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La presión cricoidea (maniobra de Sellick) debe mantenerse

de forma continua durante una intubación urgente desde el

momento en que el paciente pierde los reflejos que protegen su vía

aérea hasta que se confirma la correcta colocación del tubo endo-

traqueal y se hincha el manguito. La maniobra de Sellick consiste

en elevar el mentón del paciente (sin desplazar la columna cervical)

y presionar el cartílago cricoides hacia atrás para cerrar el esófago.

Aunque la eficacia de la presión cricoidea para ocluir el esófago es

discutible, no cuesta nada realizar la maniobra, que puede ofrecer

secundariamente otros beneficio

s 32,33

. El desplazamiento posterior

de la laringe puede facilitar la intubación, considerando que la

palpación de la laringe durante la intubación puede orientar sobre

alteraciones anatómicas y sobre el paso correcto del tubo endo-

traqueal. Sin embargo, la evidencia más reciente sugiere que la

presión cricoidea puede empeorar la visión por laringoscopia hasta

en un 30% de los paciente

s 34 .

En estos casos, la persona que realiza

la intubación pedirá que se libere la presión cricoidea.

En la secuencia de inducción rápida, según se ha definido

tradicionalmente, cualquier intento de ventilación entre la adminis-

tración de la medicación y la intubación se evita, seguramente porque

la ventilación con presión positiva fuerza la entrada de aire en el

estómago del paciente y puede provocar regurgitación y aspiración.

El razonamiento de esta secuencia no está claro, puesto que una

apropiada presión sobre el cartílago cricoides podría prevenir la

entrada de aire en el esófago. En realidad, el escrito original de Sellick

describe la ventilación mientras se realiza la presión sobre el cricoides

en pacientes con estómago llen

o 35 .

Además, el aumento en el consumo

de oxígeno que se produce en los pacientes traumatológicos exige una

preoxigenación siempre que sea posible, y dado que ésta puede estar

dificultada en algunos pacientes por traumatismo facial, dificultad

respiratoria o agitación, se producirá un descenso rápido de la satu-

ración de oxígeno. La ventilación con presión positiva durante todas

las fases de la inducción proporciona la mayor reserva de oxígeno

posible durante el control urgente de la vía aérea y puede evitar la

hipoxia que tiene lugar tras intentos prolongados de intubación.

Protección de la columna cervical

La práctica habitual establece que cualquier víctima de un trauma-

tismo debe ser considerada con una posible inestabilidad cervical

hasta que ésta no se descart

e 15

. Los anestesiólogos prestan mucha

atención al control de la vía aérea en estos pacientes, ya que la

laringoscopia directa provoca movimiento cervical y puede exacer-

bar una lesión de la médula espina

l 36 .

La columna cervical se esta-

biliza generalmente en el medio extrahospitalario, por lo que el

paciente llega a la sala de urgencias con un collar cervical rígido ya

colocado. Este collarín puede mantenerse durante varios días antes

de que toda la gama de pruebas para descartar una inestabilidad de

la columna cervical se haya completado (v. más adelante). La pre-

sencia de una «dudosa» estabilidad cervical obliga a una estabiliza-

ciónmanual (sin tracción) durante cualquier intento de intubació

n 15 ,

lo que posibilita retirar la parte anterior del collar cervical, permi-

tiendo así una mayor apertura de la boca y el desplazamiento de la

mandíbula. La estabilización lineal del cuello ha sido contrastada

por una amplia experiencia clínica y se considera fundamental en

el protocolo del ATLS. La intubación con fibroscopio óptico con el

paciente despierto, aunque requiere una menor manipulación del

cuello, es generalmente muy difícil debido a las secreciones y la

hemorragia de la vía respiratoria, a la rápida desaturación y a la falta

de colaboración del paciente, y se reserva para pacientes colabora-

dores con una inestabilidad cervical ya conocida. La videolaringos-

copia indirecta con sistemas como el laringoscopio de Bullar

d 37

o

GlideScop

e 38,39

ofrece las mejores condiciones: paciente anestesiado

y mínima movilidad cervical. Sin embargo, verificar esta hipótesis

requiere años de experiencia clínica.

Personal

La intubación endotraqueal de urgencias necesita mayor asistencia

que una intubación realizada en condiciones normales. Se necesi-

tan tres personas para ventilar al paciente, mantener la presión

sobre el cricoides y asegurar una estabilidad cervical; una cuarta

persona que administre los fármacos anestésicos permite al médico

que va a intubar mantener un control ininterrumpido de la vía

aérea del paciente. La

figura 62-5

ilustra este abordaje. Puede nece-

sitarse ayuda adicional para sujetar a un paciente agitado en estado

de embriaguez o como resultado de un TCE.

Es deseable la presencia de un cirujano o de otro especialista

que pueda realizar de forma rápida una cricotiroidotomía. Aunque

no sea necesario el abordaje quirúrgico de la vía aérea, cualquier

persona con experiencia puede ser útil durante las intubaciones

difíciles. Si se ha producido un traumatismo facial o cervical, el

cirujano puede explorar la vía respiratoria superior durante la

laringoscopia, y, además, puede ser necesario un tubo de toracos-

tomía urgente en algunos pacientes para tratar un neumotórax a

tensión que se produce al instaurarse la ventilación con presión

positiva.

Anestésicos e inducción anestésica

Cualquier fármaco anestésico administrado por vía intravenosa a un

paciente en shock hemorrágico puede potenciar una hipotensión pro-

funda y provocar una parada cardíaca debido a la inhibición de las

catecolaminas circulantes. Aunque el propofol y el tiopental son los

inductores intravenosos más utilizados en el quirófano, su uso en

los pacientes politraumatizados es especialmente problemático, ya que

ambos fármacos son vasodilatadores y ambos tienen un efecto ino-

trópico negativo. Asimismo, los efectos del shock hemorrágico sobre

el cerebro parece que potencian el efecto de estos fármacos de forma

que una décima parte de la dosis normal de propofol produce una

anestesia profunda en los animales en estado de shoc

k 40 .

El etomidato

es la alternativamás utilizada por su estabilidad cardiovascular cuando

se compara con otros hipnóticos endovenosos en los pacientes trau-

matológico

s 41-43 ,

aunque la inhibición de la liberación de catecolami-

nas que produce puede dar lugar a hipotensión profunda.

2050

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Figura 62-5

 Intubación urgente en un paciente traumatológico inmovilizado

en un tablero. La parte frontal del collar cervical se retira una vez realizada la

estabilización manual de la columna para permitir la presión cricoidea y

mayor movilidad de la mandíbula.

(Reproducida con autorización de Dutton

RP: Spinal cord injury.

Int Anesthesiol Clin

40: 111, 2002.)