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Anestesia para la cirugía oftalmológica y otorrinolaringológica

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

programada. Las técnicas de ventilación a chorro transtraqueal

conllevan los máximos riesgos de barotraumatismo. Otros posibles

problemas son el bloqueo, acodamiento, infección, hemorragia e

imposibilidad de colocar el catéter. El uso de estas técnicas para la

cirugía laríngea endoscópica requiere una evaluación cuidadosa de

los posibles riesgos y beneficios.

Recuperación de la anestesia

Es fundamental conseguir un despertar y una recuperación suaves

de la anestesia en los pacientes que se han sometido a procedimien-

tos de la vía respiratoria en los que los perfiles de recuperación y las

tasas de reintubación son mucho mayores que en la población qui-

rúrgica general. El perfil de recuperación con una ML proporciona

un despertar suave de la anestesia y muchos autores recomiendan

la sustitución de los tubos de microlaringoscopia, endotraqueales y

de cirugía láser por una ML para la recuperació

n 33 .

Inhalación de cuerpos extraños

La aspiración de cuerpos extraños es la indicaciónmás frecuente para

realizar una broncoscopia en niños de 1-4 años de edad. Los cuerpos

extraños inhalados pueden enclavarse en la laringe, la tráquea, los

bronquios principales o las vías respiratorias de menor diámetro, y

sus efectos dependen de la duración, tipo y localización. Los cacahue-

tes son unos de los más frecuentes y, a medida que absorben agua, se

hinchan, se vuelven friables y provocan una irritación de la vía respi-

ratoria, por lo que requieren una extracción urgente. Los pacientes

con cuerpos extraños en la laringe o la tráquea presentan disnea

aguda, estridor, tos y cianosis. Puede que sea necesario realizar la

maniobra de Heimlich para eliminar la causa de la obstrucción. Si

ésta se sitúa en un bronquio, lo más probable es que el niño presente

sibilancias, tos y disnea, con signos de disminución de la entrada de

aire en el lado de la obstrucción. Las radiografías de tórax no siempre

muestran la lesión, porque la mayoría de los cuerpos extraños son

radiotransparentes, de modo que la historia clínica positiva y los

síntomas clínicos pueden ser los únicos elementos que guíen el diag-

nóstico. Es posible que el niño acuda más tarde al médico, si la obs-

trucción no plantea un problema funcional, con irritación de la

mucosa, edema y neumonitis en la zona distal a la obstrucción.

La extracción de un cuerpo extraño inhalado puede conver-

tir una obstrucción parcial en una más grave o incluso completa.

El principio general de la extracción de cuerpos extraños inhalados

durante la laringoscopia y la traqueobroncoscopia es mantener la

ventilación espontánea y reducir las posibilidades de empujar el

cuerpo extraño en sentido distal en la vía respiratoria. Sin embargo,

en la práctica, el mantenimiento de la ventilación espontánea en

una vía respiratoria que tenga una obstrucción crítica puede ser

muy difícil, y puede que se precise aplicar ventilación con presión

positiva intermitente. Algunos centros emplean de forma rutinaria

ventilación controlada con parálisis muscular

77 .

Hay que evitar el uso de premedicación sedante porque puede

precipitar una oclusión total de la vía respiratoria. La inducción suele

llevarse a cabo mediante una técnica inhalatoria con sevoflurano o

halotano con oxígeno. Cuando se logra un plano más profundo de

anestesia, se realiza la laringoscopia y se administra un anestésico

local tópico (lidocaína). Los anticolinérgicos intravenosos (atropina,

20

m

g/kg, o glucopirrolato, 10

m

g/kg) pueden ayudar a reducir las

secreciones y la bradicardia refleja asociadas a la manipulación ins-

trumental de la vía respiratoria. Es preciso llevar a cabo una obser-

vación y monitorización estrechas durante todo el procedimiento

para garantizar una profundidad correcta de la anestesia, con el fin

de evitar los movimientos, la tos y el laringoespasmo. Debido a la

menor duración de su efecto, el sevoflurano suele cambiarse por

isoflurano cuando se logra un plano profundo de anestesia. Para el

mantenimiento, se puede utilizar una infusión de propofol.

Algunos broncoscopios permiten conectar una pieza en T al

conducto lateral del broncoscopio, a través de la cual se pueden

introducir directamente oxígeno y fármacos volátiles hacia la tráquea

distal. De este modo, el broncoscopio actúa de forma similar a un

tubo endotraqueal sin balón. Sin embargo, algunos broncoscopios

no permiten la conexión de una pieza en T y se requieren técnicas de

insuflación. Los cuidados postoperatorios deben consistir en obser-

vación para detectar la aparición de edema de la vía respiratoria y la

administración por vía i.v. de esteroides (dexametasona, 0,1mg/kg)

y antibióticos, así como de oxígeno humidificado. Puede que se

necesiten cuidados postoperatorios de alta dependencia.

Epiglotitis

La epiglotitis aguda es una enfermedad inflamatoria aguda de la epi-

glotis, los aritenoides y los pliegues ariepiglóticos. Los síntomas pueden

iniciarse y progresar con rapidez y causar una obstrucción completa

de la vía respiratoria, hipoxemia y el fallecimiento. En los adultos, la

incidencia anual es de alrededor de 1/100.000 adulto

s 78 ,

aunque parece

estar en aumento debido al uso frecuente de antibióticos en la infancia,

con la incapacidad asociada de desarrollar inmunidad frente a

Hae-

mophilus influenzae

. Los adultos y los niños presentan dolor faríngeo,

fiebre, disfagia, babeo, abertura bucal, voz en «patata caliente», estridor

y dificultad respiratoria. Los pacientes suelen adoptar la posición en

trípode (sedestación con las manos extendidas). En los niños, el prin-

cipal diagnóstico diferencial es la laringotraqueobronquitis (crup). El

diagnóstico se realiza a partir de la anamnesis y la exploración física.

Debería disponerse de un anestesista y un cirujano ORL expertos. En

los niños, no debería realizarse una laringoscopia indirecta, la coloca-

ción de vías intravenosas, una exploración orofaríngea, inyecciones

intramusculares ni radiografías laterales de cuello, porque un estrés

adicional puede precipitar una obstrucción completa de la vía respi-

ratoria. En los adultos colaboradores, puede ser beneficioso llevar a

cabo una laringoscopia muy cuidadosa con un fibroscopio flexible, la

colocación de vías intravenosas y una exploración orofaríngea deta-

llada por parte de personal experto.

Tanto en los adultos como en los niños, hay que hacer los

preparativos para una intubación difícil y una traqueotomía de

urgencia. La inducción inhalatoria con sevoflurano o halotano y

oxígeno comienza con el niño habitualmente en sedestación o en

la posición preferida. No se utiliza óxido nitroso. Después de la

inducción inhalatoria, se establecen los dispositivos adicionales de

monitorización y se colocan más vías intravenosas a medida que

la anestesia se profundiza. Se pueden administrar líquidos y atro-

pina intravenosa para reducir la posibilidad de una bradicardia

asociada con la intubación. La laringoscopia muestra una epiglotis

y pliegues ariepiglóticos tumefactos, con la típica imagen de «cereza

roja» de la epiglotis. A menudo no se observa la abertura glótica y

la única pista de su localización puede ser una pequeña burbuja de

moco durante la ventilación espontánea o al aplicar una suave

presión en el tórax del niño. Se debe colocar un tubo endotraqueal

sin balón, por lo general 1-3mmmenor de lo normal. Inicialmente,

el tubo es orotraqueal y cuando el niño está estable se cambia por

uno nasotraqueal, que es menos propenso a desplazarse durante

las siguientes 24-72 horas de ventilación en una unidad de cuida-

dos intensivos pediátricos. Hay que tomar muestras de la faringe y

sanguíneas, comenzar un tratamiento antibiótico y trasladar al

niño a una unidad de cuidados intensivos pediátricos.

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