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© ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito

equianalgésica de opioides (distintas vías de administración de un

opioide o conversión entre dos opioides diferentes); sin embargo,

estas tablas sólo proporcionan estimaciones para asistir al personal

sanitario al iniciar la dosificación de opioide

s 183 .

Los pacientes con tolerancia a opioides suelen requerir

niveles analgésicos postoperatorios mayores, como una dosis de

demanda mayo

r 28,182

. Los pacientes pueden precisar un ajuste fre-

cuente (p. ej., dos o tres veces al día) de la dosis de demanda de

PCA intravenosa o una infusión continua, según las necesidades

analgésicas. Existe una variabilidad interindividual como respuesta

a diferentes opioides, y si se toma la decisión de cambiar de opioide,

la elección del mismo probablemente no sea tan esencial como

utilizar una dosis equianalgésica. Los pacientes pueden experimen-

tar distintos efectos secundarios con diversos opioides, y la rotación

a otro opioide puede ser razonable si el paciente no tolera el primer

opioid

e 184 .

Los fármacos coadyuvantes, como los AINE, deberían

administrarse de forma programada regularmente para optimizar

la eficacia analgésica y, posiblemente, proporcionar un efecto de

ahorro de opioides. El uso de técnicas de anestesia regional con

opioides neuroaxiales puede producir una analgesia excelente en

los pacientes con tolerancia a opioides, al mismo tiempo que pre-

viene los síntomas de abstinenci

a 185 .

Después de que el paciente haya iniciado la ingesta oral,

debe iniciarse la conversión de los opioides intravenosos a otra

forma (es decir, orales, transdérmicos o ambas) que sea más ade-

cuada para dar el alta. Los pacientes con tolerancia a opioides

pueden pasar, generalmente, a una formulación de opioides de

liberación mantenida (es decir, morfina de liberación mantenida

o fentanilo transdérmico) y opioides de acción corta y liberación

inmediata administrados a demanda. Aunque la conversión de un

opioide intravenoso a una forma oral o transdérmica puede reali-

zarse durante un período de 1-2 días en los pacientes con toleran-

cia a opioides, este proceso puede llevar varios días en casos muy

difíciles. Pasar un opioide de una forma intravenosa a una forma

oral o transdérmica no es una ciencia exacta, y las tablas de con-

versión disponibles pueden servir sólo como una guía aproxi-

mada, debido a la gran variabilidad entre pacientes y en un mismo

paciente en la sensibilidad a los opioides, la falta de tolerancia

cruzada completa entre opioides (lo que puede dar lugar a una

potencia mayor de lo esperado de un nuevo opioide) y los cambios

en los niveles de dolor, que pueden disminuir rápidamente en el

período postoperatorio inmediat

o 183 .

Debido a estos factores,

puede ser razonable un punto de inicio en pacientes cuyo dolor

esté razonablemente controlado la conversión de aproximada-

mente el 50-75% de la dosis equianalgésica en una preparación de

liberación sostenida del opioide o un parche de fentanilo trans-

dérmico, con el resto convertido en un opioide de acción corta

administrado a demanda, aunque puede ser necesaria una dosifi-

cación adicional.

Pacientes pediátricos

Como en los adultos, existe infratratamiento del dolor agudo en un

porcentaje sustancial de niños (v. también

cap. 72 ) 186 .

Además de

las diferencias anatómicas, fisiológicas, farmacodinámicas y farma-

cocinéticas entre los niños y los adultos, existen barreras únicas

para los pacientes pediátricos que pueden interferir en el control

eficaz del dolor postoperatorio. El control del dolor postoperatorio

es esencial en el paciente pediátrico porque un mal control del

mismo puede provocar un aumento de la morbimortalida

d 181,187

.

Una de las mayores barreras para el control del dolor en los

pacientes pediátricos son los mitos de que los niños y los lactantes

no sienten dolor, de que el dolor no es recordado y de que no

existen consecuencias adversas por experimentar dolo

r 186 .

Estos

mitos y otras asunciones incorrectas acerca del dolor en pacientes

pediátricos pueden dificultar el tratamiento del mismo. Debido a

las diferencias de desarrollo, cognitivas y emocionales, la valora-

ción del dolor en pacientes pediátricos puede ser difícil. Los

pacientes pediátricos pueden tener dificultad a la hora de concep-

tuar y cuantificar una experiencia subjetiva como el dolor. La falta

de valoración y reevaluación rutinarias del dolor puede interferir

en el control eficaz del dolor agud

o 186 .

Se dispone de escalas espe-

ciales para asistir a la autovaloración del dolor en los niños peque-

ños; sin embargo, la interpretación de los parámetros de conducta

y fisiológicos puede utilizarse para estimar la intensidad del dolor

en los niños que no hablan o en aquellos que no son capaces de

autovalorar su dolor.

Debe discutirse un plan con la familia y el paciente para el

control del dolor postoperatorio antes de la cirugía, porque los

pacientes pediátricos pueden tener mucha ansiedad en relación

con el dolor y el uso de analgésicos después de la cirugía. En

general, la vía oral es la preferida para la administración de anal-

gésicos para dolor de leve a moderado. La analgesia intravenosa o

regional resulta apropiada para dolor postoperatorio de moderado

a grav

e 186 .

El uso de inyecciones intramusculares es altamente

desaconsejable, debido al dolor asociado a la inyección y a la

variable absorción de la medicación analgésica. El miedo a las

agujas puede inhibir el control del dolor postoperatorio, ya que los

pacientes pediátricos pueden preferir sufrirlo en silencio antes que

recibir una inyección intramuscular dolorosa y que provoca ansie-

dad. Explicar los efectos secundarios relacionados con la medica-

ción es fundamental para aliviar el estrés asociado al paciente y

mejorar la conformidad con el tratamiento analgésico post­

operatorio.

El uso de dispositivos de PCA intravenosa permite indivi-

dualizar las necesidades analgésicas y a menudo ofrece autonomía

a los pacientes pediátricos. Con 4 años, los niños ya tienen las

capacidades cognitivas y físicas para utilizar de forma apropiada

un dispositivo de PCA intravenos

a 188 .

Aunque es el referente con

el que se comparan otros opioides, la morfina no parece tener una

ventaja analgésica sobre otros opioides (p. ej., hidromorfona)

cuando se administra en dosis equianalgésica

s 189 .

Debido a la toxi-

cidad de sus metabolitos, la meperidina no es un opioide de elec-

ción en el control del dolor agudo de los pacientes pediátrico

s 186 .

A diferencia de los pacientes adultos, el uso inicial de una infusión

de base o continua, además de la dosis de demanda de la PCA

intravenosa, parece ser más aceptable en pacientes pediátrico

s 188 .

Algunos datos sugieren que añadir una infusión continua a una

PCA intravenosa se asocia a una mejoría del sueñ

o 190 ,

pero otros

estudios demuestran una mayor incidencia de náuseas, sedación e

hipoxemia al añadir una infusión continu

a 191 .

Ninguno de estos

ensayos demuestra una analgesia superior al añadir una infusión

continua. La analgesia controlada por la enfermera o un familiar

también es eficaz, y puede utilizarse en determinadas circunstan-

cias, aunque puede ser necesaria una monitorización cercana del

paciente, ya que la depresión respiratoria significativa aparece en

aproximadamente el 1,7% de los paciente

s 192 .

Para pacientes pediátricos incapaces de utilizar una PCA

intravenosa, la administración de opioides intravenosos en infu-

sión continua o intermitente resulta eficaz para proporcionar

analgesia postoperatori

a 193 .

Aunque puede aparecer depresión res-

piratoria con opioides independientemente de la vía de adminis-

tración, la depresión respiratoria clínicamente significativa en

enfermos pediátricos es rar

a 188 .

A diferencia de los adultos, los

pacientes pediátricos no parecen mostrar múltiples episodios de

desaturación de oxígeno significativa desde el punto de vista clínico

en el postoperatorio cuando se tratan con opioides neuroaxiales,

intravenosos o intramusculare

s 194 .

El uso de agentes analgésicos no

opioides, como los AINE o el paracetamol, puede mejorar la anal-

gesia global, disminuir la cantidad de opioide usada en el postope-

ratorio y reducir algunos de los efectos secundarios relacionados

Dolor postoperatorio agudo

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Sección VI

Cuidados postoperatorios