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aldosterona y arginina vasopresina, y 3) corregir las alteraciones de

la excreción del sodio y el agua. Además, los estudios clínicos rea-

lizados en sujetos sanos y pacientes con cirrosis han mostrado una

correlación positiva entre el NO· espirado y el índice cardíac

o 270 .

Patogenia de la hipertensión portal

Las principales características de la hipertensión portal inducida

por la cirrosis son: 1) el aumento de la resistencia al flujo intrahe-

pático, 2) el aumento del flujo sanguíneo preportal, y 3) el flujo

sanguíneo alto a través de vasos colaterales portocavas. La patoge-

nia de la hipertensión portal inducida por la cirrosis es compleja.

Entre sus posibles mecanismos están las ideas del flujo «retró-

grado» y «anterógrado», que no se excluyen mutuamente. Según la

idea retrógrada, el tejido fibroso intrahepático en proliferación

induce un aumento de la resistencia venosa portal; esto aumenta

la presión venosa portal (es decir, a velocidades constantes de flujo

venoso portal). El estrechamiento experimental de la vena porta

induce una hipertensión portal que se caracteriza por: 1) aumento

de la resistencia vascular mesentérica, 2) reducción del flujo san-

guíneo mesentérico, 3) reducción de la saturación de oxígeno

venosa esplácnica y 4) aumento de la diferencia AV de

oxígeno mesentérica. Pero estos cambios son exactamente lo

opuesto a lo que ocurre cuando aparece la hipertensión portal en

los pacientes con cirrosis. El concepto «anterógrado» sobre la vaso-

dilatación puede explicarl

o 271 ;

la hipertensión portal aparece debido

a los cambios inducidos por la cirrosis en las circulaciones arteria-

les sistémica y esplácnica. La hipótesis encuentra su apoyo en las

observaciones realizadas en los pacientes cirróticos, como: 1) el

aumento de las concentraciones sanguíneas de vasodilatadores

endógenos, 2) la formación generalizada de cortocircuitos AV y

3) el elevado gasto cardíaco con una resistencia periférica total baja.

Los posibles mediadores de la circulación hiperdinámica son el

NO·, el glucagón, la prostaciclina, la adenosina, el CO y el sulfuro

de hidrógen

o 272 .

Estas sustancias no sólo inducen la vasodilatación

directa, sino que también apoyan la formación y permeabilidad de

cortocircuitos AV extensos (fístulas AV) en los intestinos, el bazo

y otros órganos. La activación de los canales K

ATP

en las células

musculares lisas arteriales puede mediar el aumento del flujo san-

guíneo en las circulaciones arteriales sistémica y esplácnic

a 272 .

Control del volumen circulatorio

La retención ávida de sodio es parte integral de la fisiopatología de

la cirrosis y la hipertensión portal. Los receptores de volumen que

detectan un volumen plasmático efectivo bajo estimulan al sistema

nervioso simpático y provocan la liberación de renina por el

riñó

n 273 .

Esto aumenta la producción de angiotensina II y de aldos-

terona, lo que potencia la captación tubular renal de sodio. Las

concentraciones de noradrenalina en la sangre se correlacionan

inversamente con el flujo sanguíneo renal. La noradrenalina y la

angiotensina II redistribuyen el flujo sanguíneo renal de una forma

que aumenta la captación renal de sodio.Otros factores que aumen-

tan la retención de sodio son el sistema de la calicreína-cinina

y algunos vasoconstrictores renales sumamente potentes, como

F

2

a

-iprostano

s 274

y endotelina. Es probable que los vasoconstricto-

res renales induzcan la disfunción renal que acompaña a la cirrosis

y la ascitis. En tales marcos, los vasodilatadores endógenos (p. ej.,

prostaglandinas) son cada vez más importantes para contrarrestar

la vasoconstricción intensa y proteger el flujo sanguíneo renal.

Según esto, los inhibidores de la síntesis de prostaglandinas pueden

reducir significativamente el flujo plasmático renal y el FG, y por

tanto provocar una lesión renal aguda.

Patogenia de la ascitis

La hipertensión portal inducida por la ascitis lleva a aumentos

masivos del agua corporal total, el edema y la formación de la

asciti

s 275 .

El problema puede seguirse hasta una retención excesiva

de sodio por el riñón (

fig. 7-13 ) 2,276

, pero sigue sin conocerse el

principal motor de la retención del sodio. Una explicación

(el modelo del exceso de flujo) es que la cirrosis hepática da lugar

a sustancias químicas que estimulan al riñón para que retenga

sodio. Una segunda explicación (el modelo del llenado insuficiente)

es que la retención de sodio es una respuesta fisiológica normal a

un volumen sanguíneo efectivo baj

o 273 .

La esencia del modelo del flujo excesivo es que la retención

renal excesiva de sodio hace que el volumen intravascular se

expanda, con dos consecuencias principales y directas: 1) la presión

oncótica del plasma disminuye, y el hígado es incapaz de producir

la albúmina suficiente para corregir la hipoalbuminemia, y 2) la

presión hidrostática portal aumenta (es decir, hipertensión portal).

La combinación de la presión oncótica baja y la hipertensión portal

acelera la formación del edema y la ascitis. Una suposición funda-

mental del modelo del flujo excesivo es que el mediador inducido

por la cirrosis hace que los riñones normales retengan sodio y agua

a pesar de un compartimento intravascular excesivamente lleno. Por

el momento no se ha identificado tal mediador (o dicho proceso).

El modelo del llenado insuficiente reconoce que reflejos

homeostáticos actúan en concierto con el riñón para regular estre-

chamente el volumen intravascular. Este modelo mantiene que la

cirrosis provoca una reducción del volumen plasmático efectivo, lo

que estimula mecanismos homeostáticos para retener sodio y agua.

Como Schrier y Abraham señalaro

n 273 ,

«la integridad de la circu-

lación arterial, determinada por el gasto cardíaco y la resistencia

arterial periférica, es el principal determinante de la excreción renal

de sodio y agua». Es decir, que con descensos del volumen arterial,

ya sea por una dilatación arterial o por una reducción del gasto

cardíaco, el riñón recibe instrucciones para retener sodio y agua.

Los descensos inducidos por la cirrosis en el volumen de plasma

efectivo (o arterial) pueden deberse a una dilatación arterial, un

descenso del volumen intravascular o ambos. Aunque lo último

tiene muchas posibles causas, la formación del edema y la ascitis

por unas fuerzas de Starling no compensadas son suficientes para

reducir de forma significativa el volumen intravascular.Losmodelos

de flujo excesivo y llenado podrían ser el principal factor en las

primeras fases de la cirrosis, mientras que un volumen plasmático

efectivo bajo podría ser el factor más importante en la progresión

a una hepatopatía terminal

275 .

Enfermedad colestásica

La colestasis se define como una reducción del flujo biliar y tiene

una patogenia complej

a 106,277-295 ( cuadro 7-2 )

. La causa habitual

de la colestasis intrahepática, ya sea heredada o adquirida, es la

disfunción del transportador de bilis

295,296 .

Por el contrario,

Fisiología y fisiopatología hepáticas

199

7

Sección I

Fisiología y anestesia

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Cuadro 7-2

 Etiología de los trastornos colestásicos

intrínsecos

Fármaco

s 106,279,280

Alcoholism

o 281

Embaraz

o 282,283

Inflamació

n 284

Sepsis

285-287

Nutrición parentera

l 288,289

Cirrosis biliar primari

a 290

Colangitis esclerosante primari

a 291

Hepatopatías colestásicas genéticas

292-295