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por debajo de 80 y 90 mmHg. En la práctica, se pueden administrar

alternativamente agentes anestésicos y bolos de líquidos, con el

objetivo de alcanzar una adecuada profundidad anestésica sin

aumentar la presión arterial sistólica.

Reanimación tardía

En el

cuadro 62-7

se resumen los objetivos de la reanimación tardía

y en la

figura 62-9

se presenta un algoritmo para el tratamiento. La

fluidoterapia es un componente fundamental y obligado en la

reanimación a largo plazo. No se puede considerar que una reani-

mación ha tenido éxito por la presencia de unos signos vitales

adecuados, sino por la normalización de la perfusión en órganos y

tejidos. El papel del anestesiólogo-intensivista es reconocer la pre-

sencia de un shock que se mantiene después de una hemorragia y

reanimar al paciente con la fluidoterapia apropiada en la cantidad

y el momento oportunos.

Se considera que la reanimación tardía empieza cuando la

hemorragia ha sido definitivamente controlada por la cirugía, la

angiografía o el paso del tiempo. El objetivo en este momento es la

recuperación de la perfusión normal en todos los sistemas orgáni-

cos mientras se continúa el mantenimiento de las funciones vitales.

La hipoperfusión producida por el shock hemorrágico pone en

marcha una ya esperada sucesión de episodios a nivel bioquímico.

Estos episodios causan importantes trastornos fisiológicos que per-

sisten incluso después de que la circulación normal ha sido resta-

blecida. El grado de hipoperfusión, dependiente de la profundidad

y duración del shock, está directamente relacionado con el desarro-

llo de la insuficiencia orgánica posterior. Por desgracia, los indica-

dores tradicionales de las funciones vitales como la presión arterial,

la frecuencia cardíaca y la diuresis han demostrado no ser definiti-

vos en el resultado de una adecuada reanimación. El síndrome de

hipoperfusión encubierto es frecuente en el postoperatorio de los

pacientes con traumatismos, principalmente en los jóvene

s 110

. Este

síndrome se caracteriza por una presión arterial normal que se

mantiene por la vasoconstricción sistémica; el volumen intravascu-

lar y el gasto cardíaco son bajos y la isquemia persiste. Si no se

corrige pronto la hipoperfusión, estos pacientes presentan un alto

riesgo de desarrollar una insuficiencia multiorgánica.

Para determinar el fin óptimo de la reanimación es preciso

tener en cuenta distintos objetivos relacionados con la hemodinámica,

el equilibrio acidobásico y la perfusión regional. La

tabla 62-5

resume

los métodos disponibles para valorar la eficacia de la reanimación, al

tiempo que indica los posibles fallos de cada técnica. Aunque el flujo

de sangre a los lechos vasculares de los tejidos es un determinante de

la perfusión tisular, también debe considerarse la presión. El índice

cardíaco es una variable de la que dependen tanto el flujo como la

presión. Además, la fuerza de eyección del ventrículo izquierdo sirve

para cuantificar la función del mismo. Estos índices fueron compara-

dos con las variables hemodinámicas derivadas del flujo y del trans-

porte de oxígeno como marcadores de la perfusión y de la evolución

en los pacientes críticos durante la reanimació

n 111

. Una serie de 111pacientes consecutivos fueron monitorizados con un catéter en la ar­

teria pulmonar durante las primeras 48 horas de la reanimación. Se

estudió la capacidad de aclaramiento del lactato enmenos de 24 horas

y la supervivencia. Los pacientes con mayor supervivencia tenían de

forma significativa una mayor fuerza de eyección y mejor función del

Anestesia en traumatología

2059

62

Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

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Cuadro 62-6

 Ventajas de un sistema de infusión de líquidos

en la reanimación de un shock hemorrágico

La activación mecánica de una bomba permite la

administración de líquidos a una velocidad de hasta 1.500ml/min

Es compatible con cristaloides, coloides, concentrado de

hematíes, sangre recuperada lavada y plasma (

no

plaquetas)

El reservorio permite la mezcla de productos en el caso de

pérdidas bruscas de sangre

Los líquidos se administran a temperaturas controladas

(38-40 °C)

Es capaz de bombear simultáneamente a través de múltiples

accesos venosos

Tiene sistemas de seguridad que previenen la infusión de aire

Registro exacto del volumen administrado

Puede ser trasladado con el paciente entre unidades

Tabla 62-5

 Métodos de valoración de la perfusión sistémica

Técnica

Deficiencias

Signos vitales

No detectarán hipoperfusión encubierta

Diuresis

Puede malinterpretarse por

intoxicaciones, tratamiento diurético,

ciclo circadiano o lesión renal

Equilibrio acidobásico sistémico La ventilación puede dar lugar a

confusión

Aclaramiento de lactato

El resultado de laboratorio requiere

tiempo

Gasto cardíaco

Necesita la colocación de un catéter en

la arteria pulmonar o utilizar otra

tecnología no invasiva

Oxigenación venosa mixta

Difícil de obtener, pero es un marcador

muy exacto

Tonometría gástrica

Requiere tiempo para equilibrarse,

puede artefactarse

Oxigenación tisular

Tecnología reciente que parece efectiva

Variación en el volumen

sistólico

Tecnología reciente, requiere una vía

arterial

Flujo de sangre acústico

Tecnología en investigación, no aprobada

Cuadro 62-7

 Objetivos de la reanimación tardí

a *

Mantener una presión arterial sistólica por encima de

100 mmHg

Mantener el hematocrito por encima del umbral de

transfusión individual

Normalizar la coagulación

Normalizar el equilibrio electrolítico

Normalizar la temperatura corporal

Restaurar la diuresis

Maximizar el gasto cardíaco mediante medidas invasivas o no

invasivas

Revertir la acidosis sistémica

Descender los niveles de lactato a la normalidad

*La administración de líquidos debe mantenerse hasta que pueda

comprobarse una adecuada perfusión sistémica.