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miento quirúrgico por lo que respecta a la extensión de la cirugía

a realizar en un tiempo y a la necesidad de soporte respiratorio en

el postoperatorio. Una capacidad vital menor del 40% es predictiva

de la necesidad de aplicar ventilación mecánica postoperatoria. La

mayor alteración gasométrica en sangre arterial es la hipoxia,

secundaria a cambios en la relación ventilación-perfusión causados

por hipoventilación alveolar. La hipoxia crónica produce un

aumento en las resistencias vasculares pulmonares y el desarrollo

de un cor pulmonale. La ecocardiografía sirve para poder evaluar

la hipertensión pulmonar y la hipertrofia del ventrículo derecho.

En el caso de pacientes con hipertensión pulmonar, el electrocar-

diograma muestra hipertrofia del ventrículo derecho y crecimiento

de la aurícula derecha.

Las correcciones quirúrgicas de niveles torácicos altos por

vía anterior o por toracoscopia necesitan que se proceda al aisla-

miento de un pulmón. Tradicionalmente, la ventilación de un solo

pulmón se lleva a cabo mediante un tubo endotraqueal de doble

luz, que debe ser reemplazado por un tubo de luz única cuando en

el mismo acto quirúrgico la vía anterior se continúa con una fusión

posterior o cuando se requiere ventilación mecánica en el post­

operatorio. Los tubos endotraqueales de una sola luz que incluyen

un bloqueante bronquial pueden facilitar también la ventilación a

un solo pulmón, con la ventaja de que pueden actuar como un tubo

normal cuando se desinfla el bloqueante al término del procedi-

miento anterio

r 109 .

En pacientes con un patrón pulmonar restric-

tivo, puede ser difícil conseguir una adecuada oxigenación durante

la ventilación a un solo pulmón y necesitan mantener una presión

positiva continua en la vía aérea en el pulmón no ventilado y

presión positiva al final de la espiración en el pulmón que está

siendo ventilado.

La cirugía correctora de deformidades espinales se asocia a

grandes pérdidas de sangre. Se reconocen varios factores que influ-

yen en el volumen de estas pérdidas: la técnica quirúrgica, la dura-

ción de la cirugía, el número de espacios vertebrales incluidos, la

anestesia, la presión arterial media, las anomalías plaquetarias,

la coagulopatía dilucional y la fibrinólisi

s 110 .

Se utilizan distintas

técnicas para intentar reducir el sangrado y limitar la necesidad de

transfusión de sangre alogénica; entre ellas, una adecuada posición

del paciente para reducir la presión intraabdominal, hemostasia

quirúrgica, hipotensión controlada, recuperación de sangre autó-

loga, hemodilución normovolémica intraoperatoria, uso de agentes

farmacológicos que favorezcan la formación del coágulo y dona-

ción de sangre autóloga preoperatoria.

Se ha utilizado la hipotensión controlada para reducir las

pérdidas de sangre en la cirugía de escoliosis idiopática en el caso

de adolescentes, pero esta técnica anestésica debe usarse con pre-

caución cuando se trata de pacientes mayore

s 111 .

En el paciente

joven, una presión arterial media de 50-60 mmHg es bien tolerada,

pero en el adulto con patología cardiovascular se necesitan pre-

siones mayores. Además, durante la cirugía correctora de defor-

midades de la columna, la perfusión de la médula espinal es muy

sensible a las bajas presiones de perfusión. El adecuado nivel de

perfusión del órgano diana puede valorarse mediante una moni-

torización invasiva, manteniendo una diuresis de 0,5-1ml/kg/h y

análisis gasométricos que permiten diagnosticar el grado de aci-

dosis metabólic

a 112 .

La saturación venosa central de oxígeno es

también un indicador del consumo de oxígeno por parte del

paciente. Aunque el aumento de la frecuencia cardíaca asociado a

la hipotensión anestésica puede también indicar la presencia de

anemia, hipovolemia o anestesia superficial, el uso combinado de

a

/

b

-bloqueantes durante la anestesia, reduce el riesgo de isque­

mia miocárdica y facilita la liberación de renina, con un efecto

rebote en la presión cuando finaliza la intervención. Los análogos

sintéticos de la lisina, como el ácido aminocaproico y la aproti-

nina, un polipéptido con actividad inhibidora de las proteasas,

también se han utilizado para disminuir el sangrado durante la

cirugía por su acción antifibrinolítica, aunque actualmente su uso

está limitado por los recientes hallazgos en el postoperatorio de

cirugía cardíac

a 113 .

Una de las complicaciones más temidas de la cirugía de

columna es la aparición de un déficit neurológico en el postopera-

torio. En una amplia revisión de 97.586 intervenciones, se encon-

traron déficits neurológicos en un 0,55% de los caso

s 114 .

Para

reducir la posibilidad de complicaciones, Vauzelle y cols

. 115

intro-

dujeron la técnica de despertar al paciente durante la cirugía para

comprobar la integridad funcional de la médula espinal. Esta

prueba se limita a valorar el movimiento de origen motor de las

extremidades inferiores y puede estar influida por los anestésicos

y la capacidad cognitiva del paciente. Pueden ocurrir complicacio-

nes durante la realización de esta prueba, como la extubación

inadvertida del paciente en decúbito prono, embolismo aéreo

durante una inspiración profunda y desplazamientos en la instru-

mentación producidos por un movimiento violento.

La monitorización intraoperatoria multimodal se ha conver-

tido en el mejor método de evaluación en la cirugía reconstructiva

de column

a 116 .

Esta monitorización incluye la realización de poten-

ciales evocados somatosensoriales (PESS), potenciales evocados

motores (PEM) y electromiograma. El electromiograma se utiliza

para valorar la lesión de la raíz nerviosa durante la colocación de

los tornillos pediculares y la descompresión del nervio (v. cap. 36).

La parte posterior –sensitiva– de la médula se evalúa utilizando los

PESS. Los PEM valoran la integridad del cordón anterior –motor–

de la médula. La utilización de PEM puede potencialmente causar

algunos efectos adversos, entre los que se incluyen déficits cogni-

tivos, convulsiones, lesiones por mordida, despertar intraoperato-

rio, quemaduras en el cuero cabelludo y arritmias cardíacas. Se

recomienda utilizar un protector en la boca para evitar la morde-

dura de la lengua y lesiones en la dentadura. Hay que evitar usar

esta monitorización en pacientes epilépticos, con clips vasculares

intracerebrales y con implantes cocleares. En los PESS, se envía un

impulso desde un nervio periférico y se registra en la corteza cere-

bral. En los PEM, el impulso se origina en la corteza cerebral y la

respuesta se monitoriza con el movimiento de un grupo muscular

específico. Los PESS y los PEM se valoran con relación a la ampli-

tud –intensidad– de la señal y la latencia –tiempo que tarda la señal

en atravesar la médula espinal–, en comparación con los valores

del paciente antes de la intervención.

Numerosos factores como hipotensión, hipotermia, hipo-

capnia, hipoxia, anemia y los fármacos anestésicos, pueden atenuar

la respuesta a los potenciales evocados sensitivos y motores. Los

anestésicos inhalatorios reducen la amplitud de la señal y aumen-

tan la latencia en función de la dosis. Así, si se utiliza un anestésico

volátil para la anestesia, su concentración debe mantenerse al 50%

de la concentración alveolar mínima, sin modificarse durante la

intervención. El óxido nitroso produce un descenso en la amplitud

de la señal y debe retirarse durante la monitorización con PEM.

Más eficaz es la anestesia total endovenosa durante la monitoriza-

ción con potenciales. Los PEM resultan mínimamente afectados

por los opiáceos, el midazolam y la ketamina, aunque sí puede

deprimirse la respuesta con propofol. Este efecto del propofol es

menor si se utiliza ketamina, por lo que algunos autores proponen

la infusión de opiáceos, ketamina (a bajas dosis) y propofol como

la mejor técnica anestésica endovenos

a 117,118 .

Durante la monitori-

zación con PEM no pueden utilizarse relajantes musculares.

La pérdida postoperatoria de la visión (PPOV) es otra terri-

ble complicación de la cirugía de columna (v.

cap. 80)

. Es poco

frecuente (

0,1%) y puede ser producida por una neuropatía

isquémica del nervio óptico (NIO), oclusión de la arteria o vena de

la retina, e isquemia cortical. En un intento por aclarar la etiología

de la PPOV, la American Society of Anesthesiologists Committee

2022

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV