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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

un bloqueo laríngeo con laringoscopia directa o una traqueotomía bajo

anestesia local, con el paciente despierto en todas estas técnicas.

Lesiones glóticas

Las enfermedades laríngeas sin síntomas ni signos de compromiso

de la vía respiratoria, como los tumores T1 y T2 precoces, pueden

tratarse con muchas técnicas anestésicas, como la inducción intrave-

nosa de la anestesia general y la colocación de un tubo endotraqueal

con balón o un tubo de cirugía láser. Como alternativa, se puede

utilizar una técnica de ventilación a chorro supraglótica o subglótica

para realizar una biopsia y resección con láser. Cuando los síntomas

o signos de la vía respiratoria sugieren la existencia de un compro-

miso de dicha vía con existencia de un grado significativo de obs-

trucción o estridor, las opciones anestésicas son limitadas.

Las técnicas fibroscópicas con el paciente despierto son ade-

cuadas para las lesiones de la cavidad oral, orofaríngeas y de la base

de la lengua, porque

pasan alrededor

de la masa, pero puede que

sean inadecuadas para las enfermedades laríngeas obstructivas

avanzadas, en las que el fibroscopio tiene que

pasar a través

de la

masa, lo que causa una oclusión completa de la vía respiratori

a 87 .

Es difícil lograr una buena anestesia tópica, y la intubación fibros-

cópica a través de un gran tumor vascular, necrótico, friable y con

distorsión de la anatomía es complicada desde el punto de vista

técnico. Las técnicas de intubación fibroscópica con el paciente

despierto se asocian a morbilidad y mortalida

d 88 .

Algunos investigadores han usado técnicas de inducción

inhalatoria para los casos de obstrucción de la vía respiratoria en

las que se mantiene la ventilación espontánea durante todo el pro-

cedimient

o 87

. La inducción inhalatoria para los tumores laríngeos

avanzados con obstrucción de la vía respiratoria es difícil y supone

un desafío. Los posibles problemas fisiológicos son la reducción del

flujo aéreo con la ventilación espontánea, el aumento de la colap-

sabilidad de la vía respiratoria, el aumento del trabajo respiratorio,

la inestabilidad crítica en puntos de estrechamiento, que causa un

mayor colapso de la vía respiratoria, y una reducción de la capaci-

dad funcional residua

l 89 .

La inducción es lenta, con períodos de

apnea y los episodios de obstrucción son frecuentes.

Existen controversias sobre la idoneidad de sustituir la propia

ventilación del paciente por una ventilación con mascarilla y bolsa.

Mantener la ventilación espontánea durante todo el procedimiento

es la ventaja teórica inherente de esta técnica. Sin embargo, sustituir

la ventilación permite una profundidad anestésica adecuada para

realizar más deprisa la laringoscopia, lo que evita los largos períodos

de ventilación espontánea a la espera de lograr una profundidad

adecuada de la anestesia en los que el paciente puede inestabilizarse.

La administración de un relajante muscular proporciona una

ventilación y condiciones de intubación óptimas. Calder y Yenti

s 90

han expuesto su opinión sobre la medida, considerada como una

«práctica segura», de no administrar relajantes musculares hasta

documentar la ventilación por mascarilla facial, y expusieron que

la ventaja teórica no se obtiene en la práctica. Estos autores citaron

dos estudio

s 91,92

que analizaban la incidencia y la predicción de una

ventilación difícil e imposible con mascarilla facial en los que

ningún paciente despertó, y sugirieron que cuando un paciente

tiene una obstrucción de la vía respiratoria, no es probable esperar

que se despierte, y se debe hacer algo para ventilar los pulmones

antes de que se produzca una desaturación catastrófic

a 90 .

Una vez lograda una profundidad adecuada de anestesia, se

realiza la laringoscopia. La mayor probabilidad de éxito suele corres-

ponder al primer intento, cuando la hemorragia, traumatismo y

tumefacción son mínimos. Puede ser útil utilizar una bujía elástica

de goma o un fiador. Si no se logra intubar al paciente, se debe

realizar una traqueotomía urgente, por lo que el cirujano debería

estar con los guantes puestos y preparado para intervenir de inmediato.

La colocación de un catéter transtraquea

l 93,94

bajo anestesia

local a un nivel situado por debajo del borde distal del tumor es una

técnica descrita para los casos de vía respiratoria difícil. El catéter

se suele colocar a nivel del segundo o tercer anillo traqueal, evitando

el tumor, así como el riesgo de hemorragia y de diseminación

tumoral. Cuando la colocación del catéter se ha confirmado con el

paciente despierto mediante la gráfica de capnografía teleespirato-

ria, se inicia la inducción intravenosa. Después de la inducción, se

comienza la ventilación a chorro a través del catéter transtraqueal.

Lo ideal es llevarlo a cabo con un ventilador de alta frecuencia con

una parada automatizada a un límite de presión de pausa preselec-

cionado para reducir la incidencia de barotraumatismo. Un aneste-

sista experto debería permanecer a la cabecera del paciente, para

asegurar la permeabilidad e idoneidad de la vía respiratoria superior

mediante la elevación de la barbilla, una pulsión mandibular o bien

con la colocación de una cánula oral o nasal.

Lesiones subglóticas y traqueales altas

Las lesiones de la subglotis suelen ser una extensión de las lesiones

glóticas, y los problemas y principios anestésicos son similares. Las

estenosis laringotraqueales adquiridas de la glotis, subglotis y porción

superior de la tráquea tienenuna incidencia de alrededor de 1/200.000

adulto

s 95 .

Después de la intubación, se producen cambios inespecífi-

cos en la glotis y la subglotis que producen edema y ulceración

superficial, lo que deriva en la formación de tejido de granulación,

que progresa hacia un tejido cicatrizal firme. El tratamiento quirúr-

gico de estos pacientes consiste en: 1) resección con láser, 2) dilatación

seriada, 3) inserción de endoprótesis, 4) quimioterapia tópica (mito-

micina), 5) resección de las áreas de estenosis con anastomosis

término-terminal y 6) homoinjertos traqueales. Los pacientes con

una estenosis laringotraqueal avanzada pueden tener diámetros tra-

queales de 2-4mm, y el control de la vía respiratoria suele consistir

en el uso de una técnica de ventilación a chorro supraglótica.

Lesiones de la porción media e inferior

de la tráquea

La obstrucción traqueal puede estar causada por lesiones origina-

das en la propia tráquea o por compresión debida a estructuras o

tumores circundantes. La vía respiratoria superior suele ser normal

en la laringoscopia, y los problemas son secundarios a la incapaci-

dad de pasar un tubo endotraqueal y a las dificultades de colocar

una vía respiratoria quirúrgica por debajo de la obstrucción. En

tales casos debe plantearse la intubación con fibroscopia en el

paciente despierto, aunque puede ser imposible. Puede que se

precise un broncoscopio rígido para asegurar la vía respiratoria.

Las lesiones traqueales inferiores y las masas mediastínicas debe-

rían tratarse en centros especializados en cirugía torácica.

Traqueotomía

Cuando existe un compromiso grave y potencialmente mortal de la

vía respiratoria, puede que esté indicado realizar una traqueotomía.

Lo ideal es realizar este procedimiento bajo anestesia general, lo que

permite al cirujano unas condiciones quirúrgicas óptimas; sin

embargo, puede que la anestesia general sea insegura y que conlleve