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Anestesia para la cirugía oftalmológica y otorrinolaringológica

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

el espacio posnasal. Esta inspección consiste en una laringoscopia

estándar seguida de una flexión cervical para estimular que cual-

quier coágulo caiga más allá del nivel del paladar blando, tras lo

que debe visualizarse el paso de una sonda de aspiración por detrás

del paladar blando. Cualquier coágulo que quede detrás puede

inhalarse tras la retirada del tubo endotraqueal y provocar una

obstrucción total de la vía respiratoria y el fallecimiento.

Aspectos postoperatorios

En el postoperatorio, todos los pacientes con taponamientos nasales

tienen una obstrucción parcial o completa de la vía respiratoria

nasal, pero esto es especialmente significativo en los pacientes con

AOS, quienes requieren unos cuidados más dependientes para la

observación de la vía respiratoria y puede que tengan unas vías

respiratorias nasofaríngeas incorporadas al taponamiento nasal.

La mayor parte de los procedimientos de cirugía nasal no

suele asociarse a un dolor postoperatorio intenso, y la analge­

sia suele lograrse con paracetamol y un AINE. Se debería mante­

ner una vía intravenosa hasta la retirada del taponamiento nasal

por si se produce una hemorragia imprevista.

Cirugía faríngea y de la cabeza

y el cuello

Los procedimientos faríngeos y de la cabeza y el cuello pueden

dividirse del siguiente modo:

1. Procedimientos intraorales: amigdalectomía, adenoidecto-

mía y cirugía palatina.

2. Procedimientos laríngeos: lesiones laríngeas benignas,

malignas y estenóticas, así como cirugía con láser.

3. Cabeza y cuello: cirugía parotídea y tiroidea, tumores de la

pared nasofaríngea, vaciamiento cervical, laringectomía y

faringolaringectomía.

Cirugía intraoral

Amigdalectomía

Las amígdalas y las vegetaciones adenoideas son parte del anillo de

Waldeyer de tejido linfoide situado alrededor de la faringe y suelen

ser foco de inflamación aguda y crónica. La amigdalectomía y la

adenoidectomía no son procedimientos menores; implican la exis-

tencia de una vía respiratoria compartida, a menudo en un niño

pequeño con un acceso difícil, síntomas de obstrucción de la vía

respiratoria y la posibilidad de contaminación con sangre de la

vía respiratoria inferior. La mortalidad asociada a la amigdalecto-

mía varía de 1:40.00

0 51

a 1:12.00

0 52

.

La amigdalectomía es una de las operaciones más habitua-

les y su indicación principal es la amigdalitis grave recidivante.

Otras indicaciones son la amigdalitis crónica, absceso periamig-

dalino, AOS y la realización de una biopsia amigdalina o la resec-

ción de un tumor. La adenoidectomía suele efectuarse en niños

que tienen signos de hipertrofia adenoidea causante de síntomas

como obstrucción nasal, respiración oral o AOS. A medida que el

niño crece, el espacio posnasal aumenta de tamaño en proporción

a las otras estructuras faríngeas y la adenoidectomía pocas veces

es necesaria

34 .

Un amplio estudio prospectivo sobre amigdalectomí

a 51

con

datos de 277 hospitales y más de 40.000 procedimientos de amigda-

lectomía o adenoamigdalectomía describió las indicaciones para estas

operaciones y sus complicaciones. Los niños menores de 5 años supu-

sieron el 23% de los procedimientos, los de 5-16 años el 49% y los

pacientes de 16 años y mayores, el 28%. La amigdalectomía aislada se

realizó en el 71 y en el 27% se efectuó una adenoamigdalectomía.

En los niños menores de 5 años de edad, el 61% de las amigdalecto-

mías se efectuaron por episodios recidivantes de amigdalitis aguda y

el 33% por síntomas de obstrucción faríngea. A medida que la edad

aumentaba, las indicaciones para la cirugía variaron, con un aumento

de las amigdalitis agudas recidivantes, las amigdalitis crónicas y los

abscesos periamigdalinos, pero se observaba un descenso de los sín-

tomas obstructivos faríngeos. Por lo general, en los niños las amígda-

las pueden disecarse y extirparse conmás facilidad que en los adultos,

en quienes el tejido suele aparecer cicatrizal y fibroso por las infec-

ciones repetidas, lo que puede explicar la mayor tasa de hemorragia

postoperatoria que se observa en el grupo de mayor edad.

Apnea obstructiva del sueño

En los niños, la hipertrofia amigdalina y adenoidea provoca grados

variables de obstrucción faríngea, que van de los ronquidos simples

a un síndrome de resistencia de la vía respiratoria superior, en el

que existe una obstrucción parcial de la misma. Cuando hay una

gran hipertrofia de adenoamigdalina, puede haber un cuadro de

AOS con ronquidos intensos persistentes interrumpidos por epi-

sodios de jadeos o de asfixia y períodos silentes de apnea. Los niños

y adultos con AOS tienen un mayor riesgo de complicaciones res-

piratorias postoperatoria

s 53 .

En la AOS grave, puede haber hipoxe-

mia, hipercapnia, hipertensión pulmonar y cor pulmonale. Estos

niños deberían controlarse en centros pediátricos especializados

con los medios adecuados de monitorización postoperatoria y de

cuidados intensivos.

Evaluación preoperatoria

La evaluación preoperatoria se dirige a identificar a los pacientes

con AOS, dientes sueltos, implantes dentales vulnerables, trastor-

nos hemorrágicos, anemia, infecciones activas y estado drepanocí-

tico. Las infecciones activas del tracto respiratorio aumentan el

riesgo hemorrágico y la cirugía debería posponerse. Algunos niños

poco colaboradores pueden requerir medicación sedante, pero no

debería administrarse a pacientes con AOS, a menos que se dis-

ponga de unos medios adecuados de observación y cuidados.

Anestesia general

Los principios de la anestesia para la amigdalectomía consisten en

mantener una profundidad anestésica suficiente para introducir un

abrebocas y evitar las respuestas hipertensivas, taquicardia e hiper-

tensión reflejas. Durante el procedimiento, se puede usar ventilación

con presión positiva intermitente o ventilación espontánea; al final

debe realizarse una inspección cuidadosa en busca de restos de

sangre. El momento y la forma de realizar la extubación son esen-

ciales para reducir la incidencia de laringoespasmo y es esencial

contar con unos cuidados de alta calidad durante la recuperación

para identificar los problemas en el postoperatorio inmediato.

La inducción de la anestesia puede realizarse por vía inhalatoria

o intravenosa. La inducción por vía i.v. con propofol y fentanilo con o

sinun relajantemuscular de corta duración proporciona una inducción

suave y rápida con una mínima irritabilidad de la vía respiratoria. La

inducción por vía inhalatoria se usa sobre todo en niños no colabora-

dores con un mal acceso venoso y en adultos con fobia a las agujas.

La inducción inhalatoria en presencia de una obstrucción

significativa de la vía respiratoria puede ser un procedimiento

difícil y prolongado. Los pacientes con AOS pueden presentar unas

respuestas ventilatorias hipóxica e hipercápnica reducidas y pueden

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