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Anestesia por subespecialidades en el adulto

IV

tolerar la hipoxia y la hipercapnia con pocos intentos de aumentar

la frecuencia respiratoria o el volumen corriente. La pérdida precoz

del tono muscular de la vía respiratoria superior exacerba aún más

los peligros de la inducción inhalatoria. Durante la ventilación

espontánea, es preciso realizar una observación constante de la

bolsa reservorio, sobre todo durante la inserción del abrebocas para

identificar una obstrucción.

La amigdalectomía suele sermás dolorosa en adultos y requiere

una considerable analgesia de forma intra y postoperatoria. Suele ser

necesario usar opioides intraoperatorios, incluida la morfina.

Antiinflamatorios no esteroideos

Los AINE suelen utilizarse como analgésicos tras la amigdalecto-

mía. A pesar de ello, su uso es controvertido por la preocupación

sobre la mayor frecuencia de hemorragia en el postoperatorio

debido a la inhibición de la agregación plaquetaria. Moiniche y

cols

. 54 ,

en un metaanálisis con datos de 25 estudios, se centraron

en cuatro criterios de valoración de hemorragia (pérdida de sangre

intraoperatoria, hemorragia postoperatoria, ingreso en el hospital

y reintervención por hemorragia) y concluyeron que el riesgo de

hemorragia tras la amigdalectomía era equívoco, pero había ciertas

evidencias indicativas de una mayor probabilidad de reinterven-

ción debido a una hemorragia. Otros autores tampoco han obser-

vado un aumento significativo del riesgo de hemorragia con

AIN

E 55,56

, aunque se ha demostrado que la aspirina aumenta dicho

riesg

o 56

y no debería utilizarse en la amigdalectomía. Parece que

los AINE no provocan un aumento significativo de hemorragia

postoperatori

a 54-56 ,

se asocian a menos náuseas y vómitos en com-

paración con otros analgésico

s 55

y suelen tolerarse bien.

Esteroides

Se ha investigado el papel de los esteroides (dosis i.v. única de

dexametasona de 0,05-0,15mg/kg) para mejorar la recuperación

tras la amigdalectomí

a 57-59

. Los esteroides disminuyen los vómitos

postoperatorio

s 57,58

, aumentan la tolerancia a la dieta normal y

disminuyen el dolo

r 59 .

Náuseas y vómitos postoperatorios

Se ha descrito el uso de varias intervenciones antieméticas después

de la amigdalectomía. Bolton y cols

. 60

han observado evidencias

convincentes del efecto antiemético profiláctico de la dexameta-

sona y de los antagonistas serotoninérgicos ondansetrón, granise-

trón, tropisetrón y dolasetrón. Se ha visto que la metoclopramida

es efica

z 60 ,

aunque el ondansetrón (0,15mg/kg) era superior a la

metoclopramida (0,25mg/kg

) 61,62

. Los pacientes deberían estar

bien hidratados, recibir una analgesia convencional sin opioides y

recibir una fluidoterapia i.v. continua hasta que reanuden la ingesta

oral normal.

Antibióticos

Aunque la administración rutinaria de antibióticos es habitual, no

deja de ser controvertida. No se ha observado ninguna reducción

del dolor o de los requisitos de analgésicos; sin embargo, sí se ha

apreciado una disminución de la halitosis, la fiebre y una reanuda-

ción de la ingesta oral normal 1 día ante

s 63,64

.

Laringoespasmo y estridor postextubación

En la amigdalectomía, la incidencia de laringoespasmo y estridor

tras la retirada del tubo endotraqueal es mayor que después de la

recuperación con una ML flexible

65-69 .

La incidencia descrita de

laringoespasmo después de la extubación rutinaria de un tubo

endotraqueal después de la amigdalectomía en los grupos control

es del 12-25

% 5-7,70-72 .

Los intentos de reducir la incidencia de larin-

goespasmo han consistido tanto en el uso de anestesia tópica en la

vía respiratoria superio

r 6,71

(limitando el reflejo exagerado de cierre

glótico y el laringoespasmo subsiguiente), o en la administración

de sustancias intravenosas cerca de la extubación (para incremen-

tar la profundidad de la anestesia y limitar el laringoespasmo

mediado por el reflejo de cierre glótico

) 5,7,70,72

. La lidocaína tópica

(4mg/kg) puede utilizarse en concentraciones del 2-4% y es igual

de eficaz que su uso i.v. (1mg/kg

) 6

sin los efectos sedantes. También

se ha sugerido el uso de magnesio i.v

. 7 ,

dosis subhipnóticas de

propofol

72

y lidocaína

5,6,70,71

como sustancias para reducir la inci-

dencia de laringoespasmo postextubación.

Vía respiratoria: elección de un tubo endotraqueal

o de una mascarilla laríngea flexible

La elección de un tubo endotraqueal o de una ML flexible depende

de la experiencia del anestesista, el cirujano y el personal de la sala de

recuperación. El uso de una ML flexible para la amigdalectomía es

una técnica de nivel avanzado; la ML flexible sólo debería utilizarla

un anestesista experto y familiarizado con la inserción y el mante-

nimiento del dispositivo, así como por un cirujano capaz de traba-

jar alrededor de este sistema. En los niños pequeños, un anestesista

inexperto no debería utilizar una ML flexible.

Tubo endotraqueal.

 El tubo endotraqueal con curvatura infe-

rior es el método más utilizado para mantener la vía respiratoria

durante la amigdalectomí

a 73 .

Para los anestesistas inexpertos, un

tubo endotraqueal es más fácil de introducir que una ML flexible,

es más resistente a la compresión por el abrebocas, tiene menos

probabilidades de obstruirse durante la intervención y ocupa

menos espacio en la orofaringe que una ML flexible.

Al final de la operación, la extubación del tubo endotraqueal

se realiza después de una inspección y laringoscopia cuidadosas

para asegurarse de la ausencia de coágulos de sangre. El niño se

coloca en decúbito lateral izquierdo o semiprono («posición de

amigdalectomía»), con la cabeza ligeramente declive, y se suele

situar una almohada bajo el tórax para permitir que la sangre o las

secreciones drenen y se expulsen. La extubación puede realizarse

con el paciente «despierto» o «profundo». La extubación profunda

se asocia a menos complicaciones de la vía respiratori

a 8 ,

pero deja

la vía respiratoria inferior desprotegida.

Mascarilla laríngea flexible.

 El uso de una ML flexible para

la amigdalectomía requiere colaboración y una atención meticu-

losa a los detalles por parte del anestesista y el cirujan

o 74 .

El ciru-

jano debe tener un cuidado especial al colocar y abrir el abrebocas,

así como durante la manipulación intraoperatoria del mismo. En

un 2-20% de los caso

s 65-67

se produce una obstrucción mecánica

durante el uso del abrebocas de amígdalas, aunque en la mayoría

de los casos es corregible. También se ha descrito que el acceso al

polo inferior de la amígdala es más difíci

l 75 .

Las ventajas de utilizar

una ML flexible para la amigdalectomía son: 1) evitar el uso de

relajantes musculares, 2) mejor perfil de recuperación con menos

episodios de broncoespasmo, laringoespasmo, hemorragia y desa-

turación, 3) menor aspiración de sangre en comparación con un

tubo endotraqueal sin balón y 4) mejor protección de la vía respi-

ratoria frente a la sangre y las secreciones hasta que el paciente esté

despiert

o 65-69

.

La ML flexible se extrae cuando los pacientes abren los ojos

al darles la orden de hacerlo. El balón debe mantenerse inflado para

permitir que la sangre y las secreciones de su lámina posterior se

aspiren a medida que la ML se extrae de la boca.