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fisiología, los objetivos recomendados en la reanimación precoz del

shock se presentan en el

cuadro 62-5 ,

y en la

figura 62-8

se facilita

un algoritmo para el tratamiento. En esta situación debe hacerse

hincapié en la importancia de realizar un rápido diagnóstico y

control de la hemorragia; el anestesiólogo deberá intentar al mismo

tiempo reponer el volumen vascular y administrar anestesia de

forma que el paciente pase de un estado de vasoconstricción a uno

de vasodilatación. Además, se ha de facilitar la hemostasia mante-

niendo una presión arterial por debajo de la normal.

Población de pacientes vulnerables

Los ensayos clínicos en los que se realiza la reanimación mante-

niendo presiones arteriales bajas han restringido la aplicación de

esta técnica en pacientes que presentan un mayor riesgo de com-

plicaciones isquémica

s 87,91

, a saber, los pacientes con una enferme-

dad coronaria conocida, los pacientes ancianos y los pacientes con

lesiones cerebrales o de la médula espinal (v. caps. 2

5, 53 y 61). L

a

contraindicación de mantener una hipotensión en el TCE está

especialmente establecida debido a que se ha observado una dife-

rencia en la evolución de los pacientes con TCE que presentan

hipotensión y los que n

o 92,93

. También se ha comprobado una peor

evolución de lesiones similares en los pacientes ancianos que sufren

un traumatismo en comparación con los jóvenes, presumiblemente

porque sus reservas fisiológicas están disminuida

s 94

. Los cuidados

clínicos en estos pacientes van dirigidos a evitar la isquemia y a

una rápida reposición de la volemia. Podría pensarse, sin embargo,

que la hipotensión controlada para conseguir el control de la

hemorragia es igualmente beneficiosa en estos pacientes. Hasta la

fecha no hay ningún ensayo clínico a este respecto, pero un estudio

de laboratorio publicado recientemente encontró que la hipoten-

sión controlada en animales con TCE y shock hemorrágico fue

beneficios

a 95 .

En ausencia de pruebas convincentes en seres

humanos, la hipotensión controlada en ancianos y en pacientes con

traumatismo cerebral debe evitarse.

Fluidoterapia en reanimación

Los

cristaloides isotónicos

(salino, solución de Ringer lactato [RL],

Plasma-Lyte A) son los líquidos que inicialmente se administran al

paciente que presenta un traumatismo

(v. cap. 78)

. Tienen la ventaja

de que no son caros, se encuentran disponibles con facilidad, no son

alergénicos, no producen infecciones y son eficaces en la reposición

global de volumen. Son fáciles de almacenar y administrar, pueden

ser mezclados con la mayoría de los fármacos intravenosos y ca­

lentarse a la temperatura corporal. Entre sus desventajas se inclu­

yen su falta de capacidad para el transporte de oxígeno, no facilitar

la hemostasia y su limitada semivida en el espacio intravascular.

Recientes datos de laboratorio indican que algunas soluciones cris-

taloides tienen efectos inmunosupresores y colaboran con la apop-

tosis celula

r 96 .

Al contrario que la necrosis, la apoptosis se encuentra

altamente regulada e implica una modulación genética y complejas

vías de transducción. Parece claro que la apoptosis es un elemento

importante en la lesión por reperfusión. En un modelo experimental

con ratas con una hemorragia controlada, la administración de RL

a los animales mostró un incremento inmediato en la apoptosis en

el hígado y en el intestino delgad

o 97 .

Ni la administración de sangre

total ni de salino hipertónico aumentó el grado de apoptosis.

Las soluciones salinas

hipertónicas,

con o sin la adición de

dextrano polimerizado (SH o SHD), han sido estudiadas de forma

extensa en la reanimación del shock hemorrágic

o 98 .

En teoría, el SH

atraerá líquido desde el intersticio al espacio intravascular, revir-

tiendo con ello parte de las pérdidas no hemorrágicas producidas

por el shock y la isquemia. La administración de un determinado

volumen de SH tendrá una mayor habilidad para reponer el volumen

intravascular que la administración de una cantidad equivalente de

una solución isotónica, lo que ha hecho que el SH sea de elección en

determinadas condiciones de precariedad. El uso prehospitalario del

SHD está permitido en un gran número de países europeos y en

Estados Unidos se utiliza en reanimación en algunas unidades mili-

tares. Muchos estudios en animales con hemorragias potencialmente

letales han demostrado una mayor supervivencia cuando se utiliza

el SHD en la reanimación frente a la administración de soluciones

salinas o de los componentes del SHD por separado. Los estudios

sobre la eficacia del SHD en pacientes traumatológicos no han sido

concluyente

s 99 ;

el mayor beneficio se obtuvo en pacientes politrau-

matizados con hemorragia y TCE: se demostró que los pacientes que

recibían SHD durante la reanimación tenían una mejor evolución

neurológica. El SH es utilizado con frecuencia como agente osmótico

en el control del TCE con presión intracraneal (PIC) elevad

a 100

.

Los

coloides,

entre los que se incluyen los hidroxietilalmido-

nes y la albúmina, han sido desde hace tiempo reconocidos como

expansores rápidos del volumen plasmático. Igual que los cristaloi-

des, los coloides son de fácil disponibilidad, se almacenan y admi-

nistran con facilidad y no excesivamente caros. Como las soluciones

hipertónicas, los coloides aumentarán el volumen intravascular

arrastrando el agua libre hacia el compartimento intravascular. La

reanimación con coloides, ante un acceso intravenoso limitado,

repone el volumen intravascular más rápidamente que la infusión

de cristaloides y con la administración de un menor volumen de

líquido. Como los coloides no son transportadores de oxígeno ni

tampoco facilitan la formación del coágulo, su efecto dilucional es

similar al de los cristaloides. No se ha demostrado un gran benefi-

cio del uso de coloides frente al de cristaloides en distintos modelos

de reanimación estudiado

s 101,102 .

Muchos de los riesgos de una administración intravascular

masiva de líquidos están relacionados con la dilución del volumen

de sangre circulante. El reconocimiento de este hecho y los continuos

avances conseguidos en la seguridad de la sangre donada han llevado

a que se produzca un incremento en la utilización de los

derivados

de la sangre

para el control precoz del shock hemorrágico (v. cap. 45).

El riesgo de isquemia disminuye cuando se mantiene un adecuado

hematocrito, y la posible aparición de una coagulopatía dilucional

puede evitarse si se administra plasma de forma precoz. La compo-

sición de los líquidos utilizados en reanimación puede ser tan impor-

tante como la cantidad y el tiempo de administración. Una revisión

2056

Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

Cuadro 62-5

 Objetivos de la reanimación preco

z *

Mantener la presión arterial sistólica en 80-100 mmHg

Mantener el hematocrito en 25-30%

Mantener el tiempo de protrombina y el tiempo de

tromboplastina parcial dentro de límites normales

Mantener el recuento de plaquetas por encima de

50.000 células/mm

3

Mantener en valores normales el nivel de calcio en sangre

Mantener la temperatura corporal por encima de 35 °C

Mantener oxigenación (pulsioximetría)

Prevenir el aumento sérico de lactato

Prevenir que se agrave el estado de acidosis

Conseguir una adecuada anestesia y analgesia

*La administración de líquidos para limitar la hipoperfusión está en

equilibrio con el efecto indeseable del aumento de la presión

arterial y, en consecuencia, de la hemorragia.