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angiotensina, aldosterona, cortisol, eritropoyetina y catecolami­

na

s 63 .

En presencia de hipotensión, el riñón mantiene la filtración

glomerular con una vasoconstricción selectiva y con concentra­

ción del flujo sanguíneo en la médula y en el área cortical profunda.

Una hipotensión mantenida provoca una disminución de la oxi­

genación celular y una incapacidad para concentrar la orina (hi-

bernación renal), seguido de zonas de muerte celular, necrosis del epitelio tubular e insuficiencia renal

64 .

El

corazón

está protegido durante el shock, pues el flujo san-

guíneo que lo irriga se mantiene o incluso aumenta, de forma que la

función del miocardio está conservada hasta los últimos estadios. El

lactato, los radicales libres y otras sustancias liberadas por las células

isquémicas actúan como inotropos negativos y, en un paciente con

hemorragia, pueden dar lugar a insuficiencia cardíaca como episodio

final del shoc

k 65 .

Un paciente con una enfermedad cardíaca o que

presenta un traumatismo directo en el corazón tiene mayor riesgo

de descompensación, porque el mantenimiento de un determinado

volumen sistólico fijo inhibe la posibilidad de respuesta para aumen-

tar el flujo sanguíneo cuando se produce hipovolemia y anemia. La

taquicardia es la única opción para estos pacientes, con las conse-

cuencias, potencialmente graves, para el equilibrio entre el aporte y

la demanda de oxígeno del propio músculo cardíaco. El estado de

shock en el anciano puede, por tanto, progresar más rápidamente y

no responder como puede esperarse a la fluidoterapi

a 66 .

El

pulmón

es el destino de los productos derivados de la res-

puesta inflamatoria en un organismo que sufre una isquemia. El

almacenamiento de inmunocomplejos y factores celulares en los

capilares pulmonares da lugar a la agregación de neutrófilos y pla-

quetas, al aumento de la permeabilidad capilar, a la destrucción de la

estructura pulmonar y a la aparición del síndrome de dificultad res-

piratoria aguda (SDRA

) 67,68

. El pulmón es el órgano centinela para el

desarrollo de insuficiencia multiorgánica en los pacientes con shock

traumátic

o 69,70 .

La hemorragia, por sí misma, en ausencia de hipoper-

fusión, no produce disfunción pulmona

r 71 ,

lo que demuestra que el

shock traumático es algo más que una alteración hemodinámica.

El

intestino

es uno de los primeros órganos afectados por la

hipoperfusión y puede ser el que ponga en marcha el cuadro por

insuficiencia multiorgánica. Se produce una importante vasocons-

tricción de forma precoz que conduce con frecuencia al fenómeno

de «no reflujo» a pesar de que se haya normalizado la macrocircu-

lació

n 72 .

La necrosis de la célula intestinal rompe la función de

barrera del intestino; de esta manera se produce un aumento de la

translocación bacteriana en el hígado y el pulmón, lo que potencia

la aparición del SDR

A 73 .

El

hígado

dispone de una compleja microcirculación y se ha

demostrado que durante la recuperación del shock puede sufrir una

lesión por reperfusió

n 74 .

Los hepatocitos son células metabólicamente

activas y contribuyen a la respuesta inflamatoria producida por los

episodios de isquemia y a las alteraciones de la glucemi

a 75 .

La insufi-

ciencia de la función hepática después del shock es casi siempre letal.

El

músculo esquelético

no es metabólicamente activo y tolera

la isquemia mejor que otros órganos, aunque la masa muscular

puede ser importante en la formación de lactato y radicales libres.

Si los episodios de isquemia se prolongan, aumenta el sodio intra-

celular y el agua libre, lo que contribuye a una disminución del

volumen intravascular y del compartimento intersticia

l 76 .

Anestesia en traumatología

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62

Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

Figura 62-6

 La «cascada del shock». La isquemia producida en cualquier parte del organismo pone en marcha una respuesta inflamatoria que puede tener

repercusión en otros órganos incluso después de que se haya restaurado una adecuada perfusión.

(Reproducido con autorización de Dutton RP: Shock and

trauma anesthesia.

En

Grande CM, Smith CE (eds.):

Anesthesiology Clinics of North America: Trauma

. Filadelfia, WB Saunders, 1999, págs. 83-95.)