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2044

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Los pacientes traumatológicos representan un auténtico reto

para el sistema de salud, ya que requieren los recursos necesarios para

unos cuidados intensivos, presentan lesiones múltiples que afectan a

distintos órganos y sus lesiones agudas se superponen e interactúan

con una variedad de cuadros médicos patológicos previos. Los anes-

tesiólogos que trabajan en centros de referencia para la asistencia de

pacientes con traumatismos están implicados en el cuidado de estos

pacientes empezando con las maniobras de reanimación y control de

la vía aérea en la sala de urgencias y continuando el procedimiento

de actuación en el quirófano y en la unidad de cuidados intensivos

(UCI). Los pacientes politraumatizados representan una parte impor-

tante de las urgencias quirúrgicas que se realizan durante la noche y

los fines de semana, y constituyen una gran parte del trabajo de

especialistas en cuidados críticos y tratamiento del dolor. Incluso especialistas que trabajen en centros de cirugía ambulatoria se en­

contrarán con pacientes que tras un traumatismo necesitan cirugía

reconstructiva, ortopédica o plástica.

Almismo tiempo,muy pocos anestesiólogos enEstadosUnidos

consideran la anestesia en traumatología como su especialidad prin-

cipal. Esta situación es distinta en Europa, donde no es raro encontrar

un anestesiólogo trabajando en el medio extrahospitalario, como

director del servicio de urgencias o como encargado del equipo de

asistencia traumatológica en el hospital. El modelo estadounidense,

en el que todos los anestesiólogos atienden al paciente traumatológico

peromuy pocos lo hacen de forma casi exclusiva, ha llevado a un vacío

relativo en materia de investigación, publicaciones y docencia en este

campo. Esta situación no es muy afortunada, ya que la traumatología

es un campo en constante evolución que representa un importante

desafío para los médicos, además de ser la especialidad cuyos resul-

tados pueden tener un mayor impacto global sobre la sociedad.

La anestesia del paciente traumatológico difiere de la práctica

habitual en urgencias. La mayoría de los casos urgentes ocurren

fuera del horario normal de trabajo, cuando no están disponibles los

especialistas en urgencias y anestesia con mayor experiencia. En los

hospitales pequeños y en la práctica militar y humanitaria, los recur-

sos con los que se cuenta están limitados por las condiciones. La

información sobre el paciente es mínima, y las alergias, anomalías

genéticas y cirugías previas pueden dar lugar a situaciones críticas.

Los pacientes están con frecuencia en estado de embriaguez, con el

estómago lleno y una posible inestabilidad cervical. Las operaciones

más simples pueden resultar complicadas, y en un corto espacio de

tiempo puede ser necesario instrumental quirúrgico y anestésico

específico. A menudo los pacientes presentan múltiples lesiones que

necesitan complejas posiciones, distintas intervenciones y la necesi-

dadde considerar las prioridades de tratamiento. Las lesiones ocultas,

como el neumotórax a tensión, se pueden manifestar en cualquier

momento de forma inesperada. El éxito en el manejo perioperatorio

de estos pacientes requiere unos conocimientos básicos, además de

preparación, flexibilidad y la habilidad para reaccionar rápidamente

ante cualquier cambio que se presente en la evolución.

Como ocurre con otras enfermedades endémicas, el éxito en

el tratamiento del paciente traumatológico se extiende más allá de

los límites de un determinado hospital. La prevención a nivel comu-

nitario incluye esfuerzos para incorporar airbag en los coches, la

obligatoriedad de usar el casco en las motocicletas, fomentar el uso

del cinturón de seguridad, castigar a los conductores ebrios y pro-

mover la tenencia responsable de arma

s 7 .

Todos estos factores han

tenido sobre la evolución demográfica de las lesiones al menos el

mismo impacto que la moda de dejar de fumar, el cambio en la dieta

y las mamografías de rutina sobre la incidencia de cáncer y enfer-

medades cardiovasculares. Cuando la prevención falla, el pronóstico

después de la lesión está influido por el compromiso de la comuni-

dad con un sistema organizado de asistencia traumatológic

a 8

.

Un abordaje «por procesos» en la puesta en marcha de la asis-

tencia traumatológica ha demostrado mejorar el resultado final. Un

sistema de asistencia traumatológica representa una continua asisten-

cia integrada de esfuerzos coordinados entre los medios extrahospi-

talarios y hospitalarios con una estrecha cooperación entre los

especialistas médicos en cada fase de los cuidados. En 1998, el primer

Academic Symposium to Evaluate Evidence Regarding the Efficacy of

Trauma Systems (Skamania Symposium) hizo una revisión sistemá-

tica de la literatura en un esfuerzo por cuantificar la eficacia del

sistema de asistencia traumatológica en ese momento y tratar de

perfilar hacia dónde dirigir futuros esfuerzos en la investigació

n 9,10

. El

Skamania Symposium concluyó que el tratamiento en un centro espe-

cializado en traumatismos frente a un centro no especializado se

asocia a un menor número de muertes innecesarias y menor disca-

pacidad. Esta conclusión fue confirmada en 2006 por un estudio del

New England Journal of Medicine

que demostró que la mortalidad se

reduce cuando la asistencia al paciente se realiza en un centro trau-

matológico frente a uno no especializado en traumatismo

s 11 .

Algunos

estudios en Estados Unidos han demostrado una reducción en el

número de muertes innecesarias desde más de un 30% a menos de

un 5% cuando se comparan las ocurridas en un hospital general con

las de un centro especializado, y que un sistema regionalizado con

criterios de priorización y con centros traumatológicos especializados

también reduce el índice de mortalidad potencialmente evitable a

cifras de un 1-3%. Sin embargo, según un estudio realizado en Estados

Unidos que evaluó los índices de mortalidad tras la implementación

de un programa estatal de asistencia traumatológica, deberán pasar

unos

9 años

una vez establecida la legislación antes de que se consiga

un beneficio significativo en la supervivenci

a 12 .

El grado de organización de estos sistemas varía de un estado

a otro en Estados Unidos. Estados comoMaryland, Pensilvania, Con-

necticut e Illinois tienen establecidos protocolos para el cuidado del

paciente traumatológico que empiezan en el momento en el que se

produce el primer contacto con el sistema médico de urgencias. En

otros estados el sistema es más fragmentario y la asistencia cambia

entre una jurisdicción y otra. Los sistemas de asistencia traumatoló-

gica ya desarrollados incluyen protocolos para la priorización y trans-

porte de los pacientes, condiciones mínimas que deben tener los

hospitales que proporcionan cuidados traumatológicos y un sistema

de recogida de datos que facilita la evaluación de los cuidados reali-

zados. Aunque algunos estados tienen establecidos sus propios crite-

rios para certificar a un hospital como hospital de nivel para la

asistencia traumatológica, el documento nacional con más influencia

es

Resources for Optimal Care of the Injured Patient

, publicado por el

American College of Surgeons Committee on Trauma en 200

6 13

. Este

documento establece los criterios para la acreditación de un hospital

traumatológicobasándoseenladisponibilidadderecursos,elvolumen

de pacientes tratados y el compromiso institucional en la prevención

y la educación. La presencia de un anestesiólogo con experiencia y la

disponibilidad inmediata de un quirófano son condiciones básicas

para acreditar a un centro de «nivel 1». Estudios prospectivos han

demostrado que la evolución de los pacientes mejora cuando un hos-

pital consigue su designación como centro traumatológic

o 14

.

La necesidad de continuar la formación de los especialistas

viene dada por las numerosas innovaciones en el campo de la asis-

tencia al paciente politraumatizado, de las que hemos sido testigos en

la última década. Entre dichas novedades destacan los nuevos ade-

lantos tecnológicos con respecto a la reposición rápida de volumen;

técnicas quirúrgicas para «control del daño»; modos de diagnóstico

como la tomografía computarizada (TC) de alta velocidad, la angio-

grafía y la ecografía abdominal; y las estrategias para el tratamiento

del traumatismo craneoencefálico (TCE). En las próximas décadas

surgirán nuevos fármacos para el tratamiento del shock y la reperfu-

sión, nuevas formas para conseguir hemostasia y una mejor monito-

rización del paciente. Conseguir unamejor evolución de los pacientes

requiere un compromiso basado en la formación continuada por

parte de los anestesiólogos y del resto del equipo médico.