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Anestesia en ancianos

2035

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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Las caídas son un problema frecuente en el contexto intra y

extrahospitalario. Al igual que sucede con muchas lesiones traumá-

ticas, la prevención es el objetivo principal. Algunas intervenciones

simples, como la identificación de los pacientes de riesgo, la fisio-

terapia, la modificación del entorno y evitar los fármacos asociados

con la hipotensión ortostática pueden mitigar el riesg

o 101 .

Complicaciones iatrogénicas

La hospitalización de los pacientes quirúrgicos ancianos conlleva

numerosos riesgos. Las complicaciones iatrogénicas son frecuentes

y tienen una mayor gravedad en estos paciente

s 102 .

De ellas, las que

son relevantes para el anestesiólogo son las reacciones adversas a

fármacos, la deshidratación, el delirio y el deterioro funcional. Se

ha descrito que la prevalencia de estas reacciones adversas es del

14,6% en los pacientes hospitalizados de 70 años y mayores, y se

asocian con el número de fármacos nuevos durante la estancia

hospitalaria y con el estado cognitivo al ingresar. Los pacientes que

presentan una reacción adversa a fármacos suelen estar más tiempo

hospitalizados y sufrir un deterioro funciona

l 103 .

Dolor crónico

La evaluación del dolor en los pacientes ancianos suele compli-

carse por aspectos sociales, emocionales, cognitivos y subjetivos

(v. cap. 48 ) 104 .

Del 80 al 85% de las personas sufren un problema

significativo de salud que les predispone a padecer dolor en algún

momento después de los 65 años. El dolor crónico suele ser infra-

valorado y se debe evaluar el uso actual de analgésico

s 105 .

Los

estudios realizados en personas ingresadas en residencias de ancia-

nos muestran que la artritis es la indicación más prevalente para el

uso de analgésicos (41,7%), seguida de las fracturas óseas (12,4%)

y otros trastornos musculoesqueléticos (9,7%). Se ha descrito que

aparece más dolor crónico (76,8%) que agudo (19,9%) en estos

pacientes y el 3% sufre ambas forma

s 106 .

Resultados esperados

El criterio de valoración del éxito de una intervención quirúrgica

debería ser, en última instancia, el retorno del paciente a su nivel

de actividad e independencia previo. Sin embargo, los estudios de

algunos pacientes de riesgo muestran que el retorno a la función

basal puede ser la excepción en lugar de la regla. El 39% de los

pacientes sometidos a cirugía vascular muestran un deterioro de la

capacidad de tener una función independient

e 107 .

Estos hallazgos

sugieren que los médicos deben empezar a pensar en modificar las

estrategias terapéuticas con la esperanza de mejorar el estado de

vida independiente después de la cirugía vascular. Cuando el logro

de la reanudación de la función tras una cirugía mayor y la recu-

peración de una enfermedad se prolongan, muchos pacientes

requieren una ayuda mantenida con las AVD. Esto puede tener

implicaciones relevantes para los planes de alta y los cuidados de

rehabilitación.

Alta y cuidados posthospitalarios

A la hora de determinar la necesidad de asistencia postaguda en

un centro de rehabilitación, se tienen en cuenta muchos factores,

como la edad, el estado funcional postoperatorio y la situación

social en el domicili

o 108 .

Además, la disponibilidad de camas en el

centro de asistencia postaguda puede determinar la disposición de

remitir a los pacientes tras el alt

a 109 .

Las decisiones sobre el alta y

el nivel de habilidad requerido para los cuidados tras el alta del

hospital de agudos son complejas. Sin embargo, se desconoce cuál

es el efecto de estos cuidados sobre el pronóstico globa

l 110 .

Valoración del riesgo

La mayor esperanza de vida, la mayor seguridad de la anestesia y

las técnicas quirúrgicas menos invasivas han permitido que cada

vez sean más los pacientes geriátricos que se consideran candidatos

para una intervención quirúrgica. La decisión de operar no debería

basarse sólo en la edad, sino que debería reflejar una valoración de

la relación riesgo-beneficio de cada caso concreto. El riesgo quirúr-

gico y el pronóstico de los pacientes de 65 o más años depende

sobre todo de cuatro factores: 1) la edad, 2) la situación fisiológica

del paciente y las enfermedades coexistentes (clase de la American

Society of Anesthesiologists [ASA]), 3) el carácter urgente o pro-

gramado de la cirugía y 4) el tipo de procedimiento (v. cap. 24).

Los primeros estudios sugieren que las complicaciones anes-

tésicas se relacionan con la edad

111 .

La mortalidad quirúrgica

también aumenta con ést

a 112,113 .

Además, la edad es un factor

predictivo independiente de cualquier complicación grave perio-

peratori

a 114,115

. Estos datos enfatizan que los extremos de edad

suponen un riesgo adicional. Por ejemplo, la mortalidad periope-

ratoria en nonagenarios oscila del 0 al 20%, según el tipo de

procedimient

o 116,117

. Tras la reparación de una fractura de cadera,

los pacientes de 90 o más años tienen más probabilidad de morir

durante la hospitalización que los más jóvene

s 118 .

Sin embargo, la

edad por sí sola no debería ser, por fuerza, un elemento disuasorio

de la cirugía.

Los estudios prospectivos de supervivencia en pacientes qui-

rúrgicos mayores de 75 años demuestran que, tras una mortalidad

inicial elevada, la supervivencia global de este grupo se aproxima

a la de una población ajustada por eda

d 119 .

Cuando se comparan

las tasas de morbilidad y mortalidad quirúrgicas de nonagenarios

con personas de la población general, ajustadas por edad, sexo y

fecha de nacimiento, existe una disminución de la supervivencia a

un año de los pacientes, que se recupera a los 2 años, de modo que

la supervivencia observada a 5 años es comparable a la tasa espe-

rad

a 120 .

En los pacientes quirúrgicos de 100 o más años las tasas

publicadas de mortalidad a 48 horas, 30 días y 1 año son del 0, 16,1

y 35,5%, respectivamente. Cuando se comparan con las tasas de

supervivencia de personas de la población general ajustadas por

edad, sexo y fecha de nacimiento, las de los pacientes centenarios

sometidos a cirugía y anestesia son equiparables a las tasas espera-

das en pacientes no quirúrgico

s 121 .

Aunque la edad ha demostrado ser un factor predictivo de

un riesgo quirúrgico elevado, su efecto no se puede separar del

estado ASA o de la comorbilidad subyacent

e 114 .

Por ejemplo, en la

endarterectomía carotídea, la mortalidad es mayor en pacientes de

más de 80 años. Sin embargo, la gravedad de la enfermedad tiene

más impacto en la mortalidad tras la cirugía vascular extracraneal

que el estado de octogenario en sí mism

o 122 ,

por lo que es difícil

precisar en qué medida el envejecimiento altera el riesgo quirúr-

gico. Es probable que la asociación entre la edad y este riesgo se

relacione con el proceso de envejecimiento y su progresiva dismi-

nución de la reserva funcional orgánica.

La cirugía de urgencia es un factor predictivo independiente

de un pronóstico postoperatorio adverso en los pacientes quirúr-

gicos mayores sometidos a cirugía no cardíac

a 120,123

. Una fisiología

y una preparación preoperatorias peores influyen mucho en estos