase I son generalmente más fáciles de excretar por la orina o la

bilis que sus precursores. Estos metabolitos también pueden ser

sustratos de conjugaciones de fase 2.

O

xidasas microsomales

y

citocromo

P-450.

 En más del

90% de las biotransformaciones de los fármacos intervienen oxi-

dasas microsomales y hemoproteínas de la superfamilia de genes

del CYP. El hígado humano tiene más de 20 enzimas CYP

diferente

s 90,94

que median reacciones de oxidorreducción en diver-

sas vías, incluidos los metabolismos de esteroides, lípidos y sales

biliares. La zona 3 (centrolobular) tiene el mayor contenido de CYP.

De hecho, la localización acinar de isoenzimas específicas de

CYP puede aclarar las relaciones entre el metabolismo de los fár-

macos y la lesión hepátic

a 90 .

Por ejemplo, la necrosis centrolobular

es la clásica lesión inducida por el paracetamol; la probable expli-

cación es que CYP2E, la isoforma de CYP implicada en el metabo-

lismo del paracetamol, se localiza en la zona 3.

Las reacciones de CYP generan metabolitos muy reactivos y

potencialmente tóxicos. De forma sucinta, el ciclo de la reacción del

CYP comienza con la unión del oxígeno al grupo hierro del hemo;

este oxígeno se activa tras recibir un electrón de una flavoproteína-

reductasa:

NADPH:hemoproteína-oxidorreductasa

(CYP

) 91-94

. La

incorporación del oxígeno activado en las moléculas lipofílicas

(p. ej, xenobióticos) produce sustratos para las oxidasas de función

mixta. Estas oxidasas transfieren un átomo de oxígeno desde el O

2

a la molécula diana; otro sustrato (p. ej., NADPH) transfiere simul-

táneamente electrones que reducen el átomo de oxígeno que queda,

lo que posibilita su incorporación al agua. En resumen, las oxidasas

promueven la formación de sustancias químicas muy activas,

incluidas especies del oxígeno reducidas y radicales libres, que

pueden provocar o agravar una lesión hepátic

a 95 .

Múltiples sustancias químicas (fármacos, complementos

nutricionales, insecticidas contaminantes) alteran el metabolismo

microsomal de los fármaco

s 91 .

Algunos compuestos, como el feno-

barbital y la difenilhidantoína, inducen muchas isoformas CYP

diferentes. Otras son mucho más selectivas

91-94 .

Por ejemplo, el

alcohol induce selectivamente CYP2E1 y CYP3A4

90,96 ;

el humo de

los cigarrillos o el cannabis aumenta CYP1A

2 97

; la isoniazida

aumenta CYP2E1, y la rifampicina y el hipérico (el ingrediente

activo de la hierba de San Juan) inducen selectivamente CYP3A

4 98

.

Con un uso prolongado, los inductores de CYP aumentan a

menudo su propio metabolismo mientras estimulan la produc-

ción de fosfatasa alcalina (AP) y

g

-glutamil transpeptidasa

(GGTP). Este último efecto se produce por la activación de regu-

ladores de la transcripción de receptores nucleares huérfanos

como parte de la «adaptación hepática» a la administración con-

tinua de fármaco

s 90 .

B

ase

genética molecular

de

la

inducción

de

CYP.

 Los

estudios sobre CYP3A4 (la isoforma predominante de CYP en el

hígado humano) han aclarado la genética molecular de la induc-

ción del CY

P 99

. Por ejemplo, la rifampicina, un inductor potente de

CYP3A4, activa el receptor de pregnano X (PXR), que es un regu-

lador de la transcripción que pertenece a la familia de receptores

nucleares huérfanos. El PXR actúa en concierto con otro receptor

nuclear de xenobióticos, el receptor de androstano constitutivo

(CAR), para coordinar respuestas hepáticas protectoras a estímulos

potencialmente tóxico

s 100 .

El PXR activado y el CAR análogo se

unen a secuencias de nucleótidos afines localizadas en dirección 5’

al gen estructural de CYP3A4, dentro de un «módulo potenciador

de respuesta a xenobióticos» (XREM

) 99,101 .

La unión activa el pro-

motor de CYP3A4 (en dirección 3’) induce la síntesis del ARNm

de la proteína CYP3A4. Otras vías CYP se regulan de una manera

simila

r 99,101

.

Metabolismo en fase 2.

 Las reacciones en fase 2 conjugan

xenobióticos (o sus metabolitos) con moléculas hidrofílicas endó-

genas como el ácido glucorónico, el acetato, los sulfatos, los ami-

noácidos y el glutatió

n 90,102

. En muchas conjugaciones participan el

ácido glucorónico y la UDP-glucoroniltransferasa. Otras conjuga-

ciones están conjugadas por sulfatasas, glutatión

S

-transferasas,

acetil

N

-transferasas o aminoácido

N

-transferasas. En compara-

ción con sus precursores, los xenobióticos conjugados suelen ser

menos eficaces, menos tóxicos, más hidrofílicos y más fáciles de

excretar por la bilis o la orina.

Eliminación en fase 3.

 En las reacciones de eliminación en fase

3 intervienen moléculas de transporte específicas (conocidas como

proteínas transportadoras del casete de unión al ATP [ABC]) que

facilitan la excreción de xenobióticos y compuestos endógenos.

Estas proteínas usan la energía de la hidrólisis del ATP para dirigir

el transporte molecular. Las principales proteínas ABC son el regu-

lador de la conductancia transmembranario de la fibrosis quística

(CFTR), los transportadores canaliculares del cobre y la proteína

de resistencia a múltiples fármacos (MDR). La MDR-1 (antes deno-

minada P-glucoproteína) reside en las superficies canaliculares de

los hepatocitos y posibilita la excreción biliar de compuestos catió-

nicos, como los fármacos antineoplásico

s 103,104

.

Otra familia de proteínas ABC (proteína de resistencia a

múltiples fármacos [MRP]) excreta moléculas conjugadas. La

MRP-1, localizada en las superficies laterales de los hepatocitos,

puede transportar conjugados de fármacos a los sinusoides. La

MRP-2 (antes denominada transportador de aniones orgánicos

multiespecífico canalicular [cMOAT]), localizada en las superficies

canaliculares de los hepatocitos, secreta conjugados de fármacos y

Fisiología y fisiopatología hepáticas

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Sección I

Fisiología y anestesia

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