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Anestesia para la cirugía oftalmológica y otorrinolaringológica

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Sección IV

Anestesia por subespecialidades en el adulto

Sistema cerrado

Las ventajas de un sistema cerrado son: 1) es una técnica rutinaria

para todos los anestesistas, 2) protege la vía respiratoria inferior,

3) permite el control de la vía respiratoria, 4) se controla la venti-

lación y 5) hay una contaminación mínima por agentes volátiles.

Los inconvenientes de un sistema cerrado son: 1) el acceso quirúr-

gico y la visibilidad de la lesión pueden ser limitados, 2) con los

tubos de pequeño diámetro puede que se precise una presión de

insuflación elevada, 3) lesión de las cuerdas vocales relacionada con

el tubo durante la intubación y 4) riesgo de incendio de la vía

respiratoria por el láser.

Sistema abierto

Las ventajas de un sistema abierto son: 1) seguridad con el uso

del láser, 2) menor riesgo de traumatismo relacionado con el tubo

y 3) visualización completa de la laringe. Los inconvenientes son:

1) la vía respiratoria inferior no está protegida y 2) se precisan unos

conocimientos, equipamiento y experiencia especializados. La

decisión de si usar una técnica cerrada o abierta depende de la

experiencia del anestesista y del cirujano, del equipo disponible, de

los requisitos para el acceso quirúrgico, así como del tamaño, movi-

lidad, vascularidad y localización de la lesión.

La técnica escogida para cualquier procedimiento dado no es

absoluta y puede tener que modificarse cuando cambian los requi-

sitos quirúrgicos y anestésicos. Por ejemplo, un sistema abierto con

el que se use ventilación a chorro para tratar una lesión considerada

avascular puede que deba cambiarse por un sistema cerrado en el

que se use un tubo endotraqueal con balón si la lesión sangra de

forma profusa y existe un riesgo considerable de contaminar el árbol

traqueobronquial. Por el contrario, puede que un sistema en el que

se use un tubo endotraqueal con balón se deba cambiar durante la

intervención por un sistema abierto si el tubo oculta la lesión y

dificulta en gran medida o incluso impide la operación.

Para la mayoría de las lesiones benignas de las cuerdas

vocales y las lesiones malignas precoces (lesiones T1 y mayor parte

de las T2), la obstrucción de la vía respiratoria no es una caracte-

rística típica y la mayoría de las técnicas descritas son apropiadas.

Una técnica de inducción intravenosa es adecuada para las lesiones

en las que no se prevé una obstrucción de la vía respiratoria.

Después de una preoxigenación e inducción intravenosa de la anes-

tesia, se realiza una laringoscopia para visualizar la lesión, estable-

cer el grado de la laringoscopia y administrar un anestésico local

tópico (lidocaína). Se debe confirmar la lesión, porque la enferme-

dad puede haber progresado desde la última consulta ambulatoria

del paciente, y es posible que deba cambiarse el plan anestésico. La

anestesia local tópica reduce los reflejos de la vía respiratoria y

mejora el perfil de recuperación.

Sistema cerrado: técnicas de intubación

Tubos de microlaringoscopia

Los tubos de microlaringoscopia son largos, tienen un diámetro

interno y externo pequeño, y cuentan con un diseño específico para

los procedimientos endoscópicos. Por lo general, se utilizan tubos

de 4-5mm de diámetro interno con balones de alto volumen y baja

presión en sus versiones nasal u oral. Estos tubos no son adecuados

para la cirugía con láser.

Tubos para cirugía con láser

(v. también

cap. 67)

La microcirugía con láser de la vía respiratoria permite cortar,

coagular y sellar de un modo preciso y con poco edema postope-

ratorio. Los láseres se utilizan para la resección de papilomas, lesio-

nes vasculares de las cuerdas vocales, granulomas y carcinomas

laríngeos. Los láseres de dióxido de carbono son los más utilizados en

la cirugía de la vía respiratoria y se apuntan hacia la glotis orien-

tándolos con espejos que forman parte del microscopio quirúrgico.

El uso del láser se asocia a dos riesgos principales: en primer lugar,

el riesgo para el paciente de que se produzca un incendio de la vía

respiratoria inducido por el láser y, en segundo lugar, el riesgo para

el personal del quirófano, así como para el paciente, de la radiación

láser desviada. El personal del quirófano debe ser consciente de

estos peligros y se deberían tomar precauciones específicas para

evitarlos. Antes de su uso, se debería confirmar el alineamiento del

láser de dióxido de carbono con el rayo trazador visible. Las áreas

desprotegidas de la cara y el cuello del paciente deberían cubrirse

con compresas húmedas.

Para que se produzca un incendio de la vía respiratoria

deben estar presentes los tres componentes del triángulo del incen-

dio: combustible, oxidante y fuente de ignición. La llama transitoria

de los depósitos de grasa que se observa en ocasiones en la vía

respiratoria es autolimitada y no produce un incendio en llamarada

en dicha vía con independencia de la concentración ambiental de

oxígeno. Para que se produzca dicho incendio, debe estar presente

un material extraño no metálico, como un tubo endotraqueal.

A fin de minimizar estos riesgos, la concentración inspira-

toria de oxígeno debería ser la mínima que mantenga unas satura-

ciones de oxígeno adecuadas, y se debería utilizar aire en lugar de

óxido nitroso. La posible fuente de combustible debería tener pro-

piedades de resistencia al láser (tubos para la cirugía con láser) o

retirarse (técnica de ventilación supraglótica a chorro). El único

tubo no inflamable y

a prueba de láser

es el tubo Norton comple-

tamente metálico, que carece de balón. La mayoría de los tubos

para la cirugía con láser tienen propiedades de

resistencia al láser

alrededor del vástago, pero pueden arder cuando reciben una

energía láser mantenida, sobre todo alrededor del balón, que está

desprotegido. Los tubos para cirugía láser que se comercializan

tienen manuales de información sobre el producto que describen

las propiedades de resistencia al láser a diferentes ajustes de poten-

cia y con distintos tipos de láser. Los anestesistas que realicen

procedimientos donde se usan láseres para la cirugía de la vía

respiratoria deberían estar familiarizados con las causas de los

incendios de la vía respiratoria, las limitaciones de los tubos resis-

tentes al láser y los simulacros de incendio en la vía respiratoria.

Sistemas abiertos: técnicas sin intubación

Ventilación espontánea y técnica de insuflación

La ventilación espontánea y las técnicas de insuflación son útiles

para la extracción de cuerpos extraños, la evaluación de la diná-

mica de la vía respiratoria (traqueomalacia), así como para la resec-

ción de lesiones glóticas y subglóticas sin compromiso respiratorio.

La técnica requiere que el paciente respire de forma espontánea

y proporciona una visualización clara y sin obstáculos de la glotis.

La inducción inhalatoria se comienza con sevoflurano y

oxígeno al 100%. Una vez alcanzada una profundidad adecuada de

la anestesia (lo que se determina mediante la observación clínica

de la frecuencia y profundidad de la respiración), se realiza una

laringoscopia y se aplica lidocaína tópica por encima, por debajo y

a nivel de las cuerdas vocales. Se administra oxígeno al 100%

mediante una mascarilla facial con ventilación espontánea y la

anestesia se continúa mediante inhalación (insuflación) o por vía

i.v. (infusión de propofol). Cuando se logra una profundidad ade-

cuada de la anestesia (lo que se determina de nuevo mediante

observaciones clínicas), el cirujano lleva a cabo una laringoscopia

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