Anestesia para la cirugía oftalmológica y otorrinolaringológica
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Sección IV
Anestesia por subespecialidades en el adulto
preoperatoria exhaustiva, al igual que para cualquier anestesia
general, prestando una atención específica a la presencia de hiper-
tensión o de otra enfermedad cardiovascular, que contraindica
o limita los intentos intraoperatorios de controlar la presión
arterial.
Para la mayoría de los procedimientos otológicos, no suele
requerirse ninguna medicación preoperatoria específica. Los ansio-
líticos, como el temazepam, son útiles en los pacientes con ansie-
dad. Los
b
-bloqueantes preoperatorios y la clonidina se usaron en
el pasado como premedicación, pero en la actualidad no se emplean.
Si se precisa usar
b
-bloqueantes o clonidina, se pueden administrar
por vía i.v. con monitorización intraoperatoria. Los aspectos espe-
cíficos relativos a la anestesia general para la cirugía otológica son
la elección de la vía respiratoria, el uso de óxido nitroso, la posición
de la cabeza y el cuerpo, la monitorización del nervio facial, lograr
un campo quirúrgico adecuado, las náuseas y vómitos, la duración,
la profilaxis de la trombosis venosa profunda y el control de la
temperatura. Todos ellos se describirán más adelante.
Vía respiratoria: mascarilla facial, tubo
endotraqueal o mascarilla laríngea
(v. también cap. 40)
La elección de una mascarilla facial, tubo endotraqueal o mascarilla
laríngea (ML) depende de la duración de la cirugía, la experiencia
del anestesista y de varios factores del paciente
( fig. 65-7).
Mascarilla facial
En el pasado, la mascarilla facial se utilizaba para los procedimien-
tos otológicos sencillos y cortos, como la miringotomía e inserción
de tubos de drenaje. El paciente se mantenía en ventilación espon-
tánea, pero esto requería que el anestesista sujetase la mascarilla
y que el cirujano «trabajase alrededor» de las manos del anestesista
que sostenía la mascarilla. La mayoría de estos procedimientos de
corta duración se realizan en la actualidad con una ML. La calidad
del control de la vía respiratoria con una ML es superior a la con-
seguida con una mascarilla facial, con una mejor oxigenació
n 18,19,
una hermeticidad mayor con menos fugas orofaríngeas de air
e 20,21,
mejor monitorización de los gases corrientes, sobre todo a bajo
fluj
o 22y menos contaminació
n 23-25. Los pacientes que presenten
características que dificulten la ventilación con mascarilla facial,
como barba, edentulismo y quemaduras faciale
s 26-28también se
controlan mejor con una ML.
Tubo endotraqueal
Para la mayoría de los procedimientos de larga duración, se utiliza
un tubo reforzado o flexo metálico, con el fin de evitar que se acode
o que sufra una compresión parcial con la rotación de la cabeza.
Como alternativa se pueden usar tubos endotraqueales preforma-
dos con una curva inferior. Las ventajas de utilizar un tubo endo-
traqueal son la familiaridad con su uso y la capacidad de asegurar
la vía respiratoria y de protegerla tanto a nivel proximal (restos y
sangre) como distal (contenidos gástricos regurgitados) durante la
ventilación espontánea y con presión positiva.
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Figura 65-7
A,
Protección de la vía respiratoria mediante un tubo
endotraqueal con balón. Obsérvese la presencia de sangre hasta el nivel
del balón.
B,
Protección de la vía respiratoria mediante una mascarilla
laríngea correctamente colocada.
C,
Protección de la vía respiratoria
mediante un tubo endotraqueal sin balón. Obsérvese la presencia de
sangre más allá del nivel del balón.